Convenio sobre Diversidad Biológica
Una
batalla perdida
para
Delta & Pine y sus secuaces |
En el marco del
la VIII Reunión del Convenio sobre Diversidad Biológica de
la ONU que se desarrolla en Curitiba, Brasil, las
organizaciones sociales festejaron el pasado viernes 24 el
rechazo unánime del grupo de trabajo a la suspensión de la
moratoria sobre la llamada tecnología Terminator. Aunque la
resolución aún debe pasar por el plenario, se presume que la
prohibición continuará por lo menos hasta la próxima reunión
del organismo en 2008.
Según reseñó Silvia Ribeiro, investigadora del Grupo ETC, en
su artículo Terminator: hacia la bioesclavitud, “A
fin de los años 90, el gobierno de Estados Unidos
desarrolló, junto a la compañía semillera Delta & Pine
Land, la tecnología transgénica ‘Terminator’ para
producir semillas estériles en la segunda generación. Las
semillas ‘suicidas’ no tienen ningún sentido salvo para las
empresas: el objetivo es impedir que los agricultores
reproduzcan su semilla, obligándolos a comprar semillas
nuevas para cada ciclo de
siembra (…) En
2000, el Convenio de Diversidad Biológica (CDB) de Naciones
Unidas llamó a los gobiernos a no permitir la
experimentación y comercialización de la tecnología
Terminator, estableciendo una moratoria de facto a escala
global. Brasil e India ya han prohibido el uso de esta
tecnología en sus países (…) En la última década, diez
empresas han pasado a controlar 49 por ciento del comercio
mundial de semillas. Las tres mayores (Monsanto,
Dupont-Pioneer y Syngenta) controlan 32 por
ciento del mercado global de semillas y 33 por ciento de las
ventas mundiales de agrotóxicos. Junto a Delta & Pine
tienen 86 por ciento de las patentes sobre variantes de la
tecnología Terminator y dominan la investigación agrícola
industrial global”1.
Delta & Pine Land
es una vieja conocida de la Rel-UITA.
En noviembre de 1998, esta empresa
estadounidense arrojó más de 600 toneladas de semillas de
algodón pretratadas en un predio de una hectárea y media, a
100 metros de una escuela primaria de la comunidad campesina
Rincon'í, a 120 kilómetros de Asunción, la capital
paraguaya.
Los
agrotóxicos contenidos por esas simientes representan más de
cuatro toneladas de productos químicos, algunos
extremadamente peligrosos para la salud humana y el
ambiente. Además, las semillas son portadoras de una
bacteria modificada genéticamente en laboratorio, cuya
acumulación en un espacio tan reducido puede tener
consecuencias imprevisibles, pues sería la primera vez que
se produce una contaminación de este tipo y no hay
antecedentes para tratar de prevenir los efectos2.
Cerca de 1.500 personas fueron directamente
afectadas –la mayor parte niños y niñas-, muchas de ellas
padecen secuelas que aún hoy se conocen apenas parcialmente.
El Estado paraguayo no sólo no reconoció su responsabilidad
en el hecho (la semilla entró vencida a Paraguay), sino que,
además, ninguno de los sucesivos gobiernos ha tenido la
sensibilidad y la decencia de ocuparse de la salud de las
víctimas, abandonas a su triste suerte.
Después de una lucha de seis años apoyada por
la Rel-UITA, los vecinos organizados obtuvieron una primera
victoria judicial cuando dos de los tres responsables fueron
condenados a prisión por delito ecológico. El tercero fue
Eric Lorenz, hasta hoy fugado del país y declarado prófugo
por la justicia paraguaya.
Esta misma Delta & Pine, que no dudó
en destruir la vida de una comunidad campesina arrojándole
su basura tóxica, es una de las transnacionales que con
argumentaciones siempre renovadas y engañosas intenta
levantar la prohibición de Terminator en este reunión de
Curitiba.
A pasar de la
victoria parcial de la pasada semana, no hay duda de que la
industria biotecnológica multinacional continuará
promoviendo la tecnología de semillas estériles.
“Terminador” asomará su cabeza en la próxima reunión del CDB
en 2008 (COP9). “La única solución es una prohibición
absoluta de la tecnología, de una vez por todas”, concluyó
Pat Money, de la Campaña Internacional Terminar Terminator.
Sólo dos países han prohibido la producción y
comercialización de Terminador en su territorio: India y
Brasil. En ese marco, el presidente brasileño Lula da Silva
que abrió la jornada del miércoles 29, expresó en su
discurso que “La
biodiversidad, el conjunto de diferentes formas de vida, es
el mayor tesoro de nuestro planeta. Todo lo que implique una
amenaza o una conspiración contra un reparto equitativo de
los recursos debe ser rechazado como amenaza a la
supervivencia de la humanidad y de la Tierra. Comprender
esto es lo que orientó la posición de Brasil para mantener
en esta Conferencia el espíritu de la COP5, realizada en
Nairobi, donde se estableció la prohibición de las semillas
estériles. Nada que amenace la vida o monopolice el acceso a
sus recursos sirve para la causa común de la humanidad”.
Así como en Paraguay hizo gala de su extrema
irresponsabilidad social y de un cinismo cruel y
neocolonialista, Delta & Pine y las demás
transnacionales asociadas seguirán insistiendo en lograr el
fin de la moratoria, la liberación de Terminator, porque
ellas saben que eso pondría a la humanidad entre sus manos:
quien domina el alimento domina el mundo.
Carlos Amorín
© Rel-UITA
7 de abril de 2006
NOTAS
1 La Jornada,
México. 2/03/06
2 Véase “Las semillas de la
muerte. Basura tóxica de la Delta & Pine en Paraguay”, 1999,
Rel-UITA.
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