Paso Alto en
concordato
Más que un paso en falso
Paso
Alto, Fondo Forestal y Valleflor fueron en su
momento los tres principales fondos forestales
que captaron mayor cantidad de inversores e
inversiones privadas. |
A principios de los noventa, por iniciativa del
contador Mario Bolla y otros empresarios, Paso Alto adquirió
tierras de prioridad forestal en el norte del país, forestó,
parceló y vendió los predios. Las extensiones mínimas eran
de diez hectáreas y se vendieron a precios que oscilaron
entre 1.500 y 1.800 dólares la hectárea. La compra incluía
un contrato de mantenimiento del bosque por el cual Paso
Alto cobraba anualmente al propietario 55 dólares por
hectárea.
No hay zapatos de
seguridad,
no hay siquiera
zapatos.
La esclavitud
asoma en
la forestación uruguaya |
La empresa proyectó rentabilidades de "por lo menos 15
por ciento", basada en datos del mercado, cuando la tonelada
FOB de madera pulpable se cotizaba a 60 dólares. Se estimó
entonces el precio del metro cúbico en 16 dólares netos, lo
que daba un ingreso por hectárea superior a los 5.600
dólares en el momento de la tala. Una cifra más de tres
veces mayor que la inversión inicial. Pero ocurrió que los
precios internacionales de la madera se redujeron hasta
llegar a los 25 dólares promedio, mientras aumentaron los
precios de fletes y seguros. El valor neto del metro cúbico
de madera pulpable se sitúa hoy en 7,5 dólares, bastante
lejos de aquellos 16 inicialmente proyectados.
Por otra parte, los técnicos de Paso Alto previeron un
crecimiento de las especies plantadas –Eucalyptus globulus
globulus (EGG) y Maidenii (EGM)– de entre 35 y 40 metros
cúbicos por año, lo que al cabo de diez años daría un
rendimiento de 350 metros cúbicos por hectárea. En
Tacuarembó, donde la empresa instaló la mayoría de sus
plantaciones, los suelos son aptos para esas especies pero
no el clima, por lo que el rendimiento fue siete veces menor
al esperado: los cortes de EGG promedian los 50 metros
cúbicos y los de EGM, aunque mayores, presentan problemas de
colocación y otras dificultades. Los técnicos se basaron en
estudios de consultorías externas sin realizar un análisis
propio y fomentaron el negocio sin pensar demasiado en
consecuencias adversas porque era la hora de forestar. En la
revista Noticias del Sindicato Médico y en todas partes
aparecía la publicidad de Paso Alto que aseguraba una
inversión altamente rentable y segura para toda la vida.
Para algunos se transformó en la esperanza de una jubilación
cómoda o en una supuesta tranquilidad económica para las
generaciones futuras. Algunos invirtieron todos sus ahorros
en aquel "banco forestal".
Las plantaciones de EGG debían durar por lo menos 30
años –tres ciclos– pero tarde se descubrió que es una
especie sin rebrote. El famoso negocio forestal terminó
siendo ruinoso. Según el testimonio de un inversor en Paso
Alto, recogido por Nicolás Lussich en El País Agropecuario
de setiembre, cuyo padre ya fallecido invirtió 60 mil
dólares a mediados de la década pasada, "con el panorama que
tenemos (recuperar) 20 mil dólares sería hasta positivo".
Más de 500 personas invirtieron en Paso Alto en unas
20 mil hectáreas. En 1999, previendo lo que se venía, unas
200 de ellas, con el contador Bolla al frente, fundaron una
sociedad anónima, Uruwood, a la que canjearon sus parcelas
(12 mil hectáreas) por acciones. La nueva empresa se encarga
del mantenimiento y la comercialización de la madera.
Uno de los accionistas de Uruwood, que pidió a BRECHA
reserva de su nombre, explicó que la situación de los
accionistas es mejor que la de quienes permanecieron en Paso
Alto, y que aunque ya no alimenta expectativas de
reencontrarse con el capital que invirtió, al menos confía
en recuperar buena parte.
En julio de 2003 Paso Alto solicitó concordato por
unos 7 millones de dólares, el cual le fue concedido en
setiembre, así como una moratoria que vence en noviembre de
este año. En 1998 la empresa había emitido obligaciones
negociables por 5 millones de dólares. Algunas de ellas se
hallan en poder de instituciones bancarias y otras en manos
de particulares que depositaron su confianza en la
publicidad forestal. Una asamblea de obligacionistas facultó
al Citibank a representarlos e iniciar acciones para
efectivizar los papeles.
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