Bananeros de Urabá
Cámara empresarial se niega a avanzar
en el convenio colectivo |
El conflicto entre
los trabajadores bananeros de la zona de Urabá
y los
empresarios del sector, por la renovación de un convenio
colectivo que acaba de caducar, se encuentra empantanado
como consecuencia de la actitud de los segundos.
En declaraciones que publicó el jueves 27 el periódico
El Tiempo, Roberto Hoyos, presidente de Augura, gremio de
los empresarios bananeros colombianos, se queja de que la
difícil situación que atraviesa su sector por la revaluación
del peso y las condiciones climáticas desfavorables se
volverá insostenible en caso de una huelga prolongada.
Los argumentos esgrimidos por Hoyos son los mismos que
la comisión empresarial manejó insistentemente en la mesa de
negociación con el sindicato de trabajadores bananeros. De
poco sirvieron las gestiones del ministro de Protección
Social, Diego Palacio: los empresarios siguen pensando que
deben ser los trabajadores quienes se hagan cargo de los
costos de la crisis.
Para colmo de males, la violencia política ha vuelto a
hacer blanco en la zona con una explosión que ocasionó más
de 20 muertos y 100 heridos. En lo que parece una maldición
histórica, banana y violencia siguen entrelazadas. Como en
las huelgas de 1928, que dieran motivo a Gabriel García
Márquez para escribir Cien años de soledad, o como a
mediados de los noventa, cuando más de mil trabajadores
murieron a manos de la guerrilla y los paramilitares.
Según la crónica de El Tiempo del jueves último, el
presidente Álvaro Uribe Vélez está pensando en aumentar la
dotación militar de la zona en 1.500 efectivos.
Al igual que los empresarios, el presidente parece
olvidar que el mejor camino para asegurar la paz es la
vigencia de los derechos laborales.
En este caso concreto, las garantías de estabilidad
laboral, tal como están definidas en el convenio entre
bananeros y Augura, son uno de los requisitos más
importantes para asegurar la pacificación.
Ariel Celiberti
© Rel-UITA
31 de mayo de 2004
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