Europa
Bruselas renuncia por ahora a dar
vía libre a las semillas contaminadas con transgénicos
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Todas las
organizaciones ecologistas y numerosos sindicatos
agrarios celebraron ayer la renuncia de la Comisión
Europea a una propuesta con la que pretendía autorizar
la comercialización libre, sin obligación de
advertencia en las etiquetas, de semillas
convencionales de maíz y colza contaminadas con restos
de órganos genéticamente modificados (OGM) en una
proporción de hasta el 0,3%. Los verdes europeos creen
que la decisión aplazada habría conducido a una
“contaminación irreversible en los cultivos de toda
Europa y a un engaño al consumidor”. |
El portavoz del Ejecutivo
comunitario, Reijo Kempinen, reconoció al explicar el
aplazamiento que existían “divergencias” entre los
comisarios europeos sobre el borrador relativo a las
semillas con restos de OGM. Algunos comisarios estaban de
acuerdo con el citado umbral del 0,3%; otros admitían hasta
el 0,5% y al menos la responsable de Presupuestos, Michaele
Schreyer, pedía que bajara al 0,1%.
Los estudios sobre contaminación
de OGM hacia las plantas naturales indican que el traspaso
entre semillas es unos de los principales medios de
transferencia. Por ello, la fijación de ese umbral de hasta
un 0,3% de transgénicos en semillas normales sin obligación
de informar al comprador haría mucho más fácil la extensión
incontrolada e irreversible de los OGM en los campos.
Las organizaciones ecologistas
sostienen que los únicos y grandes beneficiarios de medidas
como la que ayer aparcó Bruselas son los productores de
transgénicos, a quienes una contaminación generalizada por
la vía de los hechos consumados serviría como excusa para,
por fin, lograr introducir sus productos en los reticentes
países europeos.
La Comisión Europea ha dejado la
patata caliente de las semillas contaminadas al nuevo equipo
que, bajo la presidencia de José Manuel Durao Barroso,
tomará el mando de la institución el 1 de noviembre.
Bruselas sí aprobó ayer la
comercialización de 17 variedades de maíz transgénico que en
España ya se cultivan desde hace años.
Fernando García
La vanguardia
9 de setiembre de 2004
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