La
Evaluación Internacional del Conocimiento, la Ciencia y la
Tecnología en el Desarrollo Agrícola (IAASTD)1,
presentada el 15 de abril en Johannesburgo, Sudáfrica,
propone reinventar la agricultura para alimentar al mundo
El estudio,
conocido mientras se hacen evidentes los efectos del cambio
climático y de la crisis alimentaria en numerosos países,
está dedicado a hacer frente a los múltiples desafíos que
implican alimentar a la creciente población mundial de
manera sustentable. Para la evaluación se recurrió al
conocimiento y a la experiencia de unos 400 científicos y
otros expertos. En el proceso participaron delegados de
países del Norte industrializado y del Sur en desarrollo,
organizaciones de la sociedad civil y representantes del
sector privado. Además, los científicos integraron
conocimientos y prácticas tradicionales en un primer intento
de reunir a todos los actores involucrados en la temática
para tratar la cuestión de la seguridad alimentaria.
Los
participantes realizaron cinco evaluaciones regionales y un
informe adicional de síntesis de 110 páginas. Entre las 22
conclusiones a las que llega la evaluación, que pauta una
nueva dirección para el desarrollo futuro de la agricultura,
la IAASTD señala que el enfoque dominante, industrial
a gran escala, no es sustentable, pues depende del petróleo
barato, tiene efectos negativos sobre el ecosistema y agrava
la creciente escasez de agua. En cambio, deben
reconsiderarse los monocultivos y favorecer los ecosistemas
agrícolas que combinan la producción de alimentos con
impedir la contaminación del recurso hídrico y la
preservación de la biodiversidad, al tiempo que mejoran el
sustento de los pobres.
La IAASTD
señala que el enfoque dominante, industrial a
gran escala, no es sustentable, pues depende del
petróleo barato, tiene efectos negativos sobre
el ecosistema y agrava la creciente escasez de
agua |
“Teniendo en
cuenta los desafíos futuros, fue muy claro para todos que
seguir haciendo lo mismo no es una opción”, dijo a IPS
Hans Herren, uno de los presidentes de la IAASTD.
El experto participó en el plenario intergubernamental
realizado del 7 al 12 de abril en Johannesburgo para
revisar las conclusiones de la evaluación que se presentará
próximamente.
Los
suministros mundiales de alimentos son adecuados. Pero 850
millones de personas siguen con hambre y sufren desnutrición
porque no pueden acceder, o costearse, los recursos
alimenticios necesarios, añadió Herren, también
presidente del la organización Millennium Institute,
con sede en Arlington, Estados Unidos.
Concentrarse sólo en mejorar el rendimiento de los cultivos
no solucionará el problema. “Necesitamos mejorar la calidad
de los alimentos en los lugares correctos”, apuntó. El
rendimiento no puede ser el único factor para medir el éxito
de la explotación agrícola, remarcó el representante de la
organización ambientalista Greenpeace Internacional,
Jan van Aken. Debe considerarse hasta qué punto la
agricultura promueve las necesidades nutricionales, añadió.
Se pueden
cultivar 70 especies de verduras, frutas y hierbas en un
pedazo de tierra de media hectárea en Tailandia, lo
que brinda una alimentación mucho mejor y para más personas
que si se destina la misma superficie al cultivo de arroz de
alto rendimiento. La evaluación señala, además, que los
expertos en agronomía y tecnología no sólo deben trabajar
con agricultores locales, sino también con economistas,
expertos en asuntos sociales, de salud, gobiernos y de la
sociedad civil. “Esos problemas no pueden solucionarse sólo
en los ministerios de agricultura”, indicó Judi Wakhungu,
la otra presidente de la IAASTD, y también directora
ejecutiva del Centro Africano de Estudios Tecnológicos, con
sede en Nairobi. “Se necesita liderazgo para cambiar
las cosas”, añadió, al reconocer que la mayoría de los
gobiernos, centros de estudio y otros actores vinculados al
sector agrícola no están acostumbrados al trabajo conjunto y
suelen competir por financiación.
Hubo
desacuerdos en el plenario por los siempre polémicos asuntos
de comercio y biotecnología. De hecho, un largo y tenso
debate casi termina con el encuentro. Representantes de
Washington y Canberra objetaron la redacción del
informe de síntesis, que cuestiona si el uso de cultivos
alimenticios genéticamente modificados es saludable y
seguro. Ese asunto, junto a otros desafíos en materia
comercial, estuvo en el centro de intensos debates en los
tres años que duró el proceso de evaluación. Los documentos
finales reflejan evidencias científicas.
El informe sostiene que la biotecnología tiene
un papel que desempeñar en el futuro, pero sigue
siendo muy discutida |
El informe
sostiene que la biotecnología tiene un papel que desempeñar
en el futuro, pero sigue siendo muy discutida. Como la
información sobre los cultivos genéticamente modificados es
confusa, el documento agrega que las patentes causan
problemas para agricultores e investigadores. Syngenta
y otras grandes compañías de pesticidas y de biotecnología
abandonaron el proceso de evaluación el año pasado. El
plenario superó el impasse cuando ambos países accedieron a
poner una nota al pie de página que deja constancia de sus
reservas acerca de la redacción. También acordaron aceptar
el informe en su totalidad, junto a Canadá y
Swazilandia. “Nuestro gobierno defiende esto aunque
tengamos reservas acerca de ciertas partes”, señaló el
delegado australiano.
Los otros 60
países representados en el plenario adoptaron el informe.
“Estoy atónita. Nunca pensé que se aprobaría”, señaló
Janice Jiggins, del Departamento de Ciencias Sociales de
la Universidad de Wageningen en Holanda, y una
de los expertos que trabajaron en la revisión del
conocimiento global en materia de agricultura y sus efectos
en todo el mundo. También contó con el aval de la sociedad
civil. “Tenemos una postura muy fuerte contra los organismos
genéticamente modificados, pero accedimos a aceptar la
síntesis con los resultados del informe porque era neutral”,
señaló Van Aken. “No estamos contentos con todo, pero
concordamos con el consenso científico expresado en el
documento”.
La IAASTD
pasa de poner a prueba la resistencia de investigadores a
hacer lo mismo con la voluntad de los políticos. “Estos
documentos son como una Biblia con la que se puede negociar
con varias instituciones en mi país y transformar la
agricultura”, señaló en el plenario el delegado de Costa
Rica. Otros fueron más cautos acerca de las
posibilidades futuras de la evaluación, pero aun así tienen
esperanzas. “Ahora todos vamos en la misma dirección, aunque
algunos caminen y otros corran”, indicó Wakhungu.
Stephen Leahy
IPS
Terraviva
21 de
abril de 2008
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