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InBev deja un sabor amargo con mentiras
y suspensiones de puestos de trabajo

 

Si usted bebe cerveza, no importa en la zona del mundo en que se encuentre, es probable que sea un comprador de InBev. Stella Artois, Brahma, Beck's, Bass, Leffe, Labatt y Hoegaarden son apenas unas pocas de las más de 200 marcas propiedad del productor gigante de cerveza, el resultado de la fusión que tuvo lugar en el año 2004 entre Interbrew de Bélgica y AmBev de Brasil. A raíz del eslogan empresarial de InBev –"el fabricante de cerveza local del mundo entero"– usted podría pensar que tras las famosas cervezas hay siglos de conocimientos tradicionales, respeto por el trabajo de los expertos maestros elaboradores de cerveza y el compromiso de preservar el patrimonio de las comunidades locales. Piénselo nuevamente. La estrategia empresarial de InBev se fundamenta sobre la compra de marcas de calidad superior, la reorganización de la producción en sus establecimientos originales de elaboración de cerveza y luego consolidarlos en complejos industriales cerveceros para reducir costos. La reducción de costos es el motor del derrotero de InBev desde su carácter del más grande productor de cerveza del mundo al más lucrativo. Por el camino, ha pisoteado derechos, ha arruinado vidas y quebrantado promesas.

 

La “cultura” empresarial de InBev no resulta una sorpresa para los/as trabajadores/as cerveceros. AmBev construyó su posición mediante un proceso de fusión que dejó a muchos miles de trabajadores/as brasileños sin empleo y sin planes sociales. En la actualidad, la implacable persecución de utilidades por parte de InBev está afectando a Europa Oriental, dejando atrás un sombrío récord de destrucción, despidos y compromisos incumplidos con los/as trabajadores/as.

 

Despidos con Compensación Monetaria

y Promesas Fallidas

 

Cuando el ímpetu de la reducción de los costos golpeó a Boddingtons en el año 2002, el Director Ejecutivo del RU, Stewart Gilliland, se comprometió con la T&G, afiliada a la UITA, a mantener a Boddingtons en Manchester. Tres años más tarde, la producción fue transferida a la fábrica de cerveza de Preston en Gales del Sur y se clausuró la histórica fábrica de Manchester.

 

Los cierres están ahora enfocando a Bélgica, la cuna de la producción de cerveza del antecesor de InBev, Interbrew, donde la compañía ha decidido acabar con la tradición de elaboración de cerveza de Hoegaarden y Kriek Belle-Vue. Poco después que unos 3.000 ciudadanos y figuras políticas congregaron a los/as trabajadores/as de InBev en una manifestación colectiva contra la clausura, la dirección de InBev dio a conocer los nombres de los/as trabajadores/as identificados para ser declarados excesivos como consecuencia de la reestructuración, aunque había prometido a los sindicatos belgas que no habría despidos mientras se llevaran a cabo las conversaciones sobre un plan social. La producción ha de ser trasladada a la fábrica de cerveza de Jupille. Como en el caso de Boddingtons, las dos marcas belgas se venden extremadamente bien. La decisión de comercializar varias marcas de primera calidad mediante el funcionamiento de un número más pequeño de productoras industriales de cerveza en lugar de las tradicionales fábricas destruirá 232 puestos de trabajo en Bélgica. Los accionistas están felices: el 24 de febrero, InBev anunció un incremento de 15,3 por ciento en las ganancias, ascendiendo a € 3.300 millones y excediendo las expectativas del mercado. Simultáneamente, notificó que serían eliminados 360 puestos de trabajo en Bélgica, Alemania, Luxemburgo, Hungría y la República Checa y que podría haber más reducciones de personal. Mientras que se recortan los costos a costas del empleo y el patrimonio cervecero, la compañía recientemente pagó un total de € 31 millones a los ejecutivos superiores salientes, John Brock, Stuart Gilliland y Patrice Thys. Sin embargo, InBev recusa dar a conocer sus planes de largo plazo a los/as trabajadores/as y rechaza negociar con los sindicatos dentro de un marco social europeo acerca de las anunciadas reestructuraciones.

