Uruguay

PARMALAT

 

El imperio que hizo y deshizo Calisto Tanzi

La hecatombe se originó en la casa matriz, en Parma, pero sacudió a las 32 filiales en todo el mundo. La de Uruguay, en principio, goza de buena salud. Pero el nombre de nuestro país se vinculó al escándalo por una SAFI que fue uno de los mecanismos usados para vaciar la trasnacional. BRECHA pudo averiguar quiénes integraron su directorio y quiénes la manejaron en Uruguay.

 

Calisto Tanzi

El lunes 15 de diciembre el precio de las acciones de Parmalat, el mayor consorcio alimentario de Italia y el octavo de los grupos industriales de ese país, se desplomó. La caída -superior a los dos tercios de su valor- se debió a que se conocieron las operaciones ilícitas realizadas por la corporación y los desvíos de fondos efectuados por su fundador y director general, Calisto Tanzi, sus familiares y su entorno más cercano. Ese mismo día, Tanzi renunció y en su lugar el gobierno de Silvio Berlusconi designó como "comisario extraordinario" (una especie de interventor) a Enrico Bondi, un reconocido experto en salvatajes empresariales y financieros. En las maniobras, que incluyen fraudes, falsa contabilidad y manipulación del mercado, estarían involucrados varios miembros del directorio de Parmalat y otros altos ejecutivos, como Fausto Tonna, Gianfranco Bocchi y Stefano Tanzi, hijo de Calisto.

 

El fundador de la trasnacional nació el 17 de noviembre de 1938 en Collechio, cerca de Parma, y se diplomó en contabilidad. Su padre tenía un saladero y una fábrica artesanal de conservas que él, cuando heredó, en 1961, transformó en una planta de leche pasteurizada, Dietalat. Dos años después comenzó a usar los envases de Tetrapak, de origen sueco, que facilitaron la conservación del producto y su expansión a otras ciudades de la península. A lo largo de poco más de cuatro décadas, Tanzi -convertido en un verdadero barón de la economía italiana- construyó un emporio integrado por 197 fábricas instaladas en más de 30 países, donde trabajan 37 mil personas y con ventas anuales de casi 7.600 millones de euros (unos 9.200 millones de dólares). La empresa, que competía con la francesa Danone por el tercer lugar en la industria láctea a nivel mundial (después de la suiza Nestlé y de un conglomerado de firmas de Estados Unidos), tuvo una espectacular expansión durante la década del 90. Fue en esos años que Parmalat dio la vuelta al mundo y se hizo conocer en los cinco continentes.*

 

En principio, Bondi debía presentar un plan de reestructura a fines de enero, pero habida cuenta de la dimensión y la complejidad de las maniobras, el plazo se extendió a fines de mayo.

 

El 19 de diciembre la calificadora Standard and Poors advirtió públicamente que Parmalat estaba en default y ese mismo día la casa matriz del Bank of America, en Nueva York, anunció que era falso un certificado fechado el 6 de marzo de 2003 y manejado por Parmalat ante sus inversionistas, según el cual la empresa Bonlat Financing Corporation tenía fondos en esa institución, al 31 de diciembre de 2002, por 3.950 millones de euros. Bonlat es una empresa perteneciente al grupo, con sede en las Islas Caimán.

 

El 22 de diciembre las acciones de Parmalat, que en setiembre se cotizaban a tres euros, llegaron a 0,1, un precio teórico, el mínimo admitido para seguir cotizando en la bolsa. La justicia declaró la quiebra de la empresa, y ese mismo día el Bank of America presentaba en Milán una denuncia penal por falsificación de documento privado. Si bien el agujero detectado hasta ese momento era de 7 mil millones de euros, al cierre de esta edición se estimaba en unos 18 mil millones de dólares.

 

El 23 de diciembre Berlusconi dispuso, por decreto, la intervención de Parmalat. El objetivo fue evitar su cierre, que dejaría a 4 mil trabajadores en la calle y a los productores lecheros en la ruina. Ese mismo día, la Comisión de Valores de Estados Unidos calificaba la estafa a los inversionistas de Parmalat como "uno de los fraudes empresariales más grandes y más descarados de la historia".

 

Al día siguiente Bondi pidió a la justicia que aplicara a Parmalat un nuevo mecanismo de "estado de insolvencia", creado también por un decreto de Berlusconi para resolver este caso concreto. El procedimiento, que modifica sustancialmente las normas legales que regulan estas situaciones, permite a una empresa suspender los pagos a sus acreedores anteriores y seguir pagando a los proveedores, de modo de mantener su actividad. Tres días después el tribunal aceptó la solicitud del interventor de la empresa.

