La
organización Oxfam Internacional presentó, el 16, el informe
"Precios de doble filo", en el que denuncia la falta de
protección
a los pequeños productores por parte de sus gobiernos y de
las instituciones financieras mundiales. El documento revela
que la escalada de los precios de los alimentos, lejos de
beneficiar a los pequeños agricultores de los países en
desarrollo, empeoró su situación y profundizó la pobreza y
la desigualdad de
290 millones de personas.
Según el
informe, el precio de los alimentos, bajo o alto, demostró
ser un arma de doble filo: sufren consumidores y productores
por igual. En el continente sudamericano, esta crisis afecta
de manera directa a las familias más pobres, que destinan
entre un 50 y un 70 por ciento de sus ingresos para comprar
alimentos y se ven forzadas a modificar su dieta con
alimentos de menor valor nutricional, reducir la cantidad de
comida y cortar el gasto en educación y en salud.
El documento destaca que la crisis no afecta a los países de
la misma manera. Algunos han resistido mejor porque en los
últimos 20 años invirtieron más en agricultura familiar y en
redes de protección social para los más pobres. El informe
cita el caso de Brasil, donde las políticas
fortalecieron el potencial agrario del país y donde la
agricultura familiar representa el 85 por ciento de las
propiedades, abastece al mercado interno y emplea al 70 por
ciento de la fuerza de trabajo del campo. Un estudio técnico
concluyó que el caso de Brasil demuestra que las
políticas agrarias pueden adaptarse a la diversidad y a la
heterogeneidad de la agricultura familiar.
Otra
conclusión del informe es que el encarecimiento de los
alimentos aumentó los niveles de pobreza en las zonas
rurales, en un escenario donde los mercados están
concentrados en pocas empresas y donde el aumento del
transporte y de los insumos agrícolas no permite a los
pequeños productores obtener lucros con el alza de los
precios. Las mujeres son las más perjudicadas, ya que recae
sobre ellas la responsabilidad de alimentar a la familia y
frecuentemente son las primeras en reducir la cantidad de
alimentos.
Entre las
propuestas para la solución de la crisis, la Oxfam señala
que los gobiernos deben invertir en políticas agrarias y de
seguridad alimentaria para evitar que la pobreza rural y la
desigualdad se profundicen. Medidas para promover la
producción como créditos, precios mínimos, subsidios para
insumos e inversiones en infraestructura permiten enfrentar
mejor la crisis, según el informe.
La entidad
recomienda que la Unión Europea y Estados Unidos
no presionen a los países a firmar acuerdos comerciales que
afecten a su agricultura, al mismo tiempo que mantienen
altos sus subsidios. Caso contrario, los efectos sobre la
agricultura serán perversos, porque los mercados estarán
inundados de alimentos subvencionados.
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