Rechaza la primera
droga de tipo biogenético |
Autoridades de Bruselas se negaron a aprobar lo que habría
sido la primera droga de uso humano originada en organismos
genéticamente modificados. Para el caso, esos OGM son
animales y la producción sería de bajo costo.
La decisión (no de
“Europa”, sino de la UE) era esperada por un grupo de
farmoquímicas biogenéticas, que ahora cifran esperanzas en
Estados Unidos. Entre ellas, figura la argentina Biosidus.
Por supuesto, si las especialidades derivadas resultan en
verdad baratas, fuertes compañías de India, Sudáfrica y
Brasil buscarían autorización en sus respectivos países.
La firma creadora de la droga, GTC Biotherapeutics, anunció
que apelará la resilución de la Comisión Europea. Según la
empresa, la medida se basa mayormente en un problema de
ensayos clínicos, no en que el compuesto se haya originado
en cabras.
“Con una nueva tecnología, no es apropiado aplicar criterios
por demás conservadores”, sostuvo irritado Geoffrey Cox,
director ejecutivo de GTC, hablando con analistas. Pero,
añadió, “no habrá modo de impedir que apelemos, porque no es
posible echar por la borda quince años de investigaciones no
dejando que el producto llegue al mercado”.
Esta empresa y algunas más implantan genes humanos en
animales, con el objeto de generar proteínas también humanas
en su leche. Luego se ordeñan, se aisla la proteína por
purificación y se la emplea para fabricar drogas. Según las
compañías, el método es una forma más barata y fácil de
producir especialidades biogenéticas. Muchas de ellas, por
ejemplo los anticuerpos monoclonales empleados en el
tratamiento de tumores, se fabrican en cubas con cultivos de
células animales genéticamente tratadas. Pero las plantas
necesarias pueden costar cientos de millones.
Otras drogas proteinóforas, como una de GTC, se extraen de
sangre donada. Pero ésta se obtiene en cantidades tan
exiguas que suelen tener problemas de abastecimiento. La
empresa explica que se precisan 90.000 donaciones para
igualar la cantidad de proteína que una sola cabra genera
por año. Sin embargo, los laboratorios son renuentes a la
tecnología, en parte porque ignoran cuánto tiempo les
llevará a los reguladores aprobar los compuestos
resultantes. De ahí que GTC optase por cortarse sola, aunque
las ventas sean en principio pequeñas.
La firma ha ensayado una proteína antibloqueante llamada
antitrombina en pacientes con una rara deficiencia congénita
en la materia, que arriesgan trombosis fatales. Se probó la
droga en catorce personas que estaban siendo operadas o
dando a luz, situaciones en las cuales no es posible aplicar
antibloqueantes convencionales. A su vez, la agencia de la
UE para medicinas señaló, días atrás, que no recomendaría la
aprobación porque los ensayos involucraron a muy pocos
pacientes. Aparte, la entidad observó que el compuesto
probado no se había fabricado exactamenmte del mismo modo
que las drogas a poner eventualmente en plaza.
Junto con GTC, la holandesa Pharming ha solicitado a la
administración norteamericana de Alimentos y Drogas (F&DA)
certificar una proteína humana, lactoferrina, proveniente de
“vacas transgénicas”, como “generalmente considerada
segura”. Esto permitiría venderla para uso en alimentos. La
lactoferrina humana se halla naturalmente en la leche
materna.
En otro plano, la estadounidense PharmAthene busca obtener
un contrato con la secretaría de Defensa para abastecer una
proteína –butirilcolinesterasa–, útil en el tratamiento de
personas expuestas a gas neurotóxico. La substancia se halla
en el hematoplasma humano, pero en cantidades tan bajas que
sería imposible cubrir las necesitades militares. Hacen
falta 500 litros de plasma para una sola dosis, pero la
leche de un animal podría deparar unas 100.000 dosis por
año. Todo esto tiene una curiosa dimensión: sobran mitos
minoicos, griegos, anatólicos o romanos donde un animal
amamanta acriaturas humanas...
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20
de marzo de 2006
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