La producción
de soja en Uruguay creció 77 por ciento en 2010
y las exportaciones del cereal lo hicieron en
más del 50 por ciento, pero el boom
sojero podría estar llegando a su fin
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca
considera que ya no habría margen para seguir
extendiendo la “frontera agrícola” y productores
del sector se están colocando ante la
perspectiva de un crecimiento cero de la soja en
la siembra 2011-2012.
“Ya creció mucho durante todos estos años. Es
muy poco probable que se mantenga este ritmo por
el simple hecho de que no hay lugar para
cosecharla”, dijo al diario Últimas Noticias
Verónica Durán, asesora de la Oficina de
Programación y Política Agropecuaria de esa
cartera.
Incidiría también en ese freno la sequía
reinante en todo el sur del subcontinente, que
se hace sentir igualmente en los países vecinos.
Uruguay está entre los diez principales
productores de la oleaginosa en el mundo y en
América Latina se sitúa por detrás de
Argentina, Brasil y Paraguay.
En los últimos años la expansión de la soja ha
sido brutal, al punto que en 2010, debido a las
ventas del producto, las exportaciones vegetales
superaron, por primera vez en la historia
reciente uruguaya, a las animales.
En 2010, el volumen exportado de soja llegó a
casi dos millones de toneladas, 80 por ciento
más que en 2009. En valor, representaron 701,2
millones de dólares, el doble que en 2009. El
mercado chino absorbió las tres cuartas partes
de las ventas.
A comienzos de la década de los noventa,
prácticamente no había tierras plantadas con
soja en el país. En 2000, la superficie
cultivada llegaba a 14.000 hectáreas, y al
término de la zafra 2009-2010, de acuerdo a
datos del Ministerio de Agricultura, se
superaron las 800.000 hectáreas (49 por ciento
más que en 2008-2009), mientras la producción y
el rendimiento crecían exponencialmente. La
primera trepó a 1.028.600 toneladas (77 por
ciento de crecimiento respecto a la siembra
2008-2009) y el rendimiento a
1.780 kilos por hectárea (19 por ciento más).
La
lechería, uno de los rubros
tradicionales en Uruguay, fue una de
las afectadas: 100 mil hectáreas
dedicadas a esa actividad se
perdieron en un solo año y pasaron a
ser destinadas al cultivo de la
soja. |
Para la zafra 2010-11, el rendimiento se
acrecentaría a 2.105 kilos por hectárea, la
producción subiría a 1.816.800 toneladas y la
superficie sembrada cubriría 950.000 hectáreas.
El boom sojero fue favorecido por los muy
altos precios pagados por la oleaginosa en el
mercado mundial y los paquetes tecnológicos
aplicados a su producción. Fue una tentación
para ganar mucho dinero a corto plazo.
Empresas extranjeras del agronegocio,
fundamentalmente argentinas, presionaron sobre
el mercado local ofreciendo por el arriendo de
tierras precios mucho mayores a los pagados
hasta entonces en Uruguay. Resultado:
algunas producciones fueron abandonadas o
retrocedieron.
La lechería, uno de los rubros tradicionales en
Uruguay, fue una de las afectadas: 100
mil hectáreas dedicadas a esa actividad se
perdieron en un solo año y pasaron a ser
destinadas al cultivo de la soja.
Buena parte de los sectores a los que la soja
“comió” espacio son más generadores de puestos
de trabajo y de valor agregado.
“A diferencia de la lechería, que afinca a la
gente a la tierra, mejora los suelos porque hay
que hacer rotación de cultivo por pradera y
fertilización” y constituye “un polo de
desarrollo, porque en los lugares donde se
implementa hay talleres, transportistas” la soja
“da muy poca mano de obra y no deja gente
viviendo en los lugares”, señala un documento de
2008 del Centro Latinoamericano de Economía
Social.
Una investigación del diario Últimas Noticias
indica también que los efectos del boom
sojero repercutieron hasta en la educación. En
los años pasados, “la Facultad de Agronomía vio
cómo sus alumnos abandonaron los estudios antes
de finalizarlos porque son tentados por las
empresas del rubro con grandes sueldos para
trabajar en sus emprendimientos”, destaca el
matutino.
Los productores de soja están presionando de
todas maneras al gobierno para que aumente sus
inversiones en infraestructuras, por ejemplo en
dragado de ríos, para que las exportaciones del
producto no decaigan.
Si la sequía se prolonga en el tiempo, las
previsiones de crecimiento de la superficie
sembrada en soja este año podrían no
concretarse.
Aun así, como el déficit hídrico seguramente no
se limitará a Uruguay sino que se
extenderá a todos los países del área
productores de alimentos, los precios de esos
productos tenderán al alza, compensando una
eventual caída de la producción.
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