La
investigación realizada por la Misión Internacional de Derechos Humanos en el
Bajo Aguán, evidenció un estado de total indefensión de las familias campesinas,
cuyos derechos son sistemáticamente violados en medio de una creciente
impunidad. La historia de Juan Chinchilla es un claro ejemplo de esta trágica
situación.
Juan Chinchilla,
miembro del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) e integrante
del Comité Ejecutivo provisional del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP),
fue secuestrado el pasado 8 de enero por grupos paramilitares y efectivos de las
fuerzas de seguridad pública.
Golpeado y
torturado, finalmente logró escapar de sus captores. Después de dos meses de su
secuestro, Chinchilla sigue viviendo en semiclandestinidad.
Aceptó conversar
con Sirel para denunciar a nivel internacional el estado de indefensión
en que se encuentra, y su firme propósito de no abandonar la lucha.
-Han pasado dos
meses de tu secuestro. ¿Sientes que tu vida aún está en peligro?
-Las amenazas son
constantes. Envían mensajes por celular advirtiéndoles a mis amigos que preparen
las bolsas porque me van a recoger en pedazos. Vigilan la casa de mis padres y
el asentamiento en donde vivo con mi familia.
Hace pocos días,
desconocidos hicieron disparos contra el vehículo en que me transportaba. Es
evidente que me están vigilando y que conocen mis movimientos. Siento que mi
vida aún está en peligro.
-¿Cómo estás
logrando llevar adelante tu vida en medio de esta persecución?
-Sé que con mis
compañeros estamos en medio de una lucha y que en cualquier momento podemos ser
asesinados. Estoy tomando medidas de seguridad para no ser un blanco fácil.
-¿Por qué crees
que se está dando este tipo de persecución contra tu persona?
-Soy parte del
MUCA y de la Resistencia, cuyos objetivos son cambiar y refundar este país
para tener una vida digna. Todo eso choca con los intereses de los sectores
empresariales del Valle del Aguán, que están coordinados con los cuerpos
represores del Estado.
Hace pocos días,
desconocidos hicieron disparos contra el vehículo en que me
transportaba. Es evidente que me están vigilando y que conocen mis
movimientos. Siento que mi vida aún está en peligro. |
Hasta hemos visto
helicópteros de Estados Unidos sobrevolando la zona y no hay dudas que en
el país hay cuerpos paramilitares extranjeros que asesoran las operaciones
represivas.
También, el
FNRP no reconoce el régimen de Porfirio Lobo, rechaza las medidas
antipopulares que está adoptando, y desde ya estamos desconociendo las
elecciones del 2013.
Siguen reprimiendo
y asesinando al pueblo, y quieren descalificar y criminalizar nuestra lucha
diciendo que tenemos armas. Las solas armas que hay en el Bajo Aguán son las que
tienen los guardas de seguridad de los productores palmeros y los agentes
extranjeros.
-La Misión
Internacional constató la sistemática violación de derechos humanos y la
impunidad que rige en la zona. ¿Crees que valió la pena arriesgar tu vida por
esa lucha?
-Estoy consciente
de lo que hago y he dicho que si me toca dar la vida lo voy a hacer. Sé que en
el Valle del Aguán hay una gran cantidad de familias que no tienen tierra y que
en Honduras más del 75 por ciento de la gente vive en extrema pobreza.
Han militarizado
la zona, han reprimido y asesinado. Nuestra lucha es para cambiar esta
situación. Arriesgar mi vida para este objetivo es para mí un orgullo.
-¿Qué importancia
tiene para esa lucha la solidaridad internacional y la presencia de esta Misión?
-Es muy importante
y agradezco este esfuerzo porque nos ayuda a dar a conocer a nivel mundial lo
que está pasando. Esta Misión nos anima a seguir luchando, pues está con
nosotros y con el pueblo.
También hago un
llamado a nivel internacional para que no se siga financiando a este régimen, ni
a las empresas que están involucradas en la represión.
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