 

El 27 de diciembre, al regresar de Suiza, Calisto Tanzi fue detenido en Milán y recluido en la cárcel de San Vittore.

 

DE SAN PEDRO A SAN VITTORE. Una de las irregularidades de menor cuantía que se imputan a Tanzi es haberse triplicado el salario en abril último, que trepó a 1,9 millones de dólares mensuales, y otra, haberse apropiado de los descuentos que hacía a Parmalat la empresa sueca Tetrapak, cuyos importes eran depositados en cuentas privadas de su familia. Se estima que sólo por este mecanismo la familia Tanzi se quedó con 30 millones de euros que debían ir a las cuentas de la empresa. Pero las grandes maniobras fueron los fraudes, los desvíos de fondos a través de bancos italianos e internacionales y también de sociedades fantasmas en paraísos fiscales, para los cuales permanentemente se falsificaban balances. La lista de damnificados incluye no sólo a la casa matriz de la propia empresa, salvada in extremis de la quiebra por esos decretos con nombre y apellido del gobierno de Berlusconi, sino también a todas sus filiales, los inversores en todo el mundo y los acreedores, tanto bancarios como productores de leche y otros proveedores.

 

En sus primeras declaraciones ante la justicia, Tanzi sostuvo que el agujero contable de Parmalat sería de 8 mil millones de dólares y admitió haber desviado unos 500 millones de euros a otras firmas, incluida la agencia de turismo Parmatour, manejada por su hija Francesca. De todos modos, está claro que no todo el agujero de Parmalat fue a parar a las cuentas de su presidente; una parte importante se habría debido a las pérdidas registradas por la actividad regular de la empresa y a maniobras que intentaron, sin éxito, ocultarlas.

 

Tanzi tenía una de las cinco mayores fortunas de Italia y contaba entre sus bienes con una flota de aviones y helicópteros. Profundamente católico, era amigo de casi todos los cardenales de El Vaticano y tenía línea directa con el papa. Hasta la virtual desaparición de la Democracia Cristina, en 1992, Tanzi no ocultaba su adhesión a ese partido, a cuya financiación contribuía generosamente, ni su estrecha vinculación con los principales miembros del gobierno. Financió la restauración de varios templos de su región y por esa condición de benefactor recibió en 1988 el Premio de Oro de Parma. El otro Tanzi, el benefactor de sí mismo, es el que se conoció a partir del 15 de diciembre y hoy está preso en San Vittore por haber vaciado el emporio que construyó a lo largo de su vida.

 

EL CAPÍTULO ORIENTAL. Parmalat es una de las 30 empresas de mayor facturación en Uruguay. Sus ventas anuales llegaron a ser de 59 millones de dólares, aunque después de la crisis de 2002 cayeron a 40 millones. Dentro del país detenta el 17 por ciento del mercado de leche pasteurizada, contra más del 70 por ciento de Conaprole y el 10 por ciento del resto de las empresas sumadas. En otros subproductos su participación en el mercado es mayor: tiene el 25 por ciento en yogures y el 40 por ciento en postres. De todos modos, su fuerte es la exportación: vende a 15 países el 55 por ciento de lo que produce. Entre sus clientes más cercanos figuran los tres socios del Mercosur y Chile; entre los más lejanos, Egipto, Rusia y Senegal.

 

En su planta, ubicada en Colonia Suiza, trabajan poco más de 300 personas; otras 60 lo hacen en las oficinas administrativas de Montevideo. Otros mil uruguayos dependen indirectamente de la empresa, entre tamberos remitentes, recolectores, distribuidores y proveedores.

 

Parmalat se instaló en Uruguay en enero de 1993, cuando compró Lactería, empresa fundada por Jorge Gutman. Desde entonces la trasnacional invirtió más de 40 millones de dólares en el mejoramiento de las instalaciones de la planta. Parmalat no puso al frente de la filial uruguaya a ejecutivos y técnicos de la casa matriz. Gutman quedó desde el principio como gerente general y durante los primeros años fue el vicepresidente de Parmalat Uruguay, mientras que el directorio estuvo encabezado por un ejecutivo de la filial brasileña. Posteriormente Gutman también quedó al mando del timón empresarial. Uno de los hijos de Gutman, Mariano, es gerente de comercialización, y otro, Andrés, gerente de la planta. El gerente administrativo es el contador Orlando Rodríguez.

