México
Las múltiples caras de la contaminación |
El 9 de agosto se publicó en una revista científica
un informe de varios funcionarios del gobierno que
reporta no haber encontrado contaminación en el maíz
campesino en una parte de la sierra Juárez de
Oaxaca, en los años 2003 y 2004. Pese a lo limitado
de la zona parecerían buenas noticias, pero el
informe provoca muchos cuestionamientos, y por otra
parte las conclusiones son altamente discutibles. |
Lo peor, sin embargo, no son las fallas del informe, sino el
uso que está haciendo la industria biotecnológica, la cual
afirma que la contaminación nunca existió, o que si
existiera, sería fácilmente manejable. El ejemplo más burdo,
por lo simplista, son las declaraciones inmediatas de José
Enrique Tron, de la Cámara Nacional del Maíz
Industrializado, según las cuales, "este estudio allana el
camino para la siembra comercial de maíz transgénico en
México." (Elizabeth Velasco, La Jornada, 10/08/05)
Probablemente los autores no tenían la intención de dar
sustento a este tipo de declaraciones. Pero no deja de ser
curioso que el estudio haya sido publicado en fast track por
la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, y
que Barbara Schaal, quien se encargó de la gestión y de la
edición del estudio, trabaja en el Laboratorio Monsanto
de la Universidad de Washington, donde esa transnacional es
una de las mayores patrocinadoras corporativas de la
investigación biotecnológica.
El estudio, titulado Ausencia de transgenes detectables en
las variedades campesinas locales de maíz en Oaxaca, México
(2003-2004), está firmado por Sol Ortiz y Ezequiel Ezcurra,
del Instituto Nacional de Ecología (INE); Jorge Soberón y F.
Acevedo, de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso
de la Biodiversidad (Conabio); B. Schoel de Genetic ID y
Alison Snow, de Ohio State University. Se basa en el
análisis de muestras de 870 plantas de 18 comunidades de un
sector de la sierra Juárez de Oaxaca durante los años 2003 y
2004, analizadas por las empresas Genetic ID y GeneScan de
Estados Unidos.
Entre los cuestionamientos planteados al estudio, está el
hecho de que sólo se tomaron muestras de una zona pequeña
dentro de un mismo ecosistema, sólo en comunidades
forestales. Otros estudios, como el realizado en octubre de
2003, por la red de comunidades y organizaciones En Defensa
del Maíz, el cual mostró resultados de contaminación en
nueve estados del país, también dieron resultados negativos
en comunidades de esa zona.
Por otra parte, las empresas que hicieron los análisis, si
bien cuentan con credibilidad a escala internacional, usan
una base para definir la ausencia de transgenes –según el
estándar comercial internacional–, cuya resolución no sería
suficiente para captar los niveles bajos de su presencia,
los cuales probablemente se presenten en zonas campesinas
que han sido contaminadas (y no en medio de cultivos
industriales de transgénicos). Además, en estas zonas el ADN
transgénico puede haber sufrido modificaciones a lo largo de
varias generaciones, y por tanto, no ser reconocido con los
instrumentos utilizados.
Los autores aclaran que los resultados "no deben ser
extrapolados a otras regiones de México o a años anteriores
en la misma región", y que "no es probable que la situación
actual permanezca estática". Concluyen además que "se espera
que la prevalencia y la variedad de los caracteres
transgénicos en el maíz aumenten, porque (...) el área
global de cultivos de maíz transgénico está aumentando
rápidamente." Advierten también que varias empresas están
manipulando maíz para producción de fármacos, y que esto
requerirá medidas de prevención especiales.
Pese a estas aclaraciones, que matizan el informe, dan la
imagen de un proceso aparentemente terso, lo cual está lejos
de la realidad. La verdad es que no se ha publicado ninguno
de los estudios del gobierno que muestran contaminación en
muchas áreas además de las nombradas. Sólo el INE-Conabio
informó de sus resultados, confirmando la contaminación.
Pero al parecer, frente a las dificultades que estas
instituciones encontraron para ratificar los resultados
obtenidos por medio de diferentes métodos de forma
simultánea, decidieron ir por los estándares de las firmas
comerciales de detección, obviando que éstos podrían no ser
los adecuados.
No se nombra en el estudio que existieron este tipo de
problemas y que podríamos estar, por ejemplo, ante
reordenamientos genómicos que pudieran tener impactos
importantes en el maíz y los campesinos. O que hay muchas
otras interrogantes sobre cómo detectar este tipo de
contaminación y que estamos ante problemas realmente graves,
tanto por la contaminación y sus efectos, como por el costo
y dificultades de la detección, y que además ningún
científico sabe cómo encarar un proceso de descontaminación.
En su lugar afirman que el estudio "provee una base
preliminar muy necesaria para entender las implicaciones
biológicas, socioeconómicas y éticas" de la contaminación.
Una afirmación totalmente fuera de los alcances del estudio,
pero que resulta útil para la industria de los transgénicos.
Los campesinos indígenas, como Baldemar Mendoza, de la Unión
de Organizaciones de la sierra Juárez de Oaxaca, afirman,
por el contrario, que "se está usando este estudio para dar
luz verde a los transgénicos en México, cargando a las
espaldas de indígenas y campesinos controlar la
contaminación que van a seguir provocando. No necesitamos
más estudios; el mejor control de la contaminación es no
permitir los transgénicos".
Silvia Ribeiro *
24 de agosto de 2005
*
Investigadora del Grupo ETC.
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