El maíz transgénico está
acabando con los cultivos del ecológico
El polen contamina los campos y los agricultores han de
vender la producción más barata
Lo llaman la coexistencia imposible. O maíz transgénico o
ecológico. Aragón es la comunidad con más hectáreas del
transgénico, un regadío que no ha dejado de crecer desde que
se autorizó en 1998; suerte contraria ha sufrido el
ecológico: hace tres años había en la región 120 hectáreas y
ahora, apenas 30. Los agricultores abandonan el ecológico
porque el modificado genéticamente contamina sus campos con
el polen que lleva el aire y tienen que vender su producción
más barata, cuando no pierden las ayudas europeas. La
producción del ecológico en España ha caído un 42% en dos
años.
A orillas del Ebro, el cierzo en invierno y el bochorno en
verano agitan los campos de maíz. Éste último es fatal. El
aire lleva el polen de unos cultivos a otros y las parcelas
de maíz ecológico quedan contaminadas. Cuando los técnicos
hagan sus análisis preceptivos, saldrá transgenia en
las muestras de las mazorcas y adiós a los precios previstos
por producción ecológica. "Hace dos años el 100% de lo
analizado dio positivo a la transgenia y el año pasado un
40%", explica David Olmo, uno de los inspectores del Comité
Aragonés de Agricultura Ecológica (CAAE). Cuando eso
ocurre, los agricultores se ven obligados a vender el grano
como si lo hubieran cultivado de forma convencional. "Por
eso nos pagan unas 24 pesetas el kilo, mientras que el
ecológico sale a 35 pesetas", dice Antonio Mejoral, un
campesino de Tauste, en la comarca zaragozana de Cinco
Villas. Todavía habla en pesetas, pero esos céntimos de euro
abajo mellan la economía de los productores.
LAS MAZORCAS
GRANO A GRANO
Aragón y
Cataluña son las principales productoras de maíz
ecológico
El maíz transgénico ha pasado de 22.317
hectáreas en 1998 a más de 58.000 en 2004
La última reglamentación de Agricultura plantea
una separación entre fincas de transgénico y
ecológico de 220 metros, con surcos de grano
convencional entre ellos
|
En un pueblo cercano, Boquiñeni, Félix Cuartero lo explica
con un símil literario: "Los agricultores ecológicos somos
unos Quijotes y nos están quitando el caballo". Él llegó a
sembrar el centro de su finca con ecológico y la rodeó por
completo de maíz convencional. A pesar de eso no pudo evitar
que se detectara transgenia en las muestras del ecológico.
Con resignación, bromea: "Este año no he tenido pérdidas por
el ecológico, porque no he sembrado". El año anterior sus
ocho hectáreas llevaban en el grano el estigma del maíz
modificado en laboratorio. Calcula que volaron
6.000 euros.
Las pérdidas directas por ventas no son las únicas, dicen.
Los agricultores ecológicos llevan una complicada hoja de
ruta, o cuaderno de campo, "todo es muy burocrático", que
indica las hectáreas cultivadas y las estimaciones de
producción. Si las ventas por ecológico caen por debajo de
un 5% de lo estimado, pierden las ayudas europeas, un riesgo
que no pueden dejar al
albur del viento. Reciben por hectárea de maíz 420 euros. Si
además es ecológico suman otros 135,23, explican en el CAAE.
El cultivo de transgénico está autorizado en España hace
nueve años, 1998, y sólo para el maíz. Desde entonces las
hectáreas dedicadas a este cereal han aumentado hasta
58.000, según el Ministerio de Agricultura, la mayoría en
Aragón y Cataluña. Y la convivencia entre ambos cultivos se
ha vuelto insostenible, según los ecológicos, y
perfectamente compatible, a decir de los defensores del
transgénico.
El director de Asuntos Regulatorios y Científicos en España
de la multinacional del transgénico Monsanto, Jaime Costa,
argumenta, "con las investigaciones del Ministerio de
Agricultura", que el maíz no se contamina y, si lo hace, "no
en una proporción mayor al 0,9%" que el reglamento europeo
marca para la comercialización. "También el polen del maíz
sembrado de forma convencional vuela y puede saltar a los
campos ecológicos, y tampoco las semillas que usan son
necesariamente ecológicas", contraataca Costa.
Para tratar de solucionar esta polémica coexistencia, en
Agricultura se elabora un borrador de real decreto en el que
tendrá que definirse una distancia mínima entre unos y otros
cultivos. "Un grano de polen de maíz vive tres días y la
última reglamentación del ministerio habla de separar unas
parcelas y otras unos 220 metros; eso no sirve de nada",
explica Olmo. Sin embargo, a Costa esa separación le resulta
"desproporcionada". "A partir de los 15 metros, la presencia
de transgénico cae por debajo del 0,9%". Pero esa proporción
no sirve para el ecológico, que debe tener ausencia total de
transgenia.
Tomado de Comfia
El Mundo
20 de octubre de 2006
Volver
a Portada
|