Contra las semillas Terminator y el comercio global
de alimentos |
Las
multinacionales están incorporando una tecnología capaz de
esterilizar las semillas. Esta tecnología conocida como
Terminator, consiste en producir semillas incapaces de
reproducirse o que sólo pueden hacerlo mediante una
sustancia química propiedad de misma empresa. La tecnología
Terminator facilita el control absoluto de la alimentación
por parte de las multinacionales y pone en peligro la
autonomía, la seguridad y la soberanía alimentaria de
campesinos, consumidores y, en definitiva, de todos los
pueblos.
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terminar con Terminator |
Durante milenios, los campesinos han garantizado la
agrobiodiversidad y la seguridad y autonomía alimentarias,
adaptando y mejorando semillas y plantas de origen silvestre
a las diferentes condiciones climatológicas, ecológicas,
sociales y culturales. Nunca reclamaron ningún derecho sobre
una actividad de enorme importancia y riqueza social cuya
materia prima habían tomado prestada de la naturaleza. Con
el despliegue de la agricultura industrial para el mercado
global, el producto de esta actividad milenaria, colectiva y
de uso público, ha ido privatizándose en beneficio de
multinacionales productoras de semillas que impiden a los
agricultores reproducir e intercambiar semillas libremente.
Además, les exigen pagar por usar unas semillas que son
fruto del trabajo acumulado de nuestros antepasados. Sobre
el robo y el expolio del patrimonio común de semillas, se
alzan los “derechos exclusivos” de estas empresas, que nos
prometen acabar con el hambre en el mundo a través del
crecimiento de su cuenta de resultados. Este saqueo adquiere
su legalidad con normativas nacionales e internacionales
firmadas por los gobiernos globalizadores, que convierten
estas prácticas en necesarias, buenas e inevitables para el
funcionamiento de la economía, a la vez que ilegalizan y
criminalizan las acciones de organizaciones de campesinos y
movimientos sociales que tratan de impedir, en la práctica,
el robo del patrimonio común y la contaminación genética y
química de semillas, naturaleza y alimentación.
Las semillas transgénicas y estériles son la forma más
desarrollada de la agricultura industrial para el mercado
global, que ha convertido el proceso de producción,
distribución y consumo de alimentos en una actividad
económica activada únicamente para dar beneficios al capital
y no al servicio de las necesidades de los seres humanos:
proveerse de alimentos suficientes, nutritivos y asequibles,
producidos sin agredir a la naturaleza, sin expulsar a los
campesinos de sus tierras y sin contaminar nuestros cuerpos.
Esta tecnología es contraria al espíritu del Convenio de
Diversidad Biológica de Naciones Unidas. Por eso la
Conferencia de las Partes acordó, en el año 2000, una
moratoria en el despliegue de las semillas Terminator. Sin
embargo, en la reunión del grupo de trabajo sobre los
derechos de pequeños campesinos e indígenas (en Granada
–España–, 23/I-3/II de 2006), los Gobiernos de Canadá,
Australia y Nueva Zelanda han conseguido introducir en la
resolución final, el mismo planteamiento que, tras la caída
de la moratoria de transgénicos en la UE, preside la
política de transgénicos a nivel mundial. En lugar de
considerar a la propia tecnología en sus fundamentos, forma
de aplicación e intereses a los que sirve, un peligro del
que hay que protegerse y que agudiza los problemas que dice
resolver, se concede una aceptación general, promoviendo una
evaluación caso por caso y basada en argumentos técnicos. El
principio de precaución es desterrado a una posición
decorativa y casi testimonial porque deja de ser un
instrumento preventivo al exigir la demostración científica
del daño. Con estas reglas del juego, el poderío de las
empresas, que cuentan con científicos en nómina para
investigar, pero también para presionar a la opinión pública
y a las instituciones, es muy superior al de los ciudadanos
y más aún de los campesinos pobres.
Con la introducción de la evaluación “caso por caso” en
Granada, se facilita la finalización de la moratoria de las
semillas Terminator durante la 8ª Conferencia de las Partes
que tendrá lugar en Brasil, del 20 al 31 de marzo de 2006.
Otros dos hechos recientes abonan un contexto propicio. Por
un lado, la condena que la UE ha recibido de la OMC por los
6 años de moratoria en nuevos transgénicos, al considerar
esta legítima medida de precaución un obstáculo al libre
comercio. Por otro lado, el acuerdo entre Brasil y EEUU para
introducir en el Convenio de Bioseguridad, un etiquetado de
los alimentos transgénicos aplicable a escala mundial.
La caída de la moratoria de las semillas Terminator serviría
además, –como ya ha ocurrido al levantarse la moratoria de
transgénicos en la UE–, para dividir las fuerzas y con ello,
la unidad de los movimientos sociales defensores de la
agroecología, el consumo responsable, la seguridad y
soberanía alimentarias, dedicados a aportar pruebas de
daños, caso por caso, aceptando la caída de la moratoria
como un hecho inevitable y reduciendo la agricultura libre
de químicos, transgénicos y semillas estériles a aquellos
territorios que puedan permitírselo. Mientras tanto, se
desarrolla el libre comercio de alimentos transgénicos
procedentes de semillas estériles, aunque debidamente
etiquetados, para que el consumidor de alto poder
adquisitivo pueda ejercer su derecho a elegir alimentos no
transgénicos. Este derecho, autorizado por el mercado, no es
aplicable a la mayoría de la población, que sólo puede
elegir/permitirse una comida basada en químicos y
transgénicos porque sus gobiernos sólo defienden la salud y
seguridad alimentaria de la población, mientras no
interfiera con las reglas del libre comercio. La soberanía
alimentaria en el mercado global comparte la ilusión
“alterglobalizadora” de un “comercio global justo”. Solo es
posible la soberanía alimentaria si está basada en una
agricultura para un consumo local, en la alianza de
consumidores responsables de las ciudades y productores
agroecológicos rurales que se organizan para apoyarse
mutuamente e interrumpir las reglas del imperio del comercio
alimentario global.
Preocupados por esta deriva peligrosa, los Grupos
Autogestionados de Consumo (GAK) de Madrid
promovemos el apoyo a la Campaña Internacional Terminar
Terminator:
www.terminarterminator.org;
contact@banterminator.org.
Animamos a los colectivos que quieran a desarrollar, de
forma descentralizada y en coalición con otros grupos
locales, cuantas acciones estimen oportuno, para difundir
entre los movimientos sociales, los peligros de las semillas
Terminator, añadidos al despliegue de los transgénicos, de
la comida basura y de la distribución y consumo controlados
por grandes cadenas de alimentación.
Pilar
Galindo
GAKs
21 de
febrero de 2006
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