 

A la vez que elimina las tradicionales fábricas de cerveza que labraron la fortuna de la compañía, InBev se mantiene fiel a su patrón de promesas y compromisos quebrantados.

 

El Caso de Montenegro

 

Sólo unos pocos años después de la adquisición en 1997 por parte de Interbrew de la cervecera "Trebjesa" AD en Niksic (Montenegro), los sueldos mensuales promedio habían disminuido de € 321 a € 87 y 243 de los 547 trabajadores/as habían sido suspendidos. Durante mucho tiempo los/as trabajadores/as estaban organizados bajo el Sindicato Autónomo de la Cervecera "Trebjesa" AD (SDSPT). Al principio, el sindicato logró resistir los ataques de la gerencia sobre el personal y las remuneraciones, pero dos veces se vio forzado a declarar la huelga. La acción laboral fue crucial para limitar las dramáticas reducciones de salarios y finalmente para lograr un compromiso formal por escrito de Interbrew para negociar un convenio colectivo. No obstante, Interbrew no respetó el convenio que había firmado y se negó a negociar. Por consiguiente, el sindicato se vio obligado a efectuar una tercera huelga en mayo del 2002. Interbrew respondió con un paro patronal y finalmente despidió a más de 50 huelguistas en un intento despiadado para aplastar al sindicato. Entre dichos trabajadores/as figuraba el Presidente de SDSPT, Bozidar Perovic.

 

El Acuerdo de Dubrovnik

 

Con el conflicto laboral de Montenegro estancado y atrayendo publicidad negativa, Interbrew aceptó la propuesta de la UITA de reunirse en setiembre del 2002 en la ciudad croata de Dubrovnik para negociar una solución justa. Concurrieron también los representantes de las afiliadas belgas de la UITA, CCAS-CSC y FGTB-Horval, que representan a la mayoría de los efectivos sindicales del total de los/as trabajadores/as de Bélgica. Interbrew convino en poner término al amargo conflicto de cuatro meses en la cervecera Trebjesa y reanudar las negociaciones sobre los sueldos, en tanto que garantizó que los 303 trabajadores cerveceros comenzarían a recibir nuevamente sus salarios. Interbrew suscribió un acuerdo para proteger a los miembros sindicales y huelguistas de toda discriminación y sanciones y para levantar las suspensiones y todos los procesos legales contra los quince dirigentes del comité de huelga. El acuerdo fue endosado por los/as trabajadores/as de Trebjesa, quienes regresaron a su trabajo poco después de su conclusión. Interbrew garantizó que respetaría el acuerdo en su totalidad.

 

Una compañía por encima de la ley

 

Interbrew no respetó este compromiso. Aunque los otros huelguistas fueron restituidos, al presidente del sindicato, Perovic, le fue negado este derecho. En los años 2003 y 2004, Interbrew fue declarado culpable dos veces en las cortes de Montenegro, las cuales determinaron que el despido de Perovic era ilegal y ordenaron su inmediato restablecimiento con indemnización retroactiva por ingresos perdidos. Pero los derechos sindicales y la ley de Montenegro no son tomadas seriamente por una compañía que figura entre los inversores extranjeros más importantes del país y, por lo tanto, cree que puede escoger y elegir qué leyes va a acatar. Como resultado, no se encontró ningún puesto de trabajo en Interbrew-Trebjesa para el Presidente del sindicato, Perovic, quien mientras tanto había sido reelecto y confirmado en su cargo sindical y seguía siendo técnicamente un empleado de Interbrew. A pesar de nuevas contrataciones periódicas en el establecimiento, la gerencia local insistió que el cargo anterior de Perovic había sido eliminado y su experiencia no lo calificaba para cualquier otra tarea.

