Uruguay

Por un modelo alternativo

 

Si algo deja claro el reciente boom de las exportaciones de origen agropecuario unido al inocultable aumento del desempleo, de la caída del salario real de los trabajadores privados, y de la desnutrición infantil a lo largo y ancho del país, es que el actual modelo agroexportador, encierra brutales contradicciones y lejos de ser la "solución que el país necesita" como así lo definen sus panegiristas, debería ser sustancialmente transformado para que así lo fuera.

 

 

El modelo imperante no solo es malo porque el número de trabajadores empleados es escaso y los salarios pagados bajos o miserables, sino porque además impulsa la concentración y extranjerización sistemática del suelo nacional con la consiguiente expulsión de productores-pobladores rurales y, por si fuera poco, atenta contra el medio ambiente.

 

Transformarlo supone no solo terminar con un modelo exportador de "commodities", (productos con escasa incorporación de trabajo humano) lana, carne, rolos, etc. y sustituirlo por otro exportador de bienes terminados, (tejidos, comidas preparadas, muebles,) con la consiguiente instalación de cadenas agroindustriales desde el campo al puerto, sino también y principalmente, la sustitución del modelo de desarrollo agropecuario basado en el paradigma productivo de la "revolución verde" (fertilizantes, pesticidas, herbicidas, insumos importados ,etc.)  por otro que este centrado en la tecnología, economía y la geografía del Uruguay y su gente.

 

Está bien que el país exporte y exporte cada vez más, cuando con eso se paga lo que se debe y lo que consume y no se produce.  Lo que no está bien,  es que el crecimiento de las exportaciones se haga al precio de la ruina, de la emigración y de la miseria de los que trabajan y producen la riqueza.  De nada le sirve a los hijos del país  que se exporte cada vez más carne, madera y arroz, si de toda esa riqueza solo le quedan enfermedades, desocupación y salarios de hambre.  ¿Qué significado pueden tener los cientos de millones de dólares exportados en madera o carne para los asalariados de la forestación o para los miles de peones que trabajan por 70 pesos diarios en las estancias? ¿Qué pueden representar esos logros para los miles de productores familiares acollarados a un mercado interno cada vez más pobre y a los que el modelo sistemáticamente  sacrifica en el altar de la patria financiera?

 

Encontrar y construir una alternativa de crecimiento agropecuario que sea capaz de conciliar lo productivo con lo social, lo exportable con lo consumible, lo bueno para algunos con lo bueno para la mayoría, sin que la contracara del "desarrollo" sea la miseria rural y el despoblamiento de la campaña., es el gran desafío que el futuro del país y el nuevo gobierno tienen por delante. Hacemos votos para que la transformación de esta realidad reconocida en los documentos del EP/FA forme parte de sus preocupaciones más inmediatas. 

 

Andrés Figari*

Diario La República

13 de octubre de 2004

 

* Asociación de Funcionarios del Instituto Nacional de Colonización-  PIT-CNT

 

  

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