Después de siglos de opresión y resistencia, "las masas de
campesinos oprimidos y explotados", en una demostración de su
capacidad de articulación, de unidad política y de construcción de
una propuesta nacional, se reunieron en el "1er. Congreso
Nacional de Agricultores y Trabajadores Agrícolas sobre el carácter
de la Reforma Agraria", que fuera realizado en 1961, en Belo
Horizonte.
Ya en este primer Congreso los pueblos del campo, asumiendo un rol
de sujetos políticos, señalaron la centralidad de la tierra como un
espacio de vida, de producción y de identidad socio-cultural.
Esta unidad y fuerza política llevaron al gobierno de João
Goulart a incorporar la Reforma Agraria como parte de sus
reformas, contrariando los intereses de las elites y convirtiéndose
en uno de los elementos que llevaron al golpe de estado de 1964.
Los gobiernos golpistas persiguieron, torturaron, encarcelaron y
asesinaron líderes, pero no destruyeron el sueño, ni las luchas
campesinas por un pedazo de tierra.
Después de décadas de resistencia y denuncias de opresión, las
movilizaciones y luchas sociales han creado condiciones para la
reanudación y ampliación de la organización campesina, haciendo
emerger una diversidad de sujetos y temas.
Junto con la lucha por la Reforma Agraria, la lucha por la tierra y
el territorio se vienen afirmando sujetos como los sin tierra,
quilombolas, indígenas, recolectores, pescadores artesanales,
quebraderas, comunidades tradicionales, agricultores familiares,
campesinos, trabajadores rurales y otras personas del campo, aguas y
bosques.
En este proceso de formación de sujetos políticos, se afirman las
mujeres y los jóvenes en la lucha contra la cultura patriarcal, por
la visibilidad y la igualdad de derechos y la dignidad en el campo.
En una nueva demostración de capacidad de articulación y unidad
política, nosotros hombres y mujeres de todas las edades, nos
reunimos 51 años más tarde, en Brasilia, en el Encuentro Nacional
Unitario de Trabajadores, Pueblos del Campo, de las Aguas y los
Bosques, focalizando la lucha de clases por la tierra,
actualmente expresada como la lucha por la Reforma Agraria, Tierra,
Territorio y Dignidad.
Estamos construyendo la unidad en respuesta a los retos de la
desigualdad en la distribución de la tierra. Como en los años 60,
esta desigualdad permanece invariable, con una profundización de los
riesgos económicos, sociales, culturales y ambientales, como
consecuencia de la especialización primaria de la economía.
La primera década del Siglo XXI revela un proyecto de
reacondicionamiento de la modernización conservadora de la
agricultura, iniciada por los militares, interrumpida en la década
de los noventa y retomada como proyecto de expansión primario para
el sector externo en los últimos doce años, bajo el nombre de la
agroindustria, que es nuestro enemigo común.
Este proyecto, en su esencia, produce desigualdades en las
relaciones de propiedad con la tierra y con las relaciones sociales
en el medio rural, profundiza la dependencia externa y realiza una
explotación depredadora de la naturaleza.
Sus protagonistas son el capital financiero, las grandes cadenas de
producción y comercialización de materias primas globales, el
latifundio y el Estado brasileño en sus funciones de financiación
–incluyendo la asignación de recursos públicos para grandes
proyectos de infraestructura– y de (des) regulación de la tierra.
El proyecto capitalista en curso en el Brasil persigue la
acumulación de capital especializado en el sector primario, promueve
la sobre explotación agropecuaria, hidroeléctrica, minera y
petrolera.
Esta sobre explotación realizada en nombre de la necesidad de
equilibrar las transacciones externas, sirve a los intereses y al
dominio del capital extranjero en el campo a través del
agro-transnacional y el hidro-negocio.
Este diseño provoca el aplastamiento y la desterritorialización
de los trabajadores y trabajadoras de los pueblos del campo, de las
aguas y los bosques.
Sus consecuencias sociales y ambientales son la no ejecución de la
Reforma Agraria, la no demarcación y reconocimiento de territorios
indígenas y quilombolas, el incremento en la violencia, la violación
del territorio de los pescadores y pueblos de los bosques, el
debilitamiento de la agricultura familiar y campesina, la sujeción
de los trabajadores y consumidores a adquirir alimentos contaminados
y a convivir con la degradación ambiental.
Existen aún consecuencias socio-culturales como la masculinización y
el envejecimiento del campo por la ausencia de oportunidades para
los jóvenes y las mujeres, resultando en la no reproducción social
del campesinado.
Estas consecuencias se agravaron por la ausencia, falta de idoneidad
o el asistencialismo de emergencia de las políticas públicas.
Estas políticas contribuyeron a contar con un proceso de desigualdad
social entre el campo y la ciudad, la migración del medio rural y el
aumento de la vulnerabilidad de los sujetos del campo, de las aguas
y los bosques. En lugar de promover la igualdad y la dignidad,
las políticas y acciones del Estado, a menudo, retiran los derechos
y promueven la violencia en el campo.