 

 

El grupo Parmalat tiene cinco empresas en Uruguay. Una de ellas es Lactería SA, que no opera pero mantiene una existencia nominal. Pertenece íntegramente a la casa matriz y tiene el 100 por ciento de las acciones de Parmalat Uruguay, la única empresa del grupo dedicada a la elaboración de leche y subproductos. En tercer lugar hay una sociedad anónima -Alfrelán SA- que también pertenece a Parmalat spa (sociedad por acciones), es decir la casa matriz. Fue comprada en 2002 y nunca tuvo actividad; el 10 de diciembre, apenas cinco días antes de que estallara la crisis en la casa matriz, se aprobó el cambio de nombre que sus titulares querían efectuar antes de comenzar a operar: ahora se llama Parmalat Trading South America SA. Existe además Gelateria Parmalat Uruguay, cuyas acciones pertenecen en un 90 por ciento a Gelateria Parmalat Luxemburgo y en un 10 por ciento a Parmalat Soparfi, una financiera con sede también en Luxemburgo. La quinta empresa del grupo en Uruguay es la que se hizo célebre desde que estalló el escándalo, porque a través de ella habrían circulado más de mil millones de dólares de los desviados a sus cuentas personales por Calisto Tanzi: Wishaw Trading, una SAFI. Su paquete accionario también está repartido entre la casa matriz y tres filiales sudamericanas de Parmalat (véase nota adjunta).

 

Las perspectivas de las distintas filiales latinoamericanas de la trasnacional después del derrumbe de la casa matriz son bastante diversas. Eso quedó claro en una reunión que mantuvieron sus representantes con Enrico Bondi en Parma, a principios de enero. La filial más grande, la de Brasil, con seis plantas, quebró a mediados de enero. Ese resultado se debió a que no sólo tenía endeudamiento bancario, sino también con los productores de leche. Otra situación muy crítica es la de Parmalat Chile, que debe casi dos millones de dólares a los productores.** Consultado por BRECHA, Gutman dijo ser optimista con respecto a las perspectivas de la filial uruguaya, precisamente porque ésta se encuentra al día en el pago a los remitentes y a los trabajadores. Con los primeros se está negociando crear un fondo de garantía para el pago de las futuras entregas de leche. Tiene, en cambio, deudas con el sistema bancario, por casi 29 millones de dólares y, de ese monto, está previsto para este año el vencimiento de alrededor de 12 millones. La industria láctea se ha recuperado sensiblemente después de la crisis que le tocó vivir en los últimos años por una acumulación de factores que incluyó la devaluación del real, la sequía, la aftosa y las crisis financieras argentina y uruguaya. La principal dificultad es que Parmalat tenía en todos los bancos la garantía de la casa matriz y ahora invocar ese nombre es como mencionar el de Satanás. La instancia crucial que se avecina es la negociación con los bancos acreedores y también con aquellos a los que haya que recurrir para obtener nuevos créditos. Los trabajadores, mientras tanto, se muestran expectantes respecto a su futuro.

 

Tanto para Uruguay como para otros países, se ha manejado como último recurso la posibilidad de vender las instalaciones a otra empresa que asegure la continuidad de la producción, una decisión que debe adoptar la casa matriz, que en definitiva es la dueña. En el caso uruguayo, si bien el valor de la planta parece más que suficiente para cancelar todas las obligaciones, la diferencia entre el verdadero valor y el precio del mercado en tiempos difíciles puede ser considerable. En la reunión de Parma se habló de esa posible salida, pero tanto Bondi como los representantes de las filiales consideraron que era prematuro tomar por ahora una resolución en ese sentido. Bondi apuesta a que su plan de restructura salve a la trasnacional, y el gobierno italiano, por su parte, está dispuesto a hacer todo lo que pueda -y como ya lo ha demostrado, un poco de lo que no puede- por la subsistencia de una empresa que fue un emblema de ese país en todo el mundo.

 

Guillermo Waksman

Convenio

Semanario Brecha / Rel-UITA

20 de febrero de 2004

 

 NOTAS


 

* Además de su Italia natal, Parmalat está instalada en 16 países de América (Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, Estados Unidos, México, Nicaragua, República Dominicana, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela), en ocho de Europa (Alemania, España, Francia, Hungría, Portugal, Reino Unido, Rumania y Rusia), en cinco países africanos (Botswana, Mozambique, Sudáfrica, Suazilandia y Zambia), en dos asiáticos (China y Tailandia) y en Australia.

 

** El grupo inversor Bethia, de Chile, estaría interesado en comprar el 51 por ciento de las acciones de la filial de Parmalat en ese país, según informó El Observador el miércoles 4. Ese mismo día, Jorge Gutman declaró a radio Sarandí que habría varios interesados en adquirir total o parcialmente Parmalat Uruguay. En declaraciones a BRECHA negó que hubiese habido una oferta de Conaprole.

 

 

 

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