Los delitos financieros y el vandalismo corporativo arriesgan a
miles de puestos de trabajo de Parmalat
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Durante la
última década, Parmalat se convirtió de una pequeña compañía
láctea familiar del norte de Italia en un gigante
agroindustrial global, que emplea 36.400 trabajadores/as en
30 países. Su frenético período extraordinario de
adquisiciones mundiales determinó que Parmalat cubra
operaciones lácteas, de jugos y de panadería, que se
extienden desde Australia, a través de Estados Unidos y
Canadá, hasta Argentina y Brasil, en tanto que se transformó
en la compañía láctea más grande de Italia.
Esta
expansión no fue acompañada por inversiones frescas en las
compañías adquiridas, sino más bien por la concentración y
la racionalización, las cuales se tradujeron en el cierre de
plantas y en la pérdida de puestos de empleo. Casi siempre,
en particular fuera de Europa, el arribo de Parmalat ha
significado el deterioro de las relaciones laborales. Cuando
las organizaciones sindicales procuraron sindicalizar a las
instalaciones de Parmalat, frecuentemente se vieron
enfrentadas con hostilidad y enérgicos intentos para
excluirlas.
Se ha
revelado ahora que estas adquisiciones fueron financiadas
por activos no existentes, supuestamente radicados en
cuentas bancarias offshore, pertenecientes a una serie de
opacas sociedades inversionistas. La normativa italiana,
notoriamente frágil en lo que concierne a la contabilidad y
la conducción corporativas, se ha visto más debilitada aún
en los últimos años debido a la legislación corrupta,
diseñada para proteger las dudosas manipulaciones
financieras del imperio de los medios de comunicación del
Primer Ministro italiano Berlusconi.
Al tiempo
que Parmalat se ha declarado insolvente y su ex Director
Ejecutivo Callisto Tanzi está arrestado para ser indagado,
una ley italiana recientemente promulgada permitirá la
protección de la compañía de sus acreedores durante 120 días
mientras que prepara un plan de reorganización. Sin embargo,
se prevé sobradamente que muchas sino todas las firmas
compradas durante su período extraordinario de adquisiciones
globales serán eventualmente vendidas o liquidadas,
amenazando de tal manera los puestos de empleo, las
condiciones de trabajo y los derechos sindicales de sus
empleados/as.
El
secretario general de la UITA, Ron Oswald, al comentar la
actual incertidumbre, declaró enfáticamente que, “Se debe
asignar prioridad absoluta por encima de otros intereses a
la protección de los puestos y el sustento de los/as
trabajadores/as. Los trabajadores/as no deben ser nuevamente
víctimas de una crasa administración deficiente y la
supuesta actividad delictiva por parte de quienes estaban a
cargo de dirigir esta compañía. La UITA realizará una
campaña vigorosa en favor de la protección de nuestros
miembros dondequiera que Parmalat funciona actualmente en
todo el mundo. Los derechos y los intereses de los/as
trabajadores/as deben ser un tema capital en toda solución
financiera o adquisición que perpetúe aún otro ejemplo atroz
del vandalismo corporativo”.
Durante varios años, la UITA ha demostrado su preocupación
por la conducta de Parmalat en materia de relaciones
laborales, en especial en la medida que se expandió fuera de
Italia. Las afiliadas de la UITA, que representan a los/as
trabajadores/as de Parmalat de 8 países en 4 continentes, se
congregaron en el Centro Educativo de CAW en Port Elgin en
la provincia de Ontario, Canadá, los días 27 y 28 de
setiembre del 2003, con el fin de discutir estrategias y
acordar una posición común dentro de Parmalat.
Los
participantes convinieron que el desempeño de la compañía en
materia de relaciones laborales es un problema mundial que
reclama una respuesta global asentada sobre la fuerza y la
solidaridad sindicales colectivas. Se adoptaron una
estrategia y un programa de acción, el cual incluye
recomendaciones para futuras acciones y la responsabilidad
de las afiliadas de apoyar activamente los esfuerzos de la
UITA para entablar un compromiso con Parmalat, con el
propósito de garantizar normas mínimas para los derechos
sindicales y el reconocimiento de los sindicatos.
La actual
crisis que afecta a Parmalat añade extrema urgencia a este
programa, determinando que la defensa de los puestos de
empleo, las condiciones de trabajo y los derechos sindicales
básicos de todos los/as trabajadores/as afectados se
constituya en una alta prioridad para la UITA y sus
afiliadas. Esta situación es igualmente real, ya sea si las
operaciones son vendidas a otras compañías o si permanecen
dentro de una Parmalat reestructurada o una compañía
sucesora.
Secretaría
General - UITA
2 de enero
de 2004
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