Tenemos casi
seis millones de habitantes y producimos al año siete
millones de toneladas de soja. ¿Eso significa bienestar para
nuestra gente y una agricultura al servicio del país?
Internacionalmente para calibrar la riqueza de un país en la
producción agrícola se examinan una serie de parámetros. ¿Qué
se produce, quién lo produce, cómo se produce y cómo se
distribuye?
La soja es un alimento muy valioso, pero quizás por razones
culturales, nuestro pueblo no es afecto a su consumo y,
además, no puede sobrevivir alimentándose sólo de ella. Para
alimentar a nuestro pueblo son necesarios muchos otros
productos de la chacra.
Exportamos más de una tonelada de soja por
habitante y somos un país de gente desnutrida |
En Paraguay se siembra mucha, muchísima soja, en
grandes extensiones; en manos de una minoría -en buena
parte de extranjeros- que se llevan las ganancias a otra
parte. Además aquí se pagan unos impuestos muy bajos: 4 por
ciento. En otros países llegan a más del 20 por ciento.
La soja crece con la ayuda desmesurada de agrotóxicos que
están convirtiendo nuestras tierras en ceniza, produciendo
enfermedades debido a las fumigaciones constantes que
padecen los campesinos paraguayos que nada tienen que ver
con ella.
Prácticamente exportamos la soja como materia prima. Viaja
para Europa y China, como alimento de sus
vacas y pollos.
En resumen,
somos un país desnutrido que exporta el equivalente de más
de una tonelada de soja por habitante. La pregunta que
debemos hacernos: ¿Tenemos soberanía alimentaria?
Ciertamente, no.
Ha llegado la hora que nuestra agricultura se desarrolle de
un modo más solidario.
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