El pasado 11 y 12 de
julio, la Misión Internacional, que la Rel-UITA integró, investigó la situación
de los derechos humanos en el Bajo Aguán y presentó su Informe Final ante
diferentes instancias del Parlamento Europeo y la sociedad hondureña. Para
analizar los alcances del trabajo desarrollado por la Misión, Sirel conversó con
Gilberto Ríos, director ejecutivo de FIAN Honduras.
-¿Qué importancia das a la presencia de la Misión Internacional en el Bajo Aguán
y la presentación del Informe?
-La presencia de organizaciones internacionales siempre es importante. Si bien
no se ha podido detener la violencia, seguimos sosteniendo, y las organizaciones
campesinas lo reconocen, que de no haber estado ahí, los muertos y otros tipos
de violaciones a los derechos humanos en el Bajo Aguán hubieran sido mayores.
Además, la presentación del Informe Final oficializa la cantidad de violaciones
y limita las especulaciones y los rumores. Todos estos datos son el resultado de
un profundo trabajo de campo realizado por organizaciones serias y de reconocido
prestigio internacional, que han investigado, confirmado y ratificado
posteriormente estos resultados.
Después de haber dado a conocer públicamente el contenido del Informe a nivel
nacional e internacional, vamos a ir a la zona de nuevo a entregar copias a los
que son los verdaderos protagonistas, es decir las organizaciones campesinas.
-Es importante que las bases campesinas se enteren de los resultados logrados
con este trabajo de investigación…
-Es muy importante y vamos a aprovechar la ocasión para anunciar que muy pronto
se instalará un Observatorio en el Bajo Aguán. Vamos a contar con un campamento
para personas ligadas a organizaciones internacionales, que se dedican a la
observación y acompañamiento para prevenir las violaciones de los derechos
humanos.
Aquí no se trata -como dijo una parlamentaria
europea- de falta de recursos económicos de las instancias
gubernamentales encargadas de investigar las violaciones e impartir
justicia, sino de la falta de voluntad de cumplir con estas
obligaciones. |
-El Informe hace mucho énfasis en el tema de la impunidad y la misma Subcomisión
de Derechos Humanos de la Eurocámara expresó su fuerte preocupación. ¿De qué
manera la publicación del Informe puede ayudar a que se comience a investigar
los delitos en el Bajo Aguán?
-Puede ser un elemento importante para que organismos supranacionales aumenten
su presión sobre el Estado hondureño, exigiendo el cese de la impunidad y el
cumplimiento de los convenios y declaraciones internacionales ratificadas por
Honduras.
Aquí no se trata -como dijo una parlamentaria europea- de falta de recursos
económicos de las instancias gubernamentales encargadas de investigar las
violaciones e impartir justicia, sino de la falta de voluntad de cumplir con
estas obligaciones.
Durante la investigación de la
Misión Internacional
nos hemos reunido con
diferentes instancias de la Fiscalía y averiguamos la falta de investigación e
información sobre las violaciones que se dan en el Bajo Aguán. Informes
incompletos y casos de asesinatos por los que siquiera se abrió un expediente.
Nosotros no somos jueces y no estamos juzgando ni atacando a las personas, sino
a las deficiencias institucionales que se han intensificado después del golpe de
Estado. Es evidente que no hay interés a investigar, documentar y perseguir a
los culpables.
-¿Qué hacer para que se cambie de rumbo?
-La violencia en el Bajo Aguán es mucho más profunda y compleja de lo que se
cree. Va a existir violencia hasta que no se resuelva la problemática agraria.
En el Bajo Aguán tenemos contabilizados por lo menos 11 conflictos agrarios y no
vamos a poder resolver esa situación abordando caso por caso, sino a través de
la implementación de una política pública de desarrollo rural, que deberá contar
con los componentes de reforma agraria y apoyo público a los más débiles, que
son los campesinos.
Cualquier política de desarrollo rural debe incluir a estos elementos, que marca
la diferencia entre las organizaciones de derechos humanos y sindicales y
aquellas que impulsan el modelo neoliberal.
Por años nos han
vendido la idea de que el desarrollo pasa por la inversión de grandes
empresarios, la concentración de la propiedad de la tierra y los recursos
naturales en pocas manos y la supuesta creación masiva de puestos de trabajo.
En este país y en el
mundo entero se ha comprobado que es mentira.
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