Como sabemos, el sistema capitalista tiene,
entre otras propiedades, la de convertir en
mercancía las cosas más insólitas, un
ejemplo de ello es la posibilidad de
comerciar en el mercado internacional con
las emisiones de carbono. Las oportunidades
que el sistema ofrece a vendedores
inescrupulosos y no menos inescrupulosos
compradores, parecen infinitas. Ahora
resulta que con la misma facilidad con que
puede adquirirse un litro de leche, también
puede comprarse una porción de esa cosa rara
e intangible denominada responsabilidad
social empresarial, a la cual los
charlatanes al servicio de los empresarios,
sintetizan como RSE.
A los Añaños -familia peruana que
creó una transnacional de las bebidas
denominada AJEGROUP, con presencia en
once países y marcas como Kola Real y
Big Cola- parece que la vertiginosa
acumulación de dinero los convenció de que
todo se puede comprar, no importa si de
autoridades, leyes u responsabilidades se
trata. Además, resulta evidente que sus
integrantes decidieron agradecer el éxito
económico adoptando, como primer y
fundamental dogma, un militante y cerril
antisindicalismo que se esfuerzan por
aplicar en aquellos países donde lucran,
incluyendo su propia patria.
Siendo esos antecedentes conocidos, me
extrañó una noticia aparecida el pasado 9
de octubre en el diario virtual Press Perú, donde se mencionaba que 50
empresas peruanas - AJEGROUP entre
ellas- habían sido galardonadas con la
versión 2009 del premio The Bizz Awards.
Premio que otorga una tal World
Confederation of Businesses (WCB)
tomando en cuenta la “excelencia
empresarial” y dentro de ella y entre otros
factores, la responsabilidad social
empresarial. Que con sus antecedentes
AJEGROUP fuera uno de los galardonados
llamó mi atención, también el alto número de
empresas seleccionadas y que en la citada
noticia se destacara que los premiados
“tendrán la posibilidad de formar parte de
la V Convención de Negocios EXPOBIZZ” a
llevarse a cabo entre los días 15 al 17 de
noviembre.
Algunas consultas en Internet fueron
suficientes para que me asaltaran serias
dudas sobre la seriedad de la WCB y
que me quedara en claro que tanto los
premios The Bizz Awards como sus
agregados, tienen su respectivo precio. Es
decir, se trata de algo que WCB vende
y que las empresas “seleccionadas” compran,
entrando la RSE en el paquete. Todo parece
indicar que AJEGROUP compró un
galardón dudosamente legítimo con la
finalidad de presentarse ante la sociedad
como lo que no es: una empresa socialmente
responsable.
Por mucho que le pese -y le cueste- a los
Añaños, ni las dos medallas de honor
“bañadas en oro”, ni el permiso para
utilizar el logo de WCB, ni los
diplomas otorgados junto con el premio
The Bizz Awards, son suficientes
para ocultar ante la ciudadanía peruana la
realidad de los trabajadores de su
Embotelladora San Miguel del Sur en
huelga de hambre, ni los que se encadenan en
la reja de la catedral de Arequipa
reclamando salarios decentes y respeto a la
organización sindical.
Frente a esta situación, el pasado día 11 la
Rel-UITA le dirigió una nota a la
Señora Karol Pinedo, Directora
Latinoamericana de WCB, informándola
de la situación y sugiriéndole que una
medida tendiente a demostrar la seriedad con
la que actúa la organización que representa
consistiría en retirarle a AJEGROUP
el premio concedido. En caso de recibir
respuesta la haremos conocer.
Casi simultáneamente, otra inversión en
marketing de AJEGROUP
consistió en
auspiciar a la rusa Valentina Sevchenko
para que participara representando al
Perú -pese a tener menos de un año de
radicada en el país- en el Campeonato
Mundial de Muay Thai celebrado
el pasado noviembre, donde se clasificó
campeona en la categoría 60 kilos. El lector
se preguntará, ¿dónde se origina el interés
de los Añaños, oriundos de la andina
región de Ayacucho, por el boxeo tailandés?.
Le ofrezco tres pistas:
-
Excelente deportista, Valentina
ya había sido campeona mundial de la
especialidad en cinco oportunidades, por
lo que un nuevo triunfo era casi seguro.
-
El campeonato en cuestión se celebró en
la ciudad de Bangkok,
Tailandia.
-
En el año 2006, AJEGROUP inauguró
una planta embotelladora en Tailandia
a 200 kilómetros de Bangkok. La
elección parece ajustarse a la
mentalidad del grupo empresarial: un
país con un gobierno dictatorial donde
son desconocidos los derechos más
elementales y el sindicalismo una
práctica en la cual se arriesga la
libertad y la vida misma.
Como no hay dos sin tres, quedamos
aguardando la próxima.
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