Organismos
de la sociedad civil se dieron cita en Managua para discutir
sobre el estado de cumplimiento de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM) en Nicaragua, los cuales fueron
plasmados en la “Declaración del Milenio” que fue suscrita
por los 189 Estados miembros de las Naciones Unidas en
septiembre de 2000.
Según los participantes al Foro Ciudadano de Seguimiento a
los ODM, Nicaragua está muy lejos de alcanzar
tales objetivos previstos para 2015, enfocando su
preocupación sobre todo en los temas de salud, educación y
seguridad alimentaria y nutricional.
Ana
Quiroz,
directora del Centro de Información y Servicios de Asesoría
en Salud (CISAS), dijo que “después de casi ocho años
de haberse firmado la Declaración del Milenio, no se han
visto niveles de cumplimiento aceptables. Hemos investigado
lo que se está asignando para cumplir con estos objetivos y
resulta que Nicaragua es el país que menos gasta en
promedio por persona en temas como salud, educación y
protección del medio ambiente. Si las proclamas verbales
no están respaldadas por recursos económicos –reiteró
Quiroz–, la situación no podrá cambiar”.
El Objetivo
4 de los ODM prevé “Reducir en dos terceras partes la
tasa de mortalidad de los niños menores de 5 años y mejorar
la salud materna”, además de “Reducir la tasa de mortalidad
materna en tres cuartas partes entre 1990 y 2015”.
A este
propósito, Quiroz recordó que el gasto por persona en
salud en Honduras es casi el doble de lo que gasta
Nicaragua. “Si a eso le agregamos la reciente
penalización del aborto terapéutico, nos encontramos con una
situación donde va a ser imposible reducir la mortalidad
infantil y materna en los porcentajes previstos por los
ODM”.
Para los
participantes al Foro resulta necesaria y urgente una mayor
asignación de recursos del Presupuesto General de la
República, y también reactivar espacios de participación,
para implementar una acción complementaria entre
organizaciones sociales y autoridades de salud.
Seguridad alimentaria y
nutricional
La
erradicación de la pobreza extrema y el hambre ha sido otro
de los puntos abordados por los participantes al foro.
Según
Cirilo Otero, director del Centro de Iniciativas en
Políticas Públicas y Ambientales (CIPA), “El tema de
los ODM va mucho más allá de ser una actividad más de
las Naciones Unidas, sino que el grado de desigualdad,
pobreza y miseria en el mundo ha alcanzado tal punto que se
ha vuelto casi irreversible, y para los firmantes de la
Declaración del Milenio es obligatorio convertir ese acuerdo
en leyes y políticas de Estado. Nicaragua –continuó
Otero– se encuentra en una situación muy difícil.
En los gobiernos precedentes hubo una total displicencia
hacia lo que se firmó en la ONU y nunca se quiso incluir los
ODM en las políticas nacionales. En educación, por
ejemplo, el informe del Banco Mundial del 2004 dice
que para que un país se sienta en proceso de desarrollo debe
tener un mínimo de noveno grado promedio entre su población.
Nicaragua alcanza solamente el cuarto grado promedio,
y esto deja al país sin ninguna posibilidad de desarrollo
futuro”.
El tema de
Seguridad Alimentaria y Nutricional gira alrededor de qué
modelo económico quiere impulsar Nicaragua, no
solamente frente a los ODM, sino para su propio
desarrollo y perspectivas de futuro.
Para
Otero, “actualmente no hay un plan de desarrollo
efectivo impulsado por el gobierno y seguimos produciendo
para exportar y no para el consumo nacional. Exportamos
1.200 millones de dólares anuales y el 82 por ciento de este
total tiene origen en la tierra y el mar, y lo hacemos con
métodos muy obsoletos. De esta manera, por un lado no
agregamos valor a nuestra producción, y por el otro
mantenemos una producción casi nula para el consumo local.
El arroz producido en el país solamente atiende el 42 por
ciento de la demanda nacional, el resto tenemos que
importarlo. Otro ejemplo –continuó el director del CIPA–
es que somos fuertes consumidores de aceite vegetal, pero
importamos la totalidad de ese producto. Hay 12 marcas en el
mercado nacional, y todas son extranjeras; no tenemos una
política para producirlo”.
