-¿Cuál es su
evaluación sobre el Grito da Terra Brasil 2008?
-Muy positiva en varios aspectos. Primero por el proceso de
discusión previa que se dio en cada municipio y que movilizó a más
de 100 mil personas participando en todo, desde la elaboración de la
plataforma de reivindicaciones, hasta el esfuerzo por recaudar
fondos con los cuales llegar hasta aquí desde todos los estados del
país, a veces viajando dos y tres días en ómnibus para venir y otro
tanto para regresar. También fue positivo que lográramos presentar
una pauta amplia, con muchos ítems, pero al mismo tiempo con algunos
ejes centrales bien definidos.
-¿Qué obtuvieron de
estas negociaciones?
-En primer lugar, el compromiso del gobierno de empezar a
discutir una política para sostener a los asalariados rurales que
perderán sus empleos como consecuencia del proceso de mecanización
de ciertas tareas, para que sean incluidos en programas concretos
que les permitan reinsertarse como trabajadores. Esta es una antigua
reivindicación nuestra que, por primera vez, el gobierno acepta
atender.
-¿Cuál fue el
acuerdo presupuestario esta vez?
-Estamos satisfechos con los fondos obtenidos para la zafra
2008/2009 en apoyo a los créditos para la agricultura familiar.
Relacionado con esto, se definió la suma destinada para asistencia
técnica, lo que garantizará mejores proyectos y el acompañamiento de
los agricultores en la producción y redundará en menos productores
endeudados.
También se renegoció la deuda de 600 mil contratos, lo que
significa que un grupo significativo de agricultores familiares
podrá tener nuevamente acceso al crédito. Hay que destacar también
la disminución de los intereses en los créditos agropecuarios del
gobierno federal que quedarán en una cifra de entre 2 y 5 por
ciento. El gobierno se comprometió, además, a admitir este año a 120
mil familias en los programas de reforma agraria del INCRA y
20 mil más por el crédito agropecuario.
Señalamos en la reunión con el gobierno que queremos
discutir el concepto de desarrollo, ya que el modelo
vigente continúa muy enfocado en las grandes empresas,
las grandes exportadoras, pero la agricultura familiar
va quedando con menos tierra, con menos crédito y con
dificultades mayores |
Asimismo, se formalizó el compromiso por parte del gobierno
de hacer lo necesario para detener las ejecuciones judiciales de las
tierras de los productores familiares endeudados, y también de
alcanzar el blanqueo del empleo rural de corta duración y la
inclusión de los trabajadores del campo temporales que muchas veces
carecen de previsión social.
-En el acto de
apertura del Grito da Terra anunció el lanzamiento de una campaña
nacional e internacional para “combatir a la oligarquía global del
etanol”. ¿Podría ampliar esa idea?
-Hay varios puntos en los cuales no llegamos a un acuerdo.
Por ejemplo, no logramos que se modificara ya mismo el índice de
productividad de los latifundios, aunque se aceptó analizarlos.
Estos índices están 40 años atrasados y ya no corresponden a la
realidad, por lo que permiten que muchos latifundistas hagan pasar
sus tierras como productivas para sustraerlas de las listas de la
reforma agraria. Relacionado con esto vivimos el proceso de
expansión de la caña de azúcar en todas las áreas del país, pero
especialmente en las regiones sudeste y centroeste. Sólo en São
Paulo se montarán 40 nuevas usinas de etanol y azúcar. La
mecanización de su cosecha está acordada en el Pacto de
Sustentabilidad Ambiental. Sabemos que para los empresarios lo más
importante no es dejar de quemar la caña, sino reducir sus costos, y
eso es lo que lograrán comprando máquinas financiadas a 20
años.