Queda
desacreditada campaña de Monsanto en la que
promueve sus semillas, señala el estudio,
cultivos orgánicos permiten duplicar el
rendimiento, a bajo costo para agricultores,
apunta
Tras dos décadas de investigación en torno al maíz
transgénico y 13 años de comercializarlo en
Estados Unidos, se ha incumplido la promesa
de aumentar en forma significativa la
productividad en su cultivo, señala el análisis
Fracaso en
el rendimiento, realizado por
Doug Gurian-Sherman, experto
de la Unión de Científicos Preocupados (UCS, por
sus siglas en inglés), de ese país.
El estudio indica que durante años la industria de
biotecnología ha anunciado a los cuatro vientos
que alimentará al mundo, prometiendo que sus
cultivos genéticamente modificados producirán
rendimientos más altos. Esa promesa ha resultado
vacía.
La Red por una América Latina Libre de
Transgénicos divulgó la investigación, y afirmó
que es la primera derivada de una evaluación
minuciosa del efecto general que la ingeniería
genética ha tenido en los rendimientos de los
cultivos en relación con otras tecnologías
agrícolas.
Evaluación de cultivos
Se revisaron dos docenas de estudios sobre maíz y
soya, las dos semillas transgénicas sembradas en
el país vecino destinadas a alimentación y
forraje.
En la investigación se encontró que los
desarrollos con tolerancia a herbicidas no han
aumentado los rendimientos, mientras el maíz
resistente a insectos ha dejado una mejora
marginal.
El aumento en
los rendimientos de ambos cultivos en los
últimos 13 años fue en gran parte debido al
mejoramiento tradicional o a otras mejoras en
las prácticas agrícolas, señala.
La red expresa que el informe de la UCS
viene justo cuando suben los precios de los
alimentos y hay escasez en algunos lugares del
mundo, lo cual ha incitado llamadas a aumentar
la productividad agrícola. Las compañías de
biotecnología sostienen que la ingeniería
genética es esencial para alcanzar este
objetivo.
El estudio refiere que
Monsanto hace una campaña publicitaria que advierte sobre una
explosión demográfica mundial y proclama que sus
semillas avanzadas incrementan
significativamente los rendimientos de los
cultivos. Pero los resultados desacreditan ese
reclamo, pues concluyen que es improbable que la
ingeniería genética tenga un papel significativo
en el incremento de la producción de alimentos
en el futuro inmediato.
Los productos evaluados fueron soya
herbicida-tolerante, maíz herbicida-tolerante y
maíz insecto-resistente (conocido como maíz Bt).
Este último es el único que ha logrado un
aumento de entre 0,2 y 0,3 por ciento en el
rendimiento promedio, mientras el incremento
general de los cultivos de este grano, incluidos
los convencionales, fue de uno por ciento, lo
que es considerablemente más que lo
proporcionado por el Bt.
La investigación analiza el papel potencial de
los transgénicos en la producción creciente de
alimento en las próximas décadas y, aunque no
descarta la posibilidad de su contribución en
aumentar los rendimientos de los cultivos,
sugiere que tiene poco sentido apoyar la
ingeniería genética a costa de otras tecnologías
que han probado aumentar sustancialmente los
rendimientos, en especial en muchos países en
desarrollo.
Precisa que
estudios recientes han demostrado que los cultivos orgánicos y otros que
minimizan el uso de pesticidas y abonos
sintéticos pueden doblar los rendimientos de los
cultivos a bajo costo para los agricultores
pobres.
Angélica Enciso L.
Tomado de La Jornada, México
4 de noviembre de 2009
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