Un caso reciente
en Indonesia
Los pueblos se están rebelando frente a la imposición de los
cultivos transgénicos y las luchas para
conservar las semillas están creciendo. Uno de
los casos más recientes tuvo lugar en
Indonesia durante la “Semana de Acción por
el Arroz” (SAA) realizada del 2 al 8 de abril,
organizada por la Red de Acción en Plaguicidas
(PAN Asia-Pacífico). En esta celebración se
reunieron campesinos, agricultores, productores,
comunidades rurales y otros sectores de la
sociedad con el objetivo de festejar y proteger
la cultura del arroz, bajo la consiga “No al
arroz transgénico en Asia”.
Un secuestro
policial
Luego de una manifestación pacífica llevada a cabo el 8 de
abril contra el arroz transgénico, quince
personas provenientes de seis países asiáticos
fueron secuestradas en su propio ómnibus por la
policía, que les trasladó a una comisaría. Allí
fueron sometidas a interrogatorios durante
largas horas y solo fueron liberadas a las 3 de
mañana, pero reteniéndoles sus pasaportes.
Recién el 11, después de 3 angustiosos días, las autoridades
de gobierno devolvieron en forma incondicional
los pasaportes de los 15 participantes
internacionales a quienes se les habían
confiscado.
Entre los detenidos estuvieron la representante de PAN Asia
Pacífico, Sarojeni Rengam y Rhoda
Gueta, de la Coalición de Campesinos de
Asia, junto a otros 13 extranjeros provenientes
de Malasia, Filipinas, Corea,
Tailandia, India y Pakistán.
Sarojeni Rengam afirmó que la liberación
de los detenidos solo fue posible gracias al
enorme apoyo y solidaridad que se recibió de las
distintas organizaciones asiáticas.
El cangrejo bajo
la piedra
Este episodio ocurrido en Indonesia muestra el poder
que las transnacionales ejercen sobre los
gobiernos, que en su defensa utilizan el aparato
represivo del Estado para acallar toda protesta
contra los trangénicos.
Es importante destacar que los cultivos transgénicos fueron
introducidos hace poco más de 10 años y que un
puñado de empresas controlan el mercado
mundial de semillas transgénicas. A eso se
agrega que los cultivos transgénicos en el
mundo han sido seleccionados por las empresas
cuidadosamente y no es casual que hayan elegido
aquellos cultivos que son esenciales para la
alimentación de los pueblos, como es el caso del
arroz en el continente asiático.
Pero además, las semillas transgénicas han sido diseñadas
para ser utilizadas con un paquete de
agrotóxicos, que por supuesto son fabricados por
las mismas empresas multinacionales que producen
las semillas transgénicas.
Una situación
alarmante
La situación es alarmante, ya que cada día el mercado de los
cultivos transgénicos ocupa un mayor espacio y
la industria impone nuevos usos de los mismos
con el objetivo de justificar su agronegocio
avasallador y destructivo.
El reciente episodio ocurrido en Indonesia muestra una
situación en la que quienes deberían ser
sometidos a juicio por apropiación indebido y
por atentar contra la esencia de la vida (la
semilla), gozan de libertad, en tanto que
quienes defienden la vida y la soberanía
alimentaría de los pueblos son privados de
libertad y tratados como criminales.
En definitiva, queda cada vez más claro que la unión, la
solidaridad de los pueblos y el intercambio de
conocimiento son las únicas herramientas
posibles para defender la soberanía y la
seguridad alimentaría y para luchar por una
agricultura libre de transgénicos y agrotóxicos.