Durante la
temporada 2008/2009, la superficie de cultivos
transgénicos en Chile aumentó a 30.101 ha
comparado con las 24.921 ha autorizadas el 2007
Sociedad Civil alerta presencia de liberaciones
de transgénicos en el país y regiones ya
saturadas de transgenia. “Los cultivos
transgénicos continúan expandiéndose en Chile
sin regulaciones suficientes que proteja las
semillas tradicionales, los centros de origen y
que evite la contaminación transgénica a los
cultivos tradicionales y daños al medio
ambiente, alertó María Isabel Manzur,
Coordinadora de la Red Por un Chile Libre de
Transgénicos.
Durante la
temporada 2008/2009, la superficie de cultivos
transgénicos aumentó a 30.101 ha comparado con
las 24.921 ha autorizadas el 2007,
cifras que a juicio de Manzur, nos aleja
aun más de tener un país libre de transgénicos.
La mayor producción corresponde a maíz
transgénico (20.911 ha), siendo novedad en esta
temporada, la expansión en las superficies de
semilleros de soya
(1.398 ha en 2007 a 5.206 ha en 2008) y raps (1.188 ha en 2007 a 3.914 ha
en 2008).
También Chile es utilizado como campo de
pruebas de nuevos eventos transgénicos, lo que
implica mayores riesgos de contaminación.
En cuanto al maíz transgénico, ya se ha
demostrado su capacidad de contaminación de
variedades tradicionales. La Fundación
Sociedades Sustentables (FSS) en conjunto
con el Programa Chile Sustentable y Desarrollo
Rural Colchagua encontraron contaminación de
maíz convencional para consumo interno en la
Región de O¨Higgins el año 2008, de 30 muestras
de maíz analizadas en el laboratorio del INTA,
4 estaban contaminadas.
Situación en regiones
Otro aspecto preocupante es que los semilleros
de maíz se están desplazando desde la Región de
O´Higgins a la Región del Maule, por que están
escaseando los lugares donde sembrar
transgénicos por falta de aislamientos, que son
áreas que rodean los cultivos transgénicos e
impiden que estos se contaminen. “Esto en la
práctica nos demuestra que en Chile ya tenemos
regiones saturadas de transgénicos”, puntualiza
Isabel Manzur.
Por otro lado, se puede constatar la grave
expansión del maíz transgénico en la región de
Arica Parinacota donde se han cortado añosos
olivos que daban una tradición al valle de Azapa
y se han reemplazado por transgénicos, lo que
tiene preocupados a muchos agricultores. Esta
región ha sido seleccionada por las grandes
transnacionales semilleras por su clima benigno
que les permite producir más de una cosecha al
año. “Las autoridades nacionales y regionales
han sido irresponsables en permitir la expansión
de transgénicos en esta región, que es centro de
diversificación de maíz, donde se reportan 8
variedades de maíz prehispánico, algunos de
8.000 años de antigüedad presentes en momias.
Está además el famoso maíz de Lluta que crece en
condiciones de alta concentración de boro, único
en el mundo, un valioso recurso genético, que
evidentemente no resguardamos”, agregó Manzur.
También se observa la siembra de nuevos cultivos
no antes permitidos como la cebada,
desconociéndose sus impactos, ya que en Chile
se autorizan cultivos transgénicos sin estudios
de impacto ambiental. También se ha permitido la
alfalfa transgénica desde el año 2006, a pesar
que este cultivo fue prohibido en Estados
Unidos. por su alto riesgo. El 24 Junio de
2009, una Corte de Justicia de Estados Unidos.
prohibió la siembra de alfalfa transgénica
resistente a herbicida en todo el país, a la
espera de estudios de impacto ambiental porque
puede causar daño irreversible a las variedades
convencionales y orgánicas, al ambiente y daño
económico a los propios agricultores.
Farmacultivos
Finalmente se expande la siembra de los
peligrosos y no regulados cultivos farmacéuticos
con la siembra de 65 hectáreas de cártamo en la
RM el 2008. El Servicio Agrícola Ganadero
(SAG) ha autorizado en el pasado la siembra
de maíz, canola, cártamo y arroz farmacéutico,
cultivos que no se permiten en otros países, por
el riesgo de contaminar los alimentos con
fármacos y dañar el medio ambiente. Se ha
permitido el maíz con alto contenido de proteína
avidina, aprotinina, Lipasa Gástrica de Perro,
Lisina, con anticuerpos monoclonales. El cártamo
que se ha autorizado contiene enzima Bovina.
Proteína A (VIH), Expresión del gen A, Gen EZ
PROTNT, Proteína FEP (Fish enhancement protein),
Insulina, todas ellas sustancias de uso
farmacéutico.
Pese a la importancia del tema, no existen datos
precisos sobre dicha expansión, el SAG
solo entrega información parcializada a pesar de
la nueva ley de acceso a la información. No
conocemos detalles de todos los cultivos que
autoriza, sus modificaciones genéticas, las
empresas responsables, ni los lugares exactos de
liberación de transgénicos. Esta información a
juicio de la coordinadora de la Red Por Un Chile
Libre de Transgénicos podría “permitir a los
agricultores convencionales y orgánicos adoptar
medidas de resguardo para evitar la
contaminación de sus cultivos”.
Oscuro Panorama
Chile
no esta cuidando sus recursos genéticos
específicamente cuando la FAO convocó en
septiembre 2009 la Segunda Conferencia Mundial
de Semillas, la reunión más importante sobre
esta materia que se celebra en la última década,
que abordó las formas de promover el desarrollo
de nuevas variedades de plantas, además de la
disponibilidad de semillas tradicionales de
calidad para los campesinos y la seguridad
alimentaria en el futuro para enfrentar el
cambio climático.
Isabel Manzur
explica que tanto el Servicio Agrícola Ganadero,
como la Ministra de Agricultura han hecho oídos
sordos a las continuas denuncias provenientes
desde la sociedad civil, sobre la peligrosidad
de estos cultivos y no han tomado las medidas
necesarias para erradicar la contaminación del
maíz, demostrada en la VI Región. Chile
no es parte del Protocolo de Bioseguridad, donde
se negocia un régimen de responsabilidad y
compensación por los daños causados por los
transgénicos. La legislación chilena tampoco
contempla sanciones por tales daños, por lo que
las empresas que contaminan y el gobierno que
autoriza, quedan impunes cuando se producen
daños por contaminación.
Finalmente, La Red Por un Chile Libre de
Transgénicos, compuesta por 27 organizaciones de
la sociedad civil hace un llamado a las
autoridades a tomar conciencia de los impactos
de los cultivos transgénicos en territorio
nacional, ya que las liberaciones descontroladas
ponen en serio riesgo el patrimonio genético del
país, la salud de la población y el medio
ambiente.
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