Uruguay
El Plan
Agroenergético Nacional en los anuncios del presidente
Vázquez
Coherencia y esperanza |
La decisión que anunció el Presidente en Bella Unión va en
la senda de lo que el gobierno había prometido y confluye
con los objetivos del Plan Agroenergético Nacional (PAN):
crear trabajo digno en el campo y contribuir a aliviar la
cuenta petrolera.
Nos alegra mucho, en primer lugar por la gente trabajadora
de Bella Unión, porque permitirá revertir la penosa
situación socioeconómica que padece la zona, y además por
sentir que su lucha está empezando a dar resultados.
En el análisis de los anuncios resaltan, entre otros, tres
aspectos: el incremento en 1.500 hectáreas de la superficie
a ser plantada con caña de azúcar, la financiación y el
destino de la producción aumentada de caña.
PRODUCCIÓN
DE CAÑA DE AZÚCAR
Decimos desde hace tiempo que la caña tiene futuro en el
Uruguay, y no sólo porque con ella se produce azúcar sino
por las otras muchas posibilidades de industrialización que
ofrece y que ya se implementan en numerosos países. Pero
sobre todo por las insuperables oportunidades de trabajo que
crea. Bella Unión es un ejemplo dramático en ese sentido. No
hubo “reconversión” que sustituyera a la caña, y los
trabajadores y trabajadoras de esa zona lo tuvieron que
sufrir.
LA FINANCIACIÓN
Tanto el Presidente como el ministro José Mujica enfatizaron
que los créditos (no subsidios) que otorgará el BROU
serán rigurosamente estudiados caso a caso, y controlado su
uso para que se destinen al fin propuesto. Agregaron que el
dinero pertenece a todo el pueblo, y para cumplir esta
función se creará un organismo regulador con participación
del MGAP y el BROU. Con mucho acierto, Mujica les exigió
responsabilidad a los beneficiarios de los créditos,
haciéndoles notar que no pueden perder la oportunidad
histórica que se les ofrece.
EL DESTINO DE LA
PRODUCCIÓN DE CAÑA DE AZÚCAR
El doctor Vázquez, los directores de ANCAP, Daniel Martínez
y Raúl Sendic, y el subsecretario del MGAP, Ernesto Agazzi,
enfatizaron que el aumento de la producción de caña deberá
servir a varios objetivos, además del obvio del azúcar. En
el que más énfasis se puso fue en la producción de alcohol
carburante para ser mezclado con combustibles derivados del
petróleo, uno de los puntos fundamentales de la propuesta
del PAN. Los directores de ANCAP anunciaron la instalación
de una destilería de alcoholes en algún lugar de Artigas
para 2006.
PROSPECTIVA DEL
PAN
En un lapso de diez años los gobiernos y las organizaciones
sociales deberán ampliar el alcance de lo propuesto para
abarcar otras zonas del territorio, y a mayor cantidad de
población. No sería socialmente justo que nos quedáramos en
Bella Unión. Por otra parte, las divisas que no se irían en
pago de petróleo se volcarían en nuestro propio campo,
fomentando desarrollo económico y social. Veamos cómo puede
darse esto:
a) TODO EL PAÍS
En diez años deberían fomentarse cultivos azucarados y
forrajeros aptos para ser desarrollados en las zonas
elegidas. Se ha difundido extensamente por diferentes medios
que el PAN sostiene que la caña de azúcar, los sorgos dulce
y forrajero y las remolachas azucarera y forrajera y sus
nuevas variedades, especialmente adaptadas a los diferentes
suelos y climas del país, constituyen las materias primas
básicas para el desarrollo de la propuesta. No es el
gobierno de turno el que debería determinar esto, sino las
fuerzas sociales que quieran emprender este camino tomando
el ejemplo de Bella Unión, por tratarse de los agentes
fundamentales para la producción de las materias primas.
El PAN, con la enorme colaboración de la Unión Internacional
de Trabajadores de la Alimentación y Agricultura (UITA) y la
Universidad de la República, a través de la Facultad de
Ingeniería, ha encontrado productores y trabajadores
dispuestos a lanzarse a producir en varios departamentos. En
algunos de ellos habría que instalar destilerías que exigen
fuertes inversiones, pero no es ésta la única alternativa.
Una propuesta, nacida de nuestro grupo, podría ser: “Hagamos
como en el caso de la leche”. Lo producido en
microdestilerías o microprocesadoras, alcoholes varios y
jarabes azucarados serán transportados a una destilería
grande, centralizada, terminando el proceso en alcohol
carburante u otro tipo de alcohol industrial o potable. Así,
la producción de alcoholes se difundiría por todo el país,
creándose la base para una industria inexistente hoy en
Uruguay: la alcoenergética y alcoquímica. Las plantas
grandes, centralizadas, no tendrían que ser más de 4 o 5,
incluyendo a las pioneras de ANCAP. Agazzi dice: “Hay
ofertas de empresarios privados importantes que han
planteado invertir para producir alcohol en Uruguay”.
b) TODO EL AÑO
Tanto el trabajo agrícola como el industrial no deberían, en
teoría, detenerse nunca, porque en cada zona se producirían
las materias primas que coordinadamente y sin intermitencias
en sus cosechas pueden hacer funcionar esas microempresas y
a la destilería centralizada, sin interrupciones y durante
todo el año. No sólo se obtendrían beneficios sociales por
disminuir la zafralidad, sino que se asentaría gente en
poblados y ciudades con servicios esenciales. También se
mejorarían los costos de producción de los alcoholes, al
emplearse la instalación productiva mucho más tiempo.
CONCLUSIÓN
Al cabo de diez años se podría estar produciendo alcohol
carburante como para sustituir un porcentaje importante de
combustibles derivados del petróleo. Si tomáramos como
hipótesis alcanzar una producción de 140.000 metros cúbicos
anuales de alcohol carburante, este esfuerzo demandaría de
40 a 45.000 hectáreas de tierras de cultivo, cuatro
destilerías de 120 metros cúbicos de capacidad por día, un
sinnúmero de microempresas, y generaría más de 10.000
puestos de trabajo asalariado directo y miles adicionales
indirectos. El ahorro directo en divisas al cabo de diez
años no se puede estimar, pero, a cifras de hoy, si
sustituyéramos sólo el 5 por ciento del gasoil que se
consume actualmente el país ahorraría unos 34 millones de
dólares por año.
Rómulo Ferreira
© Rel-UITA
17 de junio de 2005