Señor
Barack Obama
Presidente
Electo de los Estados Unidos de América
Respetado Señor Presidente:
Le escribimos este mensaje con la convicción de que su
elección expresa los profundos deseos de cambio de la
mayoría del pueblo estadounidense, cambio en el manejo
de la economía, en las relaciones sociales y en las
relaciones internacionales y desde luego en la relación
entre los Estados Unidos de América y los pueblos
indígenas. Lo felicitamos por haber sido elegido por y
para tan noble aspiración de su pueblo.
Queremos que el nuevo presidente de Estados Unidos
conozca la situación de los pueblos indígenas de
Colombia, cómo hemos sufrido más de
1.200
asesinatos en los últimos seis años, cometidos por
paramilitares, guerrilleros, policías y militares, es decir por grupos armados ilegales y por la fuerza
pública; cómo esta circunstancia está siendo aprovechada
para despojarnos institucionalmente de nuestros derechos
con una legislación de despojo, que incluye un estatuto
rural y normas sobre minería, hidrocarburos, aguas,
acueductos, propiedad intelectual, parques nacionales,
transferencias de recursos y que se completaría y
eternizaría de entrar en vigencia el llamado Tratado de
Libre Comercio con Estados Unidos, que obliga al
país a indemnizar a los inversionistas si cambia sus
leyes y a someter nuestros litigios con ellos a árbitros
internacionales por fuera de nuestra jurisdicción y bajo
el imperio de las costumbres comerciales externas.
Esta lógica mercantil que se impone por encima del
respeto que merece la vida, ignora, vulnera y viola
todos los acuerdos y convenios internacionales que la
humanidad ha definido para poner por encima de lo
particular el bien colectivo que es la vida. Por eso
convenios como el 169 de la OIT y la Declaración
sobre los Derechos Humanos de los pueblos indígenas de
la ONU son ignorados tanto por el gobierno de su
país como por el nuestro.
Desafortunadamente los gobiernos de Estados Unidos
con el Plan Colombia y el apoyo a lo que el
actual gobierno colombiano llama “seguridad
democrática”, han contribuido mucho a nuestra situación.
Grandes empresas transnacionales, se han beneficiado con
contratos petroleros o de gas, concesiones mineras,
privatizaciones y bajos salarios y apuntan a la
explotación de la biodiversidad de nuestros territorios.
Para contribuir a que todo esto cambie, quisiéramos que
el nuevo presidente de Estados
Unidos
pudiera personalmente oír nuestra palabra, la palabra
que nos ha costado vidas y que defendemos todos los días
con nuestra voz, nuestro caminar y nuestra resistencia
civil. Es la palabra que desde el 10 de octubre pasado
paseamos por toda Colombia en la
Minga de Resistencia,
gran movilización nacional que convocamos desde
nuestros pueblos indígenas, en asocio con otros pueblos
y procesos.
Queremos que el nuevo
presidente
de Estados Unidos pueda oír personalmente que en un país
donde tantos son y han sido asesinados, desaparecidos,
secuestrados, torturados y exilados, oponemos a los
fusiles la palabra, a la violencia la palabra, al
conformismo la resistencia civil, que sepa que nos
movilizamos por miles a pesar de las balas, la represión
y las calumnias.
Creemos que el espíritu de cambio de su pueblo es
incontenible. Que es una poderosa fuerza que se juntará
con nuestra palabra inmemorial y con la necesidad de
cambio que expresa toda América Latina. Lo
invitamos a que la oiga aquí en Colombia y
estamos dispuestos a ir a nombrarla allá si usted decide
invitarnos para que podamos llegar con ella hasta
Washington. Aquí o allá es el mismo planeta que tenemos
como misión cuidar y en las circunstancias actuales,
salvar, juntos, todos.
Finalmente, debemos asumir respetuosamente nuestra
verdadera dimensión frente a la Madre Tierra y a la
Historia. La primera, nos ha dado toda la vida. La
segunda, hija de la primera, es el quehacer de los seres
humanos en sociedades y sistemas que no han madurado
para alcanzar la armonía y el equilibrio que se
requiere. Como seres humanos, hijos de la misma Madre
Tierra, le hablamos como hermanos. Como indígenas, le
hablamos como pueblos, fruto de la Ley de Origen que nos
obliga a buscar y reclamar el equilibrio y la armonía
entre la Historia y la Madre Tierra.
Reconciliar la historia de los seres humanos con los
ritmos y procesos de la naturaleza no es una opción,
sino un imperativo impostergable. La codicia, le
sacralización de la acumulación, la transformación de la
vida en mercancía explica la crisis de su país, el
desastre económico y el inevitable fin de la vida como
consecuencia de una economía que lo destruye todo para
que algunos sacien su codicia. La destrucción de
nuestros pueblos en Colombia, es consecuencia de
esta equivocación que hoy llamamos crisis.
Hermano Presidente electo Obama. No le escribimos
para pedirle nada en particular para nosotros, porque
sabemos que la muerte de nuestros pueblos, el fin de
nuestras culturas a manos de una codicia equivocada,
simboliza el fin de la vida toda. Antes de desaparecer,
nombramos y caminamos nuestra palabra. A nombre de la
vida, del cambio que reclama la Historia, escúchela,
escúchenos, para que hagamos el esfuerzo de encontrar la
manera de armonizar la Historia con la Vida. Lo
esperamos
Proponemos entonces un encuentro entre nuestros pueblos
y el nuevo Presidente de Estados Unidos para
tratar lo que hemos expuesto.
Con gran respeto.
Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cuaca (ACIN)
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