Argentina
Con Adolfo Boy
Las tramoyas de Monsanto y su
Sobrina Nidera |
Argentino,
ingeniero agrónomo con énfasis en horticultura, Boy fue
técnico del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
(INTA) durante 36 años, y director de la Estación
Experimental de la Facultad de Agronomía de San Pedro.
Actualmente integra el Grupo de Reflexión Rural (GRR),
decidido a no dejar en paz a la
transnacional
Monsanto.
MONSANTO NO SE VA
Boy es categórico: “La
transnacional Monsanto fue la
que disparó la explosión del cultivo de soja en Argentina”,
dice y advierte que “diario Clarín es la vanguardia cuando
se trata de defender los intereses de Monsanto y de
promocionar la producción de soja”.
Y para corroborar esta
afirmación no es necesario revisar viejos archivos. El
pasado, 9 de febrero, Clarín se despacha con una promisoria
evaluación de la economía de la Argentina gracias a la
producción de soja (ver recuadro 2).
-¿Cómo actúa y cómo llega
Monsanto a conquistar el mercado agrícola argentino?
-Monsanto es el
protagonista de esta revolución que implican los
transgénicos, aplica su estrategia de transnacional y
aparece bajo distintas máscaras. Generalmente marca un
perfil bajo e incluso trata de no aparecer. Monsanto
busca subsidiarias locales y a través de ellas actúa.
Aproximadamente, entre 1985 y
1990, a nivel mundial, Monsanto realiza un estudio de
mercados. Se le pregunta a los productores agrícolas qué
aceptación tendrían semillas con resistencia a ciertas
plagas, una especie de semilla ideal. Y, resulta, que es en
la Argentina donde la propuesta encuentra mayor receptividad
porque previamente se había logrado involucrar a los
chacareros en lo que se dio en llamar la revolución verde.
Entonces Monsanto busca
un socio local y así aparece la empresa Nidera. En la
actualidad Clarín Rural -que es el paradigma de la manija
biotecnológica-, dice que nosotros atacamos a Monsanto
y que cuando Felipe Solá (Ingeniero agrónomo; secretario de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación durante la
administración de Carlos Menem. Febrero 1993- agosto de
1998) libera la venta de soja transgénica -en 1996-,
Monsanto no estaba en el negocio lo cual es mentira.
A esa altura Monsanto le
había vendido a Nidera la patente de lo que hace que la soja
resista al herbicida. Se pude decir que Nidera es
Monsanto.
-O sea que Monsanto vende
a Nidera el descubrimiento en ingeniería genética que le da
a la planta de soja resistencia a determinados herbicidas.
-Si. Pero conviene hablar de
eventos porque a veces se habla de ingeniería genética y se
dice que se le introduce un gen a las plantas para tal o
cual cosa. En realidad se trata de un paquete tecnológico de
genes, de promotores, de trozos de virus para que las
plantas bajen las defensas.
-Entonces se vende al mercado
agrícola una semilla que va a precisar determinado
herbicida.
-Claro. Antes un productor usaba
cuatro herbicidas y ahora usará uno sólo que lo produce y lo
vende Monsanto. Ese paquetito tecnológico al que me
refiero es el que está patentado pero no tiene ningún valor
si no se lo introduce en una planta de rendimiento
comprobado en una zona determinada. Y este trabajo lo hizo
durante años el INTA, las facultades, los organismos de
desarrollo de la Argentina y con dinero público.
En 1964 yo ingreso al INTA y uno
de mis primeros trabajos consistió es un ensayo -en toda la
Argentina- de cultivos de soja. Veinte años de trabajo
nacional acumulado son tomados por Nidera que le pone la
patente y empieza a vender -gracias a la autorización de
Solá- una semilla resistente al glifosato que lo vendían
ellos mismos.
-¿Cómo es que privados se
apropian de los resultados de la investigación nacional?
-En Argentina la investigación
es abierta.
-¿Cabe la posibilidad de que
científicos argentinos estuvieran trabajando para
Monsanto desde centros de investigación públicos?
-No puedo afirmarlo, pero sí
creo que algunos técnicos pueden haber pecado de inocentes.
La realidad del Tercer Mundo señala que la ciencia y la
investigación carecen de recursos y entonces se apela a los
fondos que llegan de las transnacionales. Con el trigo pasa
lo mismo. Hay un proyecto financiado por una multinacional
que se lleva adelante en Uruguay y Argentina para obtener
trigo en siembra directa.
