Está de vacaciones desde el 19 de
diciembre. Recién el 27 de febrero el
ministro Marco Aurelio de Melo
preguntó la dirección dónde debía
cumplir su reclusión a domicilio.
El
criminal de lesa humanidad, requerido
por la Justicia de Argentina y Uruguay,
bebe cervezas en el bar La Iguana de
Santana do Livramento y hace asados con
sus amigos.
El torturador uruguayo Manuel Cordero,
requerido desde Argentina y
Uruguay por crímenes de lesa
humanidad, disfruta desde mediados de
diciembre de una efectiva libertad
ambulatoria en Santana do Livramento y
recién ahora, más de dos meses después,
la Justicia brasileña inquirió sobre el
acatamiento de su reclusión
domiciliaria. En una resolución fechada
el pasado 27 de febrero, el ministro
Marco Aurelio de Melo, el juez del
Supremo Tribunal Federal (STF)
brasileño que durante dos años ha
dilatado una decisión sobre la
extradición del militar uruguayo,
admitió un cuestionamiento de la Policía
Federal que el 27 de enero preguntó
sobre dónde Cordero cumpliría su
arresto. El ministro Marco Aurelio
dispuso ahora un diligenciamiento en el
que le pide a la defensa del propio
torturador Cordero que explicite
el lugar físico, dirección concreta y
titularidad de la propiedad en la que se
suponía que estaba cumpliendo la prisión
domiciliaria dispuesta el pasado 19 de
diciembre. En esa fecha, el propio
Marco Aurelio de Melo impidió una
decisión de sus colegas del STF
para otorgar la extradición del
torturador uruguayo a Argentina,
cuando en una imprevista intervención,
alegó que por razones humanitarias debía
concederse la prisión domiciliaria al
militar ya que tenía que someterse a una
urgente intervención quirúrgica.
Cervezas
en La Iguana
Sin embargo,
desde mediados de diciembre Cordero ha podido mantener su libertad
ambulatoria en Santana do Livramento,
donde se le ha visto bebiendo cervezas
en un bar llamado La Iguana, ubicado a
pocas cuadras de la avenida limítrofe
que separa la ciudad brasileña de la
capital departamental de Rivera.
Las fuentes de La República sostienen
que el torturador uruguayo se pasea por
la localidad brasileña, realiza
reuniones en su domicilio, al que
concurren viejos amigos de ambos lados
de la frontera, en una situación que
habría alcanzado el colmo de la ironía
cuando llegó a dar cuenta de sus
excursiones a las propias autoridades
policiales. Ante esa situación fue que
la Policía Federal envió un escrito al
Supremo Tribunal Federal en Brasilia
preguntando sobre sus responsabilidades
en la custodia del militar uruguayo, que
podría fugarse como ya lo hizo de
Uruguay cuando era requerido por un
delito de desacato por ofensa contra un
juez que lo indagaba por apología de la
tortura.
La
extradición de Manuel Cordero,
responsable de torturas, asesinatos,
violaciones y desapariciones en
Argentina y Uruguay, tenía cinco votos a
favor y dos en contra entre los diez
ministros del STF, cuando Marco Aurelio
de Melo abogó e impuso la incumplida
reclusión domiciliaria del torturador
uruguayo.
Roger Rodríguez
Tomado de La República
6 de marzo de 2009