 

Perovic cuenta con 34 años de experiencia en Interbrew y dos premios como el "mejor empleado del año. Se le dispuso en licencia obligatoria en abril del 2005. La historia no oficial de la gerencia local fue que las oficinas centrales de InBev no permitirían su reincorporación y que no existía ninguna posibilidad para que él retornara a trabajar en la fábrica de cerveza. El 6 de junio del 2005, Perovic se presentó a trabajar pero fue enviado nuevamente a su casa. Suspendido hasta noviembre del 2005, una vez más fue declarado prescindible – ¡un acto extraordinario por parte de la gerencia, la cual nunca había reconocido que él jamás hubiera sido restituido! Simplemente, Interbrew ignoró los fallos de la Corte Laboral de Montenegro.

 

La realidad detrás de la "excelencia en la administración

de los recursos humanos” de InBev

 

Interbrew no solamente ha infringido normas laborales reconocidas internacionalmente. Ha violado también un acuerdo firmado con la UITA y las dos organizaciones sindicales belgas. La UITA exigió una explicación. InBev envió al Gerente de Recursos Humanos, Marc Croonen, a entrevistarse con el Secretario General de la UITA, Ron Oswald, en Bruselas a fines del 2005. En la reunión, Croonen invocó repetidamente el modelo de InBev de "excelencia en la administración de los recursos humanos” y se comprometió a volver con una respuesta respecto al derecho de Perovic a recibir sus salarios retroactivos por el período que fue ilegalmente separado del trabajo, además de una justa indemnización por el vergonzoso tratamiento dispensado por la compañía.

 

Nunca llegó la promesa de Croonen. InBev informó a las organizaciones sindicales belgas que se pagaría una suma de indemnización a Perovic y así quedaron las cosas. El empleo de Perovic fue cesado nuevamente en enero del 2006 y la única indemnización que se le ofreció ascendía a €19.185 – la cual se niega a aceptar como equitativa y justa. Ésta fue la suma que InBev, el mayor productor de cerveza del mundo, cuyos ingresos totalizaron

€ 11.656 millones en el 2005, estaba dispuesto a pagar para librarse de un presidente sindical.

 

El conflicto de Perovic no ha concluido aún. Él y su familia están viviendo gracias a la solidaridad internacional organizada por la UITA y las organizaciones afiliadas. Todavía es el Presidente electo del sindicato en InBev "Trebjesa". Las nuevas elecciones sindicales tendrán lugar en el segundo trimestre del 2006 y los/as trabajadores/as están siendo sometidos a la presión de la compañía para que no lo reelijan. Si Perovic no es reelecto, InBev habrá demostrado que puede mofarse del derecho laboral internacional y de Montenegro con impunidad.

 

El informe empresarial a la ciudadanía de InBev del año 2004 expresa: "InBev respeta los distintos marcos jurídicos en los que opera, con relación a los derechos de los/as empleados/as de afiliarse a organizaciones, tales como sindicatos. Respetamos la libertad de asociación y los convenios de negociación colectiva". Para aquellos que elaboran la cerveza, nunca han sido tan amargo el sabor de las marcas de InBev.

 

 

Actúa ya!

 

Envía tu mensaje solidario

 

Los/as trabajadores/as ya han tenido lo suficiente de InBev en materia de suspensiones, violaciones a los derechos sindicales, desacato a los convenios firmados y cierres de establecimientos cerveceros históricos.

 

 

Enviando este mensaje, estás exhortando a InBev a:  

 

  • poner en vigencia el Acuerdo de Dubrovnik del 2002, garantizando plena protección a los miembros sindicales y huelguistas en Trebjesa de la intimidación y represalias de la gerencia local

 

  • respetar el acuerdo firmado de restituir y proporcionar una indemnización completa, justa y apropiada al Presidente del sindicato cervecero de Montenegro, Bozidar Perovic

 

  • entablar negociaciones válidas con los sindicatos en las fábricas de cerveza de Hoegaarden y Bellevue por la preservación de los puestos de trabajo, la diversidad en la elaboración de cervezas y el patrimonio cultural local

 

  • brindar a las organizaciones sindicales información clara y concreta sobre los planes a largo plazo de la compañía en Europa, así como iniciar negociaciones de un convenio para toda Europa respecto a la reestructuración de las operaciones europeas.

 

 

 

 

  UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay

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