México
El zorro en el gallinero:
Monsanto en Manantlán |
Desde hace más de dos años, la multinacional
Monsanto tiene acceso directo y privilegiado al
conocimiento y al germoplasma (semillas) de
teocintle –pariente silvestre del maíz–, gracias a
investigadores públicos mexicanos que se lo brindan
directamente desde un lugar único: la sierra de
Manantlán, Jalisco, donde los científicos
encontraron, a finales de la década de 1970, una
especie de teocintle, el Zea diploperennis, que es
endémica del lugar. Por su importancia, este hecho
fue argumento para que en 1987, se declarase esta
zona como reserva de la biosfera |
Si bien los científicos lo "encontraron" y catalogaron en
1979, los campesinos indígenas sabían de su existencia
algunos miles de años antes y gracias a su trabajo colectivo
de adaptación y cuidado del teocintle crearon un cultivo con
la enorme riqueza y versatilidad del maíz.
México se considera "centro de origen del maíz" precisamente
porque aquí convive el maíz con sus parientes silvestres,
los diferentes tipos de teocintle, situación que sólo se da
en Mesoamérica. Se han realizado muchas investigaciones
científicas sobre la relación fundamental entre maíz y
teocintle y, más recientemente, sobre las amenazas que
representa la introducción de maíz transgénico para estas
especies. Uno de los riesgos que se mencionan es que, a
diferencia del maíz, el teocintle es capaz de reproducirse
sin intervención humana, por lo que al cruzarse con el maíz
podría adquirir características transgénicas, por ejemplo
insecticidas, y afectar a más elementos de la biodiversidad.
En este contexto sorprende que investigadores del Centro
Universitario de la Costa Sur (CUCSur) de la Universidad de
Guadalajara hayan aceptado que Monsanto, principal
trasnacional de los transgénicos en el mundo, "financie" en
este centro universitario estudios sobre el teocintle,
entregándole en forma sistematizada información única en el
mundo sobre el maíz y el teocintle.
El encargado de este proyecto es Roberto Miranda Medrano,
jefe del Departamento de Producción Agrícola de la
mencionada institución. Junto con otros investigadores, como
José de Jesús Sánchez González y Francisco Javier Cárdenas
Flores, ha recogido muestras de maíz y teocintle para
estudiar su hibridación (cruza de maíz y teocintle) en otras
zonas de Jalisco, como por ejemplo El Grullo, Ejutla, San
Miguel y San Lorenzo.
Existe además otro proyecto de recolección de muestras de
maíz y teocintle de todo México, donde participan, además de
los mencionados, Manuel Ruiz Corral y Juan Manuel Hernández
Casillas, investigadores del Instituto Nacional de
Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.
Según los proyectos que presentaron estos investigadores en
la Semana de la Investigación Científica del CUCSur, en
noviembre de 2004, se recolectan semillas en Chihuahua,
Colima, Durango, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, estado de
México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla y
Chiapas.
Los resultados que se esperan del proyecto incluyen "formar
un grupo de trabajo con experiencia en recursos genéticos
del género Zea" (denominación que incluye al teocintle y al
maíz), "para estudiar y proteger el teocintle mexicano", así
como "brindar a la comunidad científica una base de datos...
de información geográfica, tipos de teocintle y tipos de
maíz, con sus localidades de colecta, requerimientos
climáticos, áreas potenciales para inventarios de semillas".
Sin embargo, los auténticos cuidadores y conocedores del
teocintle, las comunidades indígenas, habitantes originarios
del lugar y creadores del maíz, rechazan esta clase de
proyectos como biopiratería, y así lo asentaron en la
declaración del Congreso Nacional Indígena-Región Centro
Pacífico, reunido en Ayotitlán, Jalisco, a fines de 2003.
Gaudencio Mancilla Roblada, representante general del
Consejo de Mayores de la comunidad nahua de Ayotitlán en la
sierra de Manantlán, declaró que "las investigaciones que se
están haciendo tienen alarmada a la propia comunidad.
Queremos seguir protegiendo nuestras semillas" (Christian
Chávez, Semanario Costeño, Autlán, 14/5/04).
¿A qué ética responde dar la espalda a los indígenas y
entregar el conocimiento y la creación campesina, junto a la
investigación pública, a Monsanto, voraz
multinacional que junto a un par más de su estilo es la
principal responsable de la contaminación transgénica del
maíz campesino en México?
Octavio Paredes López, presidente de la Academia Mexicana de
Ciencias, que defendió a nombre de la institución que
preside la ley Monsanto (mal llamada de bioseguridad),
declaró en las conclusiones del Foro Regional sobre Ciencia
y Tecnología, realizado en San Luis Potosí recientemente,
que "México puede destacar en el desarrollo de ciencia y
tecnología y es necesario inclusive buscar acuerdos
internacionales para la formación de investigadores y apoyo
a las investigaciones conjuntas"... Y para más claridad
agregó: "con Estados Unidos podemos alcanzar acuerdos no
sólo de libre comercio, sino también científicos y
tecnológicos" (José Galán, La Jornada, México, 25/8/05).
O sea, México puede no solamente arruinar a sus propios
productores de maíz con el TLCAN, sino también brindar a las
multinacionales el conocimiento académico financiado por
todos, entregando en bandeja de plata los conocimientos de
sus ancestros sobre el cultivo, junto a muchos otros
recursos naturales y culturales. Paradójicamente el mismo
foro declara que "la ciencia y tecnología son temas de
seguridad nacional". ¿Será que el maíz no es elemento
central de la soberanía de México?
Silvia Ribeiro *
5 de setiembre de 2005
* Investigadora del Grupo ETC.
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