-Las razones que motivan a los
productores a plantar soja ¿obedecen más a elementos
culturales o a cálculos de rentabilidad?
-Las dos cosas. Nuestros
productores son receptivos a la innovación tecnológica y
padecen de cierto enamoramiento de la ciencia. Creen que
ciencia y progreso son sinónimos, y no siempre es así. Es
importante señalar que la tecnología de los transgénicos en
la Argentina no fue algo impuesto sino que el productor la
quiso y la adoptó.
Durante el gobierno de Carlos
Menem es que se da la producción masiva de productos para la
exportación. Estamos hablando de las “comodities”.
-¿Qué significan los “comodities”?
-Los diccionarios de inglés
dicen que comodities es lo obtenido de la producción
agropecuaria o minera, pero tenemos que agregar a esta
definición que comodities son productos producidos a granel
con muy bajo costo y que sirven para muchas cosas pero
generalmente su proceso culmina en el consumidor que lo
ingiere. A este proceso, a partir del 90, se le dio manija
por todos los medios. Es lo que conocemos como
agroindustria.
Este fenómeno se da debido a que
los productores se desesperan por comprar la semilla que
vende Nidera. En 1996 la soja transgénica inunda el país
porque el productor agropecuario descubre que puede hacer
más cultivos de soja aunque desplace a otros cultivos. Se
bajan costos. Pero como está probado -en publicaciones de
1998- cuando todavía había soja tradicional, ésta era más
rentable que la transgénica porque a la transgénica había
que comprarla y a la tradicional el chacarero la guardaba de
un año para otro.
-Entonces ¿cómo se expande la
soja transgénica?
-A través de lo que se llama la
bolsa blanca.
-¿Qué significa la “bolsa
blanca”?
-Se le llama así a las bolsas de
semillas que los productores se pasan entre ellos casi sin
costo alguno. Es significativo que sólo el 20 por ciento de
la semilla la vende Monsanto pero esto no le importa
a esta transnacional pues lo que quería era tener
productores “adictos”.
Pero cuando a Monsanto se
le vence la patente del glifosato los chinos comienzan a
producirlo y este llega a la Argentina a la mitad de precio
que lo que lo vende Monsanto.
Entonces el productor parte de
una bolsa blanca de costo cero y un glifosato cada vez mas
barato aparte de la mano de obra que se ahorra.
-Estados Unidos también produce
soja transgénica en gran escala y su producción es más cara
que en la Argentina
-En Estados Unidos también se
liberan los transgénicos y los chacareros observan como los
argentinos producen soja de una manera impresionante y a
menores costos. Los productores denuncian esto al gobierno
estadounidense y una oficina de seguimiento denuncia a
Monsanto de practicar una doble política: a ellos les está
prohibido guardar semillas de un año para otro y si la
guardan tienen que pagar un peaje técnico mientras que en
Argentina no. Pero nadie menciona que en el informe de una
delegación de esa oficina de seguimiento contable de
prácticas comerciales de los Estados Unidos se habla de
Nidera pero la denuncia es contra Monsanto. Así que
Clarín Rural no venga con que Monsanto no estaba en
el negocio.
También dice ese informe que
Nidera presenta la soja RR con toda la información que le da
Monsanto pero no la patenta para que el productor
haga su semilla libremente. En enero de 2000 sale este
informe y ese año Monsanto patenta el evento pero ya
la Argentina esta inundada con esa soja.
A partir del 2000 esta
transnacional comienza a decir que su negocio es la semilla
porque su patente de glifosato se vence y demandan al
gobierno chino por dumpping. Pero hacen esta demanda en un
momento que Argentina vende la mayor parte del aceite de
soja a China. Entonces el gobierno argentino no toma medidas
contra el gobierno chino y Monsanto pone el grito en
el cielo y amenaza con retirarse de la Argentina que es un
caos, que no se respeta la propiedad intelectual pero nada
dicen que ellos no lo patentaron porque no les interesaba:
la “droga” debía correr, debía expandirse.
-Monsanto anunció
discontinuar su programa de investigación en soja y
suspender la venta de semillas en Argentina debido a la
piratería de sus semillas.
-Sí, pero enseguida salió a
aclarar que no se retirará de la Argentina. Y de retirarse
Monsanto queda a través de Nidera.
Carlos Caillabet
© Rel-UITA
25 febrero
de 2004
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