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Uruguay
Los productores rurales
se organizan
“El regreso de los pollos
bailarines”
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El
Movimiento Agrícola del Uruguay (MADUR) es una de las
organizaciones más prometedoras dentro de la fermental “movida
de ideas hechas movimiento” que surgió en el contexto de la
crisis económica y social entrambos siglos. Severino Pereira y
Roberto Xavier, presidente y vicepresidente respectivamente,
explican por qué era necesaria una asociación alternativa a
las tradicionales.
El MADUR está
integrado por pequeños productores rurales y se autodefine como
artiguista y saravista1. Entre sus objetivos
principales figuran la lucha contra la concentración de la tierra en
manos extranjeras, el cultivo de soja transgénica y el mecanismo de
las sociedades anónimas, (las acciones al portador permiten a los
extranjeros comprar tierras uruguayas con notoria facilidad). El
MADUR también pretende incorporar en su plataforma reivindicativa
los temas género y juventud y contar en sus filas con la mayoría de
los productores de todos los sectores. Según Pereira y Xavier, su
organización está hecha para que el poder vaya “de abajo para
arriba”.
La organización se
gestó durante los años 1999 y 2000, en medio de las luchas de los
pequeños y medianos productores rurales contra la política económica
del gobierno, con la pretensión de convertirse en vía de expresión
de los sectores a los cuales las organizaciones tradicionales no
eran capaces de representar.
La Asociación Rural (ARU) es dirigida por grandes latifundistas,
mientras que la Federación Rural (FR) tiene una composición más
heterogénea. Según Pereira, esta última fue creada por la primera,
con fines políticos, para que actuara como gremial representativa de
los productores rurales, independientemente de su clasificación
social, pero en los hechos no representa a los pequeños productores.
El dirigente también cuestionó a la Comisión Nacional de Fomento
Rural (CNFR).
Xavier, por su
parte, señaló que “lo más legítimo y menos hipócrita es la ARU. Son
los terratenientes, la oligarquía rural. Ellos no lo disimulan, van
de frente, son coherentes con su ideología. Uno los puede acompañar
o combatir, pero debe respetar sus ideas. Ese respeto, en cambio, no
lo merecen los que se disfrazan, me refiero a la CNFR”.
Xavier inició el
relato de la gestación del MADUR recordando una anécdota que escuchó
de su padre, quien le contó de un antiguo circo de Montevideo que
tenía un número llamado “El show de los pollos bailarines”. Recuerda
Xavier que el espectáculo comenzaba al compás de la música y que
había unos pollos “que estaban ahí, y de repente empezaban a mover
las patas, cada vez con más fuerza mientras redoblaban unos tambores
aumentando el frenesí, hasta que al final los pollos empezaban a
saltar al ritmo de la música pero con todo, eh, a todo vapor. Era
una plancha de hierro con tres primus2 abajo”
(risas).
“Bueno, yo creo
que nosotros nos estamos moviendo como los pollos bailarines, por
aquello de que con el fuego no hay ningún lerdo. Digo esto en
relación con lo que fue el 13 de abril de 1999, aquella gran marcha
del agro sobre Montevideo. Antes habíamos asistido a todo un proceso
de creación de gremiales y después, el 9 de mayo de ese año, creamos
con Severino la lista 19, dentro de la FR, para intentar llevar a
esa organización más a favor de las mayorías. Nosotros éramos los
pollos saltando. Como decía Severino, si algo tuvo de bueno esta
política económica -nosotros decimos modelo económico- fue la de
habernos emparejado a todos.”
“Otro mojón, en
octubre del 98, fue la creación de la Intergremial de Productores de
Carne y Lana (IPCL), que terminó rompiendo el equilibrio en la
agropecuaria, porque ya la ARU y la FR no controlaban o, cuando
menos, mal representaban a la ganadería y a los ganaderos. Esto,
sumado a los estragos que el modelo económico estaba haciendo sobre
el agro y su gente, se ve salpicado por un hecho insoslayable: la
devaluación brasileña, el 13 de enero de 1999. Fue una chispa arriba
de la yesca: para nosotros, que éramos un poco bastante ‘brasildependientes’,
aquello fue el mazazo final.”
“Una de las
instituciones más orejanas3 era el Movimiento de
Productores del Norte No va Más, de Salto, tremendamente crítico de
todo el statu quo gremial, institucional, cómplice... Yo
diría que fueron unos visionarios que podrían ser sindicados como
una de las vertientes, y de las principales, del origen de lo que
fue el movimiento que desembocó en la marcha del 13 de abril del 99
y que hoy se continúa en el MADUR”.
