Agricultores del Valle del Yaqui y Mayo, agrupados en la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas, afirmaron que los permisos de siembra de maíz transgénico otorgados a Monsanto para el sur de Sonora no cumplen con los principios de protección de los acuerdos internacionales en materia de biodiversidad, por lo que iniciaron una campaña en contra de las siembras experimentales
Agricultores del Valle del Yaqui y Mayo, agrupados en la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas, afirmaron que los permisos de siembra de maíz transgénico otorgados a Monsanto para el sur de Sonora no cumplen con los principios de protección de los acuerdos internacionales en materia de biodiversidad, por lo que iniciaron una campaña en contra de las siembras experimentales. Estamos alarmados por las recientes autorizaciones emitidas por la secretaría de agricultura a compañías extranjeras privadas para la siembra experimental de maíz transgénico y por los subsidios destinados para los cultivos genéticamente modificados, asentaron en la llamada Declaración de Navojoa.
Asentaron que basándose en testimonios de agricultores estadunidenses, los cultivos transgénicos no son tan maravillosos como promueven Monsanto, PHI AgroSciences y Dupont Pionner, pues no aumentan la producción, no abaten costos ni contribuyen a abatir el hambre. Las empresas utilizan las patentes de las semillas modificadas para apoderarse de los beneficios de la agricultura y con ello dan el tiro de gracia a los productores locales.
Lo que vemos es que el sistema de producir alimentos está funcionando muy mal para la gente y muy bien para las empresas trasnacionales que producen alimentos, dijo el agricultor estadounidense Bob St. Peter a los campesinos mexicanos.