“El país de la soja no tiene fronteras”, reza un folleto
comercial de la corporación
Syngenta
para ilustrar que el agronegocio en auge no conoce límites
políticos o geográficos. Este slogan se verifica asimismo a
la interna de las fronteras nacionales, y en el caso
específico de Uruguay en pocos años ha arrojado unas
1.500 hectáreas de las tierras más fértiles y productivas de
la producción lechera a manos del monocultivo transgénico,
hijo del “paquete tecnológico” ideado tras la revolución
verde.
Así lo manifestó en una entrevista con Radio Mundo Real, con
preocupación, Héctor Javiel, presidente de los
tamberos del departamento uruguayo de Florida, en el
centro-sur y principal vértice en la denominada “cuenca
lechera” del país sudamericano.
Javiel enfatizó que el acceso a la tierra aparece como el principal
obstáculo para los pequeños productores lecheros y que el
mismo se ha visto agravado por la incursión de los
monocultivos sojeros, que compiten fuertemente por arrendar
tierras a valores muy superiores a las que pueden acceder
los pequeños lecheros uruguayos.
En especial resaltó la posibilidad de que a través de una
ley se impida el lanzamiento de los tamberos arrendatarios
que, de lo contrario, deberían abandonar la actividad con
sus familias.
La tierra que se “pierde” de la lechería pasa a ser ocupada
por los dos monocultivos más en boga en Uruguay:
forestación con destino a la industria de celulosa y la soja. Ahora bien, según este productor, cada mil hectáreas de soja
sembradas se generan tres puestos de trabajo directos, en
tanto que para la misma superficie destinada a la lechería,
los empleos generados ascienden a 25.
Promedialmente, un lechero paga entre 100 y 130 dólares la
hectárea arrendada. Los sojeros ofrecen hasta 400 dólares la
hectárea y presionan a base de dólares ante la mirada
estática de las autoridades de gobierno, según Javiel.
Pero la expansión de la soja transgénica de monocultivo en
tierras uruguayas ha cambiado de modalidad aunque no de
intensidad. En un primer momento, relató el gremialista, se
instaló en la zona limítrofe con la Argentina en grandes
superficies. Hoy, cualquier predio sirve para el agronegocio
sojero.
Radio Mundo Real
28 de mayo de 2008
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