Incluso generando conflictos y siendo el enemigo del pueblo, el
Estado brasileño en sus esferas del Ejecutivo, Judicial y
Legislativo, históricamente ha estado invirtiendo en el
fortalecimiento del modelo de desarrollo concentrador, excluyente y
degradador.
A pesar de todos los problemas creados, los sucesivos gobiernos,
inclusive el actual, mantienen la opción por el agro y el hidro-negocio.
Brasil, como un país rico en tierras, agua, recursos naturales y
biodiversidad, atrae el capital especulativo y exportador,
incrementando los impactos negativos sobre los territorios
indígenas, quilombolas, comunidades tradicionales y campesinos.
Externamente, el Brasil se ha convertido en el proyecto de
neocolonizador palanca, expandiendo este modelo a otros países,
especialmente en América Latina y África.
Se vuelve esencial un proyecto de vida y de trabajo para la
producción de alimentos saludables en escala suficiente para
satisfacer las necesidades de la sociedad, que respete la naturaleza
y genere la dignidad en el campo.
Al mismo tiempo, el rescate y fortalecimiento de los campesinos, la
defensa y recuperación de sus culturas y saberes se hace necesario
para ejecutar proyectos alternativos de desarrollo y sociedad.
Por ello afirmamos:
1)
la Reforma Agraria como política esencial de desarrollo justo,
popular, solidario y sostenible, asumiendo el cambio en la propiedad
de la tierra, democratización del acceso a la tierra, con respeto a
los territorios y la garantía de reproducción social de los pueblos
del campo, de las aguas y los bosques.
2)
la soberanía territorial, que entiende el poder y la autonomía de
los pueblos en la protección y defensa libre de los bienes comunes
y el espacio social y la lucha porque se establezcan sus relaciones
y formas de vida, desarrollando diferentes culturas y formas de
producción y reproducción, que marcan y dan identidad al territorio.
3)
la soberanía alimentaria como el derecho de los pueblos a definir
sus propias políticas y estrategias sostenibles de producción,
distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a una
alimentación adecuada para toda la población, respetando sus
culturas y la diversidad de las formas de producir, comercializar y
administrar estos procesos.
4)
la agroecología como base de la sostenibilidad y organización social
y productiva de la agricultura familiar y campesina, en oposición al
modelo del agroindustria. La agroecología es un modelo de producir y
de relacionar en la agricultura, que preserva la biodiversidad,
los ecosistemas y el patrimonio genético, que produce los alimentos
saludables, libre de transgénicos y agrotóxicos, que valora saberes
y culturas de los pueblos del campo, de las aguas y los bosques a
defender la vida.
5)
la centralidad de la agricultura familiar y campesina y de las
formas tradicionales de producción y su fortalecimiento a través de
las políticas públicas estructurantes, como fomento al crédito
subsidiado y adecuado a las realidades; asistencia técnica basada en
los principios agroecológicos, investigaciones que reconocen e
incorporan los saberes tradicionales, formación, especialmente de la
juventud, incentivo a la cooperación, agroindustrialización y
comercialización.
6)
la necesidad de relaciones igualitarias, de reconocimiento y respeto
mutuo, especialmente en relación a las necesidades de las mujeres,
superando la división sexual del trabajo y el poder patriarcal y
combatiendo todos los tipos de violencia.
7)
la soberanía energética como un derecho de los pueblos, que demanda
el control social sobre las fuentes de producción y distribución de
energía, alternado el actual modelo energético brasilero.
8)
la educación del campo, indígena y quilombola como herramientas
estratégicas para la emancipación de los sujetos, que surgen de las
experiencias de lucha por el derecho a la educación y por un
proyecto político – pedagógico vinculado a los intereses de la clase
trabajadora. Ellas se contraponen a la educación rural, que tiene
como objetivo auxiliar un proyecto de agricultura y sociedad
subordinada a los intereses del capital, que somete a la
educación escolar a la preparación de mano de obra barata,
débilmente cualificada y barata y que esclaviza a los trabajadores y
trabajadoras en el sistema de producción de monocultura.
9)
la necesidad de democratización de los medios de comunicación, hoy
concentrados en pocas familias y a servicio del proyecto capitalista
concentrador, que criminaliza a los movimientos y organizaciones
sociales del campo, las aguas y los bosques.
10)
la necesidad del reconocimiento por el Estado de los derechos de las
poblaciones afectadas por los grandes proyectos, asegurando la
consulta libre, previa e informada y la reparación de los casos de
violación de los derechos.
Nos comprometemos:
1. a
fortalecer las organizaciones sociales y a intensificar el proceso
de unidad entre los trabajadores y trabajadoras, pueblos del campo,
de las aguas y los bosques, colocando como centro la lucha de clases
y el enfrentamiento al enemigo común, el capital y su expresión
actual en el campo, el agro e hidro-negocio.
2. a
ampliar la unidad en los próximos períodos, construyendo pautas
comunes y procesos unitarios de lucha por la realización de la
Reforma Agraria, por el reconocimiento, demarcación y titulación de
las tierras indígenas, de los territorios quilombolas y de las
comunidades tradicionales, garantizando los derechos territoriales,
la dignidad y la autonomía.
3. a
fortalecer la lucha por la Reforma Agraria como bandera unitaria de
los trabajadores y trabajadoras y pueblos del campo, de las aguas y
de los bosques.
4. a
construir y fortalecer alianzas entre sujetos del campo y de la
ciudad, en los niveles nacional e internacional, en estrategias de
clase contra el capital y en defensa de una sociedad justa,
igualitaria, solidaria y sostenible.
5. a
luchar por la transición agroecológica masiva, contra los
agrotóxicos, por la producción de alimentos saludables, por la
soberanía alimentaria, en defensa de la biodiversidad y de las
semillas.
6. A
diseñar una agenda común para rediscutir los criterios de
construcción, acceso, comprensión, carácter y control social de las
políticas públicas, por ejemplo del PRONAF, PNAE, PAA, PRONERA,
PRONACAMPO, investigación y extensión, entre otras, orientadas a los
pueblos del campo, de las aguas y los bosques.
7.
fortalecer la lucha de las mujeres por derechos de igualdad y por el
fin de la violencia.
8.
ampliar el reconocimiento de la importancia estratégica de la
juventud en la dinámica del desarrollo y en la producción social de
los pueblos del campo, de las aguas y de los bosques.
9. a
luchar por los cambios del actual modelo de producción que nos
regula a ser petro-dependientes, de alto consumo energético.
10. a
combatir y denunciar la violencia y la impunidad en el campo y la
criminalización de los liderazgos y movimientos sociales, promovidas
por los agentes públicos y privados.
11. a
luchar por el reconocimiento de la responsabilidad del Estado sobre
la muerte y desaparición forzada de campesinos, bien con los
derechos de reparación a sus familiares, con la creación de una
comisión campesina por la amnistía, memoria, verdad y justicia para
incidir en los trabajos de la Comisión Especial sobre muertos y
desaparecidos políticos, controlado la inclusión de todos los
afectados por la represión.
Nosotros, los trabajadores y trabajadoras, pueblos del campo, de las
aguas y de los bosques exigimos el redireccionamiento de las
políticas y acciones del Estado brasilero, pues el campo no soporta
más.
Seguiremos en marcha, movilización en unidad y lucha y, en el
combate contra nuestro enemigo común, construiremos un País y una
sociedad justa, solidaria y con sustento.
Brasília, 22 de agosto de 2012.
Associação das Casas Familiares Rurais (ARCAFAR)
Associação das Mulheres do Brasil (AMB)
Associação Brasileira de Reforma Agrária (ABRA)
Associação Brasileira dos Estudantes de Engenharia Florestal
(ABEEF)
Articulação Nacional de Agroecologia (ANA)
Associação Nacional dos Servidores do Incra (ASSERA)
Articulação dos Povos Indígenas do Brasil (APIB)
Conselho Indigenista Missionário (CIMI)
CARITAS
Brasileira
Coordenação Nacional dos Quilombolas (CONAQ)
Confederação Nacional dos Trabalhadores na Agricultura
(CONTAG)
Comissão Pastoral da Pesca (CPP)
Comissão Pastoral da Terra (CPT)
Central dos Trabalhadores do Brasil (CTB)
Central Única dos Trabalhadores (CUT)
Federação dos Estudantes de Agronomia do Brasil (FEAB)
Federação dos Trabalhadores da Agricultura Familiar (FETRAF)
FASE
Greenpeace
INESC |
Marcha Mundial das Mulheres (MMM)
Movimento dos Atingidos por Barragens (MAB)
Movimento Camponês Popular (MCP)
Movimento das Mulheres Camponesas (MMC)
Movimento das Mulheres Trabalhadoras Rurais do Nordeste (MMTR-NE)
Movimento dos Pequenos Agricultores (MPA)
Movimento dos Pescadores e Pescadoras Artesanais (MPP)
Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST)
Movimento dos Trabalhadores e Trabalhadoras do Campo (MCP)
Movimento Interestadual das Mulheres Quebradeiras de Coco
Babaçu (MIQCB)
Oxfam Brasil
Pastoral da Juventude Rural (PJR)
Plataforma Dhesca
Rede Cefas
Sindicato Nacional dos Trabalhadores em Pesquisa e
Desenvolvimento Agropecuário (SINPAF)
SINPRO DF
Terra de Direitos
Unicafes
Vía Campesina Brasil |