Se estima,
aunque se carece de datos precisos, que 70 por ciento de la
producción de azúcar y alcohol de este país está controlada
por corporaciones extranjeras, que son las que se apropian
de la mayor parte de las ganancias generadas.
Cargill es
una de las mayores empresas mundiales del ramo de la
alimentación. Cerca del 40 por ciento de las exportaciones
de azúcar de Brasil pasan por ella.
Crystalsev,
basada en Riberao Preto, en el estado de San Pablo, está a
su vez dedicada principalmente a la comercialización de
azúcar y alcohol en los mercados interno y externo, y es
responsable del 6 por ciento del total de la producción de
caña molida de Brasil (21,5 millones de toneladas) y de 8
por ciento de la de azúcar (más de 1,8 millones de
toneladas). Además está en condiciones de producir una cifra
superior a los mil millones de litros de alcohol, más del 6
por ciento de la producción nacional.
En cuanto a
Fluxo, el tercer socio del grupo adquirente de
Azucarera Corona, inició sus operaciones en 1975 en el
área de asesoría y consultoría, sobre todo en dirección de
las empresas azucareras y del alcohol de las regiones
Nordeste y Centro-Sur. A fines de los años ochenta, cuando
fueron privatizadas las actividades de exportación del
Instituto del Azúcar y del Alcohol, Fluxo amplió su
actuación en el mercado internacional del azúcar, prestando
consultoría a las principales usinas brasileñas exportadoras
directas y, luego, representando comercialmente a las
compañías Sucden Kerry – Paris, Amerop Sugar Co.
y Phibro Inc.
Desde junio
de 1997, Fluxo pasó a funcionar como trading company,
centrándose en la exportación de azúcar tipo VHP, Demerara,
Cristal 100, 150 y 200 ICUMSA destinadas esencialmente al
mercado norteamericano, además del azúcar refinado y del
alcohol en sus diversos tipos. La empresa vende a países
como Rusia, Uruguay, Estados Unidos, Bