Tras haber
logrado escapar de sus secuestradores y todavía agotado física y
psicológicamente por la experiencia límite vivida en las últimas 48 horas, el
dirigente campesino del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) y del
Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), Juan Ramón Chinchilla, accedió a
hablar desde algún lugar de Honduras con Sirel.
-¿Puedes
relatar cómo fue que te secuestraron?
-En la tarde
del sábado 8 de enero fui a visitar a unos amigos en un centro comercial.
Saliendo de allí me dirigí en mi motocicleta hacia la comunidad de La
Concepción, pero me percaté de que me venían siguiendo.
Casi llegando a
La Concepción me topé con un carro atravesado en la carretera. Fue en ese
momento cuando me di cuenta de que entre las palmeras había gente que me estaba
apuntando con armas.
-¿Qué pasó
después?
-Me detuve y
dejé caer la motocicleta al suelo. Varios hombres encapuchados me agarraron, le
dispararon a la moto y me montaron a un vehículo, cubriéndome el rostro para que
no viera hacia dónde nos dirigíamos.
Eran muchas
personas, casi todas vestían uniformes de militares, polícias y de las
guardias privadas de Miguel Facussé. Arrancaron el vehículo y manejaron
aproximadamente unos 40 minutos en dirección de Trujillo. Llegamos a un lugar
aislado, me metieron a una bodega y comenzaron a hacerme muchas preguntas.
-¿Qué querían
saber?
-Si teníamos
armas, de dónde salían las informaciones que se subían a internet y qué cantidad
de campesinos estaban organizados. Tenían muchas fotos mías y de otras personas.
Se veía que estaban bien organizados y que el operativo había sido
minuciosamente preparado.
-¿Cuándo fue
que te golpearon?
-Fue el domingo
9 por la tarde. Me levantaron y me enseñaron una mesa donde tenían herramientas
de tortura. Comenzaron a hablar entre ellos. Decían: ¿qué vamos a hacer primero?
¿Le vamos a arrancar una uña o lo vamos a quemar?
Después
comenzaron a golpearme en la cara, me quemaron el pelo, me decían que me iban a
hechar gasolina en la cabeza y que me iban a quemar. Me golpearon en la espalda
con un tolete. Había varios extranjeros. Algunos hablaban en inglés, mientras
que otros hablaban un idioma que no logré entender.
-¿Cómo fue que
lograste escapar?
-En la noche
del domingo me sacaron de la bodega y fuimos caminando en la oscuridad. Logré
escuchar una conversación en la que decían que por el momento la orden era de no
matarme, así que me animé.
Subimos a un
cerro y como no estaba amarrado, aproveché la oscuridad para comenzar a correr
entrando a un bosque que estaba cerca. Los hombres me persiguieron disparando,
pero logré esconderme. Corrí y caminé por mucho tiempo hasta que encontré a
alguien que me ayudó y me pude comunicar con los compañeros.
-¿Cuál crees
que ha sido el objetivo de este secuestro?
-Estamos en una
lucha contra de los terratenientes. Sabemos que nuestros enemigos son Miguel
Facussé, René Morales y Reinaldo Canales, y que el gobierno
está a favor de ellos y no del pueblo.
El departamento
ha sido militarizado dos veces y sabemos que van a usar cualquier instrumento
para acabar con nuestra lucha. Tenían fotos y mucha información sobre nuestras
organizaciones y sus integrantes. Quieren intimidarnos.
-Tu secuestro
ha generado una fuerte corriente de solidaridad y de denuncia a nivel nacional e
internacional. ¿Crees que de alguna manera contribuyó a detener la mano homicida
de tus secuestradores?
-Ellos estaban
preocupados por la presión a nivel nacional e internacional. Estaban
monitoreando las noticias por internet y por radio, y es por eso que el domingo
decidieron trasladarme a otro lugar. Creo también que toda esta presión
contribuyó a que no me pasara algo más grave.
Agradezco
infinitamente a todas las personas y organizaciones nacionales e internacionales
que se han movilizado, así como a los medios que han denunciado mi secuestro.
La lucha
siempre sigue. No me voy a detener, más bien hay que seguir con más fuerza.
Tenemos que mantenernos unidos, porque sólo de esa manera podemos sacar adelante
a nuestro país.
No aceptamos el
golpe de Estado y nunca lo aceptaremos, aunque nos maten. Nunca voy a dejar la
lucha. Mejor la muerte que la traición.
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