Luego de 10 años, las promesas
biotecnológicas siguen sin cumplirse |
- 2006 -
Habiendo
transcurrido ya diez años desde la introducción comercial de
los cultivos transgénicos, las reiteradas promesas de la
industria biotecnológica de producir plantas que
beneficiarían a los consumidores de todo el mundo no se han
materializado aún, según un nuevo informe de Amigos de la
Tierra Internacional.
"Contradiciendo las promesas realizadas por la industria
biotecnológica, la realidad de los últimos diez años
demuestra que no se puede garantizar la seguridad de estos
cultivos y que no son ni más baratos ni de mejor calidad.
Los cultivos transgénicos no constituyen una solución para
el hambre, ni en África ni en ningún otro lugar del mundo,"
declaró Nnimmo Bassey de Amigos de la Tierra de Nigeria.
Las empresas biotecnológicas continúan repitiendo su falso
argumento de que los cultivos transgénicos juegan un papel
en la solución de la problemática del hambre, y el mayor
productor de semillas transgénicas del mundo, Monsanto
Company (NYSE:MON), continúa teniendo una peligrosa
influencia en las políticas agropecuarias y alimentarias de
muchos países y de organismos internacionales.
La influencia de Monsanto sobre algunos gobiernos es
tan sustantiva que muchos países han comprado los argumentos
infundados de la empresa de que los cultivos transgénicos
son beneficiosos para el medioambiente y que contribuyen a
la reducción del hambre.
El informe de 100 páginas "¿Quién se beneficia con los
cultivos transgénicos? Monsanto y la revolución
agro-empresarial de los cultivos transgénicos" concluye que
el crecimiento de los cultivos transgénicos en un número
limitado de países, ha sido en gran medida resultado de las
agresivas estrategias de las empresas biotecnológicas.
"Monsanto jugó el papel de conductor cuando EE.UU.,
Brasil y otros países desarrollaron sus políticas sobre
transgénicos. En Paraguay y Brasil los productos de Monsanto
se cultivaban aunque estaban prohibidos, y en Indonesia la
empresa sobornó a funcionarios gubernamentales. Los
gobiernos deberían dejar de ser serviles a los intereses de
las grandes empresas como Monsanto y dar prioridad a los
intereses de sus ciudadanos y su medioambiente", declaró en
Bruselas Paul de Clerck de Amigos de la Tierra
Internacional.
El Informe de Amigos de la Tierra Internacional salió a la
luz justo unos días antes de la publicación del informe
sobre la situación mundial de la biotecnología
comercializada, producido por el Servicio Internacional para
la Adquisición de Aplicaciones Biotecnológicas para la
Agricultura (ISAAA, por su sigla en inglés) -una institución
patrocinada por las empresas biotecnológicas que promueve a
los cultivos transgénicos como la solución clave para el
hambre y la pobreza- y una semana antes de la asamblea anual
de accionistas (17 de enero) del gigante de la
biotecnología, Monsanto.
El nuevo informe de Amigos de la Tierra Internacional afirma
que:
• Los cultivos transgénicos no son ambientalmente seguros.
La introducción de la soja Roundup Ready de Monsanto,
el cultivo transgénico más expandido en la actualidad, ha
conducido a un incremento en el uso de herbicidas. Informes
independientes de EE.UU. demuestran que desde 1996, el
cultivo de maíz, soja y algodón transgénico ha provocado un
incremento en el uso de plaguicidas de 55 millones de
kilogramos. El cultivo intensivo de soja en Sudamérica está
fomentando la deforestación y está asociado con la erosión
del suelo y la pérdida de fertilidad.
• Los cultivos transgénicos no constituyen una solución para
la problemática del hambre y la pobreza. La mayoría de los
cultivos transgénicos comercializados hasta ahora, están
destinados a la alimentación animal y no a la alimentación
humana; los mismos no han sido introducidos para enfrentar
el hambre y la pobreza. Los cultivos transgénicos que se
siembran actualmente en países en desarrollo, tienen como
principal destino la exportación. En el caso de Argentina,
el segundo productor mundial de cultivos transgénicos del
mundo, sólo queda en el país el 2% de la soja cosechada.
Otros países del Tercer Mundo,
como Indonesia e India, han experimentado también
importantes problemas con los cultivos transgénicos de
Monsanto, y los productores, a menudo, han quedado
fuertemente endeudados.
• La principal empresa productora de semillas transgénicas,
Monsanto, tiene una influencia significativa sobre
gobiernos y organismos internacionales. La empresa controla
alrededor del 90% de los rasgos transgénicos utilizados en
todo el mundo. El éxito de Monsanto en lograr superar
los obstáculos regulatorios e impedir la adopción de leyes
de bioseguridad severas, está bien documentado.
• La industria biotecnológica no ha logrado introducir la
"nueva generación" de cultivos transgénicos con beneficios
para los consumidores, ni los cultivos farmacéuticos
modificados para producir medicamentos, que prometiera.
Después de 30 años de investigación sólo dos modificaciones
han logrado un espacio en el mercado: la resistencia a
insectos y la tolerancia a herbicidas. La industria
biotecnológica continúa centrándose principalmente en los
mismos rasgos, cultivos y aplicaciones que en 1990, y las
raciones animales son el principal
destino de la mayoría de los cultivos de la primer
generación de transgénicos.
Después de 10 años de comercialización de cultivos
transgénicos más del 80% de la superficie total cultivada
con cultivos biotecnológicos se concentra en sólo tres
países: EE.UU., Argentina y Canadá.
eco21.com.ar
28 de
agosto de 2006
Imagen: Rel-UITA
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