Al
conflicto en la Finca Palo Alto en Colombia, se suma ahora
otra situación de violencia que involucra a las plantaciones
de Palma Africana. Desde Honduras, se nos informa que más de
20 mil hectáreas sembradas con palma africana en la región
del Bajo Aguán, en el departamento norteño del Atlántico
hondureño, son escenario de uno de los tantos conflictos
agrarios que afligen a ese país. El ex presidente
constitucional Manuel Zelaya Rosales había tratado de
encontrar una solución impulsando el Decreto legislativo
18-2008 sobre la mora agraria, y a través de negociaciones
tripartitas entre organizaciones campesinas, empresarios y
el Instituto Nacional Agrario (INA).
Rudy Hernández |
Yony Rivas |
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El golpe de Estado paralizó e hizo retroceder los avances
logrados en los últimos años. El Movimiento Unificado
Campesino del Aguán (MUCA), afiliado a la Central
Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC), retomó la
lucha para la recuperación de las tierras usurpadas por
empresarios golpistas.
Con el apoyo solidario de la Resistencia, los integrantes del
MUCA iniciaron la recuperación de esas 20 mil
hectáreas y fueron
víctimas de tres desalojos violentos por parte del Ejército
y la Policía, que dejaron un saldo de varios heridos.
Pese a la represión sistemática, el MUCA sigue firme
en la defensa de sus derechos sobre las tierras en
conflicto, denunciando al mismo tiempo las
continuas violaciones a los
derechos laborales de los trabajadores en las plantaciones
de Palma Africana
y la situación de extrema pobreza en la que vive la
población de la zona, a la que en su momento los
empresarios Miguel Facussé,
René Morales y Reynaldo Canales vendieron el sueño de que
este monocultivo iba a resolver todos sus problemas.
Sirel
dialogó sobre esta situación con Yony Rivas y Rudy
Hernández, miembros del Movimiento Unificado Campesino
del Aguán (MUCA).
-Hace
pocos días hubo otro desalojo violento. ¿Cómo ocurrió?
-YR: Ante la paralización de las negociaciones a raíz
del golpe de Estado, el pasado 9 de diciembre decidimos
retomar la lucha para recuperar las tierras que nos
pertenecen en las márgenes derecha e izquierda del río Aguán.
Fuimos desalojados
violentamente el 8 de enero, mientras que el 14 del mismo
mes decidimos abandonar el lugar antes de la llegada de la
Policía para evitar un baño de sangre.
Sin embargo, seguimos planeando nuevas acciones y el 27 de
enero, aprovechando que toda la atención estaba puesta en la
toma de posesión del presidente Porfirio Lobo Sosa,
volvimos a retomarnos la tierra.
A las pocas horas llegó
la Policía y nos reprimió salvajemente. Cuatro compañeros
salieron heridos de bala y uno de ellos, Marco Antonio
Estrada, se encuentra muy grave por un disparo en la cabeza.
Seguimos bajo un régimen que responde a los intereses de la
oligarquía nacional. Tenemos toda la documentación que nos
otorga derechos sobre esta tierra que fue usurpada por los
empresarios Miguel Facussé, René Morales y
Reynaldo Canales. Un total de 20 mil hectáreas, en su
mayoría ahora sembrada con Palma Africana.
-¿En qué
condiciones vive la población en estas zonas?
-RH: Hay falta de empleo, pobreza y hambruna, y estas
urgencias nos obligan a luchar para recuperar nuestras
tierras y también para implementar proyectos de producción
de alimentos. Cuando estas tierras eran de los campesinos,
más del 60 por ciento servía para producir granos básicos,
mientras que una parte se sembraba con Palma Africana para
generar ingresos inmediatos y satisfacer otras necesidades.
Ahora, la
producción de granos básicos casi ha desaparecido.
-En el
acto de donación a Honduras de una planta para refinar
aceite de Palma Africana, el presidente de Colombia, Álvaro
Uribe, habló de la posibilidad de que los pequeños
productores se asociaran con los grandes empresarios para
que les ayudaran con semillas, abono y capacitación. ¿Es
algo real en Honduras?
-RH: Es algo imposible. Hace años, las cooperativas de
estas zonas estaban reunidas en Coapalma, una empresa
campesina que en aquel tiempo era la única que producía
aceite de palma.
Cuando la tierra de 28 cooperativas pasó a manos de los
grandes empresarios ellos construyeron sus fábricas, y en su
intento de acaparar todo el mercado subieron los precios
para que los pequeños productores dejaran de vender su
producción a Coapalma. La empresa de los campesinos
estuvo a punto de quebrar.
En toda la zona disminuyó drásticamente el circulante, la
gente entró a trabajar como jornaleros en las plantaciones y
nunca vimos el crecimiento que habían prometido.
Más bien creció el desempleo
y el subempleo, el hambre y la desesperación, porque ahora a
los trabajadores el dinero no les alcanza ni para comprar la
comida para todo el mes.
Ese tipo de producción genera riqueza solamente para los
grandes empresarios, y es mentira que van a tener una
alianza con los pobres, porque su objetivo es acaparar todo.
Es por eso que tenemos que recuperar nuestras tierras, y
aunque en el pasado el miedo a la represión ha paralizado a
mucha gente, ahora el pueblo ha despertado y sabemos que
tenemos que volver a tener el control de los medios de
producción.
Cuando miramos la tierra,
no miramos la Palma, sino la tierra misma, para trabajarla
junto con nuestras familias y así volver a recuperar
confianza. Es necesario que al lado de la Palma se
desarrollen proyectos que nos saquen de la crisis
alimentaria. Es por eso que no vamos a parar nuestra lucha.
La Palma Africana genera riqueza solamente para
los grandes empresarios, y es mentira que van a
tener una alianza con los pobres, porque su
objetivo es acaparar todo. |
-¿Cómo
son las condiciones de trabajo en las plantaciones de palma?
-YR: Hay una
situación de gran explotación. Casi todos los trabajadores
son jornaleros que no gozan de ningún derecho, ni de
prestaciones. Ganan un promedio de 5,5 dólares diarios y su
salario ni siquiera se acerca al salario mínimo nacional que
el presidente Manuel Zelaya había aumentado por decreto.
Trabajan desde las 5 de la mañana a la una de la tarde
cumpliendo tareas muy pesadas y sin ninguna garantía de
poder mantener el trabajo.
En mi caso, tengo una hermana que trabajó tres años en la
planta extractora propiedad del empresario Miguel Facussé.
Cuando se percataron de que era simpatizante de los
movimientos de recuperación de tierra, la despidieron sin
pagarle nada de lo que le debían.
Últimamente se han visto
también muchos casos en los cuales, para evadir el pago de
prestaciones y la cotización al seguro, los empresarios
contratan a una persona permanente para que después les
pague a los otros trabajadores que, de esta manera, quedan
sin ningún tipo de protección. Igual a lo que pasa en
Colombia.
-¿Qué
acciones van a tomar en el futuro?
-YR: Estamos listos para retomar la negociación que se
detuvo a raíz del golpe de Estado. Sin embargo, si no hay
voluntad del gobierno para retomarla, estamos dispuestos a
seguir con nuestra lucha para la recuperación de nuestras
tierras.
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