Desde hacía siete meses existían denuncias de que el arroz transgénico LL601 –no autorizado para consumo humano- producido por Bayer Crop Science, estaba ingresando a México desde Estados Unidos mezclado con arroz de variedades no transgénicas. El pasado miércoles 15, la Secretaría de Agricultura mexicana estableció que, para ser admitidas, las importaciones de arroz estadounidense deben presentar un certificado que lo declare libre de contaminación con Organismos Genéticamente Modificados (OGM).

Esta medida ha provocado que por lo menos cuatro embarques de arroz estadounidense se encuentren detenidos en las fronteras mexicanas por carecer de la documentación pertinente. Aunque según fuentes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, esos envíos fueron finalmente autorizados a ingresar al país azteca sin los análisis supuestamente exigidos, la Secretaría de Agricultura local no lo ha confirmado.

Hace dos semanas, la sección mexicana de Greenpeace divulgó un informe que incluia resultados de análisis de laboratorio probando la presencia de arroz transgénico en los granos disponibles para el consumo humano en varias cadenas de supermercados del país. El LL601 ha sido rechazado por 25 países de la Unión Europea, Japón y Corea del Sur, y hasta ahora tampoco está aprobado en México.

Según cifras oficiales, en 2006 Estados Unidos exportó a su vecino del sur 805.500 tonelas de arroz por valor de 205 millones de dólares. La Federación del Arroz de Estados Unidos, por tanto, ejerce actualmente fuertes presiones sobre el entorno del presidente George Bush para que éste le reclame a su par mexicano, Felipe Calderón, que levante la barrera sanitaria impuesta al arroz norteño.

Gustavo Ampugnani, coordinador de la campaña contra los transgénicos de Greenpeace México, afirmó que “México debe mantenerse firme en esta medida y no dejar pasar el arroz transgénico, que no sólo es rechazado por otros mercados, sino que en nuestro país es ilegal y no está autorizado para el consumo humano. Si México revierte la medida sería más que clara la subordinación de nuestro país a los intereses comerciales de Estados Unidos”.

“México tiene una oportunidad de oro para dar un giro de 180 grados en su política agrícola, trabajar junto al sector arrocero en elevar la producción nacional y avanzar en alcanzar la autosuficiencia alimentaria. Lo mismo debe ocurrir con el maíz, grano estratégico para México”, finalizó Ampugnani.

Carlos Amorín © Rel-UITA 22 de marzo de 2007

Con información de La Jornada, 16/03/2007 y de www.greenpeace.org/mexico

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