¿Árboles transgénicos? No, gracias |
Hasta ahora, solamente China ha plantado árboles
transgénicos a gran escala, pero son una de las prioridades
de las grandes industrias madereras y papeleras a nivel
global. Varias han formado consorcios de investigación para
desarrollar árboles transgénicos, en EEUU, Chile, Brasil y
Japón, entre otros.
Un estudio de investigadores de las universidades de Umea y
la Agraria de Suecia, publicado en septiembre pasado,
concluye que los árboles transgénicos presentarían nuevos
problemas y serios riesgos ambientales. Según Anders
Wennstrom, docente de ecología vegetal, "no se han hecho
estudios de los riesgos ecológicos -de los árboles
transgénicos- y qué consecuencias podrían tener. La mayor
parte de los recursos de investigación se invierten en el
desarrollo de tecnología para hacer árboles transgénicos, y
una mínima parte en estudiar los riesgos." (Svenska
Dagbladet, Suecia, 28/9/2006)
El estudio de Wennstrom y su equipo encontró que en álamos
modificados genéticamente para producir mayor cantidad de
celulosa (efecto buscado por la industria maderera y
papelera), se produjeron cambios en el sistema químico de
defensa del árbol, haciéndolo más débil al ataque de hongos
y ciertos insectos y, al mismo tiempo, más resistente a
otros. Se trata de efectos colaterales de la modificación
genética, producto de la alteración del equilibrio natural
del organismo. Los investigadores señalan que todos estos
factores tendrían una cadena de impactos sobre muchas otras
especies que viven en interrelación con los árboles, como
insectos, pájaros, mariposas, hongos, líquenes, otros
árboles y plantas.
Es apenas una pequeña parte de los múltiples efectos
negativos que podrían desplegar los árboles transgénicos.
Cualquier impacto que provenga de éstos, durará muchísimo
más que con los cultivos agrícolas manipulados, porque los
árboles viven como mínimo varias décadas, emitiendo gran
cantidad de polen a lo largo de su vida, a distancias que
pueden llegar hasta miles de kilómetros. En ese sentido, es
la herramienta perfecta para la impunidad de la industria:
la contaminación y otros impactos que produzcan -como los
efectos en cadena sobre la biodiversidad que describe
Wennstrom- serían prácticamente imposibles de rastrear hasta
su origen. Esta es también una de las razones por la cual
los investigadores de este tipo de manipulación no se han
molestado en hacer estudios de impacto ambiental: el terreno
a cubrir para evaluar los impactos es demasiado grande,
hasta para pensar en hacerlo.
Esto mismo es un argumento contundente que debería inhibir
este tipo de desarrollo: si no se pueden medir las
consecuencias, y es lógicamente previsible que las tendrán,
no deben ser producidos. Pero en un mundo donde la lógica,
la ética y el bien común son frecuentemente aplastados por
la dinámica del dinero y la ganancia, esto no cuenta, salvo
que se desarrolle un fuerte movimiento de resistencia en su
contra.
Hasta ahora, solamente China ha plantado árboles
transgénicos a gran escala, pero son una de las prioridades
de las grandes industrias madereras y papeleras a nivel
global. Varias han formado consorcios de investigación para
desarrollar árboles transgénicos, como ArborGen (Estados
Unidos), GenFor (Chile), o lo han incorporado a su
investigación, como Aracruz Celulose (Brasil), Nippon Paper
Industries (Japón), entre otras. Sus líneas de investigación
tienen como objetivo lograr árboles con menor contenido de
lignina (sustancia gomosa que une las células y hace fuerte
al árbol) y mayor cantidad de biomasa (para facilitar a la
industria papelera el procesamiento, o para biocombustible);
árboles insecticidas y resistentes a agrotóxicos (similares
a los transgénicos agrícolas); árboles diseñados para
absorber mayor cantidad de carbono.
Estos últimos supuestamente para mitigación del cambio
climático, falacia que no se sustenta realmente, ya que como
ilustra el Movimiento Mundial de Bosques en la publicación
Arboles transgénicos: la amenaza definitiva para los bosques
(www.wrm.org.uy), "la idea es que una tonelada de carbono
emitida al quemar carbón o petróleo es igual a una tonelada
de carbono contenida en un árbol, pero para que las
plantaciones forestales puedan permanecer como almacén de
carbono, hay que impedir que se incendien, que las plagas o
enfermedades las destruyan o que se les tale, hay que evitar
que los árboles mueran y se pudran porque si no emiten más
carbono, hay que persuadir o combatir a las comunidades
locales que fueron desplazadas para que no intenten reclamar
las tierras que las plantaciones les hicieron perder
cortando los árboles." Todo esto se suma a los impactos
sociales y ambientales tremendos que ya tienen los
monocultivos forestales en muchos países, por lo que les
llaman desiertos verdes (Brasil), cáncer verde (Sudáfrica) o
árboles egoístas (Tailandia), porque absorben toda el agua y
los nutrientes de los alrededores.
Las otras modificaciones también tendrán fuertes impactos;
por ejemplo, los árboles con menor contenido de lignina
serán más débiles, lo que sería fatal si trasmiten esta
propiedad -u otras como mayor susceptibilidad a
enfermedades- a los bosques nativos. Para "manejar" esta
contaminación inevitable, la industria propone entonces usar
la tecnología Terminator, que los haga estériles, lo cual de
paso les sirve para justificar la legalización de esta
aberrante tecnología. Según varios científicos, como Ricarda
Steinbrecher, Terminator de todos modos sólo tendría efectos
parciales de esterilización (igual existiría contaminación),
pero además, al ser una construcción genética altamente
complicada e inestable, provocaría aún más efectos
secundarios inesperados, del tipo que ya encontraron
Wennstrom y su equipo.
Frente a todo esto, varias organizaciones han redactado una
carta al Convenio de Diversidad Biológica, demandando que
este organismo prohíba los árboles transgénicos por los
impactos que tendrían sobre la biodiversidad. La carta se
puede leer y firmar
aquí. Es urgente ampliar el debate para impedir que la
industria provoque este nuevo desastre.
Silvia Ribeiro
3 de noviembre de 2006 |
|
|
|
Imágen:
Ecoportal.net
Volver
a Portada
|