Un estudio revela que un maíz modificado
genéticamente
afecta a la reproducción en ratones.
Un estudio hecho público por el Gobierno de
Austria identifica graves amenazas para la
salud por consumo de organismos modificados
genéticamente. Este estudio es uno de los
escasos realizados a largo plazo de los efectos
de los transgénicos en la alimentación. Concluye
que la fertilidad de los ratones alimentados con
maíz modificado genéticamente se vio seriamente
dañada, con una descendencia menor que los
ratones alimentados con maíz convencional. Este
maíz está aprobado para alimentación humana y
animal en la Unión Europea y se ha
cultivado de forma experimental en más de 30
municipios españoles. Considerando la gravedad
de esta potencial amenaza para la salud y
reproducción humana, Amigos de la Tierra y
Greenpeace exigen la retirada de los cultivos
transgénicos actualmente en el mercado.
El estudio, patrocinado por los Ministerios de
Agricultura y Sanidad de Austria, fue presentado
ayer en un seminario científico en Viena. El Dr.
Jürgen Zentek, Profesor de Medicina
Veterinaria en la Universidad de Viena y
coordinador del estudio resumió los hallazgos:
los ratones alimentados con maíz transgénico
tuvieron menos descendencia en la tercera y
cuarta generación, y estas diferencias fueron
estadísticamente significativas.
Los ratones alimentados con maíz no transgénico
se reprodujeron de forma más eficiente. Este
efecto se puede atribuir a las diferencias en la
alimentación.
“Los
alimentos transgénicos parecen actuar como un
agente de control de la natalidad, conduciendo
de forma potencial a la infertilidad. Si este
motivo no es suficiente para plantear la
retirada de los cultivos transgénicos
actualmente en el mercado, no se a que tipo de
catástrofes estamos esperando”
afirmó Juan Felipe Carrasco.
“Experimentar genéticamente con nuestros
alimentos es como jugar a la ruleta rusa con los
consumidores y con la salud pública”.
Los investigadores austriacos llevaron a cabo
varios ensayos de alimentación a largo plazo con
ratones durante 20 semanas. Uno de estos
estudios consistió en una Evaluación de la
Reproducción mediante Cría Continua (RACB en sus
siglas en inglés), en el que la misma generación
de padres tuvo varias camadas de ratones. Los
progenitores fueron alimentados o bien con una
dieta que incluía un 33 por ciento de una
variedad de maíz transgénico (NK 603 x MON
810), o bien a base de un maíz parecido,
pero no transgénico. Se encontró que la
reducción en el tamaño de la camada y su peso
eran estadísticamente significativos en la
tercera y cuarta generación en los ratones
alimentados con transgénicos en comparación con
el grupo control.
Esta variedad de maíz transgénico, propiedad de
la transnacional Monsanto es tolerante a
un herbicida y resistente a algunos insectos. Ha
sido aprobada para su cultivo en varios países,
como Estados Unidos o Argentina y
en la Unión Europea1
está aprobado para uso en
alimentación humana y animal. En España,
este maíz ha sido además cultivado de forma
experimental al aire libre en más de 30
municipios los últimos tres años2.
Estos ensayos tienen el grave riesgo de
contaminar los cultivos de maíz destinados a la
alimentación. La variedad NK 603 x MON 810 es un
híbrido de dos variedades transgénicas. Una de
ellas, MON 810, se cultiva de forma comercial en
España, con más de 80.000 hectáreas
sembradas en 2008.
“Este estudio
es un ejemplo más de que no se puede garantizar
la seguridad de los cultivos transgénicos. La
toxicidad para la reproducción que presenta este
maíz transgénico es un resultado totalmente
inesperado.
Pero las autoridades europeas lo declararon tan
seguro como el maíz convencional, un error con
una consecuencias potenciales extremadamente
graves” añadió David Sánchez, responsable
de Agricultura y Alimentación de Amigos de la
Tierra.
Tomado de
Ecoportal
19 de noviembre de 2008