Paraguay

Menos mano de obra en la agricultura

 

En los últimos años perdió fuerza la participación de rubros de uso intensivo en mano de obra agrícola, con el incremento de la soja.

 

Según el análisis de la experta en economía Gladys Benegas, el crecimiento de la producción de soja estuvo determinado por la expansión de la superficie cultivada (más de 1,9 millones de hectáreas en la última temporada) y por la elevación del rendimiento por hectárea (promedio es de 2.700 kilos, aunque en el último año cayó por la sequía a 1.800 kilos).


"Para que esto último fuera posible se incorporó profusamente la mecanización en las labores productivas, así como la mayor utilización de agroquímicos y fertilizantes. En este contexto, perdió importancia la superficie destinada al algodón y la caña de azúcar, cultivos que hacen uso intensivo de la mano de obra agrícola", revela un estudio redactado por la experta.

 

La zafra 2002/2003 tuvo como resultados que el algodón y el maíz participaron en la producción con 8% y 7%, respectivamente. La soja se llevó el 68% de presencia.


La importancia relativa dentro del total de las exportaciones agropecuarias de la soja y el algodón varió desde 1985. Así, el textil de un peso promedio en las ventas en torno al 41%, en el quinquenio 1985-1990 cayó a 14% en el período 1996-2001.


En ambos lapsos, la soja se incrementó del 14% al 63% de participación en las exportaciones. Sin embargo, así como el algodón, la oleaginosa vendida tuvo bajo o ningún procesamiento o valor agregado.


La soja generó divisas para el país entre
800 a 1.100 millones de dólares por año. Sin embargo, estos valores se traducen en ingresos para la economía urbana. La alta dependencia de las exportaciones paraguayas en un solo producto coloca a la economía paraguaya en una situación muy vulnerable. Sin embargo, no genera un efecto regadera para las zonas rurales en las que se cultiva: no genera empleo, pues no requiere mano de obra para cosechar, más bien fuertes inversiones en maquinarias, totalmente alejadas de las posibilidades de los pequeños productores. Al mismo tiempo, genera un escaso valor agregado (poca o nula industrialización)", subraya el texto.

 

El uso de una menor mano de obra en la agricultura provocará una pauperización sensible del campo, lo que a su vez repercutirá en los bolsones de pobreza de las ciudades, debido a que los campesinos cesantes irán a éstas para encontrar una nueva actividad para su sustento.

 

 

Diario Última Hora

25 de junio de 2004

 

 

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