Ese mismo día
falleció Luis Córdoba, quien fuera uno de los precursores del
movimiento. El dirigente sufrió un ataque cardíaco y murió en la
avenida 18 de Julio, principal de Montevideo, mientras se
desarrollaba la manifestación de los sectores agrícolas contra el
gobierno. Recuerda Xavier que Córdoba era un generador de ideas y
junto con Juan Magallanes constituyó “una dupla fantástica” dentro
del movimiento No Va Más. Cuando alguien le cuestionó la fecha
elegida para la marcha contestó: “estamos tan jodidos que la yeta no
va a ser peor que esto”. Cuarenta días antes se había empezado a
fraguar la histórica marcha.
“La IPCL tuvo un
protagonismo sin par en la marcha. Por supuesto -aclara Xavier-
junto a los Productores del Norte. Es interesante comprobar que se
habla de la marcha con mucho orgullo, con sabor a gesta, y que
además la cubre ya una pátina de historicidad, de ampulosa
distancia, como podría ser en el caso de los grandes
acontecimientos. Aunque se llevó a cabo el 13 de abril de 1999, se
habla de ella como si hubiera ocurrido unos cuantos años antes.
Otros dirigentes
importantes del MADUR, indica Xavier, son el padre Cabañas y el
teniente general (retirado) Daniel García, quien es actualmente
productor rural y ha cuestionado en forma pública el actual modelo
económico. Ellos, junto con los entrevistados y otros dirigentes,
integran lo que Xavier define como “la legión de los bichos raros”.
Pereira, por su
parte, señala que “existe una antinomia ciudad-campo que por suerte
se empezó a romper con la marcha del 99. En ese entonces, a
principios de marzo, estaba en formación la IPCL y -siendo yo de
Paysandú4- me invitaron a Tacuarembó, donde me
proclamaron presidente y me encomendaron los prolegómenos de la
marcha.
“Cuando iniciamos
la marcha -sigue Pereira- un oficial de la Policía nos dijo algo que
para mí era novedoso: si ustedes hubieran sido del PIT-CNT -la
central sindical- yo no tendría ningún problema en autorizarlos
porque el PIT se autocontrola. Pero a ustedes los desconocemos, no
sabemos quiénes son, cómo van a actuar, qué es lo que van a hacer.
Además, si vienen unos 300, 400 caballos, qué pasa si los caballos
se les empiezan a despatarrar en el hormigón. Nosotros creíamos que
íbamos a ser como dos mil. Faltando seis días para llegar a
Montevideo -la marcha se inició en el interior del país- ya éramos
unas cinco mil personas, a los cuatro días ya íbamos por los diez
mil y después perdimos la cuenta. En total participaron más de 40
mil personas, a juzgar por los datos de las vistas áreas de la
manifestación.”
“Ahí fue donde se
terminó la antinomia campo-ciudad, porque la gente de la ciudad
aplaudía el paso de la marcha. Ahí el gobierno perdió el tren, en el
sentido de que se mantuvo con una moneda fuerte -cuando era el
momento de devaluar–, mientras Brasil devaluaba, y ahí arrancó la
debacle del Uruguay.”
“Posteriormente
-sintetiza Xavier- hubo algunos episodios que jalonaron la
construcción del MADUR, como los diez cabildos realizados en el año
2000 en todo el país. Antes había sido importante la huelga de
hambre de Aramir5.”
El MADUR impulsa
una plataforma agropecuaria mediante diversas acciones y gestiones
basadas en una filosofía característica del medio en el cual
trabaja: “como dicen, concluye Xavier, el trabajo de campo requiere
paciencia: todo tiene su tiempo”.
Daniel
Figares
©
Rel-UITA
28 de octubre de
2003
NOTAS:
1
José Gervasio Artigas lideró la revolución independentista de 1811 y
es el héroe máximo de la República Oriental del Uruguay. Se le
considera el forjador de la nacionalidad uruguaya, habiendo legado
un notable conjunto de ideas y valores sobre la democracia y la
justicia social. Aparicio Saravia fue líder del Partido Nacional
(también llamado Blanco) y condujo la última revolución armada, en
1904, contra el gobierno del presidente “colorado” José Batlle y
Ordóñez. La gesta es recordada como expresión de la rebeldía de los
sectores agrarios contra las imposiciones de los “dotores” de la
capital.
2
Calentador a queroseno.
3
Orejano: res sin marcar, animal o persona arisca, huraña, por
extensión: independiente, que no sigue a caudillos ni reconoce la
ley.
4
Paysandú y Tacuarembó, departamentos del Uruguay, situados al norte
del río Negro, que divide al país en dos regiones cardinales bien
definidas.
5
Aramir Silva, presidente del Centro de Viticultores del Uruguay y de
la Asociación de Fomento y Defensa Agraria de Juanicó (AFYDAJ),
protagonizó una recordada huelga de hambre en demanda de la
refinanciación de las deudas de los productores agrícolas del
departamento de Canelones, al sur del país, limítrofe con la
capital.
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