Otro
elemento que preocupa a los miembros de las organizaciones
sociales tiene que ver con la relación entre educación,
seguridad alimentaria y salud. “La enseñanza que damos a
nuestro jóvenes no tiene un contenido para llevar
información sobre cómo alimentarse, y nuestra dieta sigue
siendo agresiva en contra de la salud y la nutrición”,
aseveró Otero.
Crisis mundial
Frente a la
grave crisis alimentaria a nivel planetario, Nicaragua
se encuentra en una posición muy débil y necesita de una
mayor asignación de recursos y de políticas de
implementación de prácticas para el desarrollo.
“En medio
de la crisis mundial –recordó el analista–, este país debe
volver a producir alimentos y en el marco de los ODM,
es necesario plantearse desafíos grandes, con políticas y
prácticas sociales. El no hacerlo, llevaría a Nicaragua
a negarse el derecho a transformar la realidad actual y
modificar su propio futuro”.
Para Otero, la crisis actual es una consecuencia de
las políticas mundiales que han dejado a un lado la
producción de alimentos para satisfacer las necesidades de
las poblaciones mundiales, concentrando sus intereses en los
bienes y servicios no alimentarios.
Otros elementos señalados por el analista son la disminución
de la productividad por área de producción, el acceso muy
escaso a nuevas tecnologías de producción en los países en
desarrollo y la progresiva pérdida de capacidad, para países
como Nicaragua, de poder guardar sus propias
semillas.
“El riesgo de hambruna es real, y en Nicaragua ya hay
diferentes lugares donde se están dando las condiciones para
que se desate una crisis. Hay que volver a producir
alimentos, pero actualmente en el país hay elementos que
están dificultando esta medida. Existe todavía inseguridad
en la tenencia de la tierra –señaló Otero–, lo cual
se convierte en motivo de conflictos y corrupción. Además,
el país sigue produciendo con métodos muy obsoletos y hay
que seguir implementando políticas tecnológicas por parte
del Estado e incentivos para los laboratorios para procesar
y mejorar la calidad de las semillas. Finalmente, hay que
recordar que casi no hay crédito para la producción de
alimentos básicos, la infraestructura productiva es pésima y
que el mercado local está desinformado y muy poco
organizado”, concluyó el analista.
Terminando su exposición, Cirilo Otero recordó que en
este momento es urgente que el gobierno llame a todos los
productores para elaborar estrategias y buscar soluciones de
manera conjunta a nivel local, departamental, regional y
nacional, reactivando y desarrollando el mercado nacional.
Plan alimentario para 2008
Frente a esta difícil situación, el gobierno, a través del
Programa Agroalimentario de Semillas Certificadas, otorgará
cerca de 15,6 millones de dólares en préstamos a 170 mil
pequeños productores para promover la producción y
comercialización de arroz, fríjol, maíz y sorgo. Ese
préstamo será devuelto en forma de granos básicos de su
cosecha para aumentar las reservas de granos del Estado.
Según el director del Programa Productivo Alimentario (PPA),
Gustavo Moreno, el Estado destinará 7,3 millones de
dólares para la siembra de primera (mayo-agosto 2008) y 8,3
millones de dólares para las siembras de postrera
(agosto-noviembre 2008) y apante (diciembre-marzo 2009).
A los productores se les garantizarán semillas certificadas
de fríjol, maíz, arroz y sorgo y los insumos necesarios para
la siembra. El Programa priorizará las zonas del país con
lluvias constantes donde se puede asegurar los resultados de
las cosechas. “Ningún gobierno en la historia de
Nicaragua ha financiado a tantos productores en un año como
en este caso. En la época de primera estamos financiando
a 64.800 pequeños productores de granos básicos, y esperamos
una producción de alrededor de 3 millones de quintales”,
afirmó Moreno.
El objetivo para todo el ciclo agrícola 2008-2009 es alcanzar
los
10 millones de quintales de granos básicos, lo que
sería un aumento del 40 por ciento respecto al ciclo
2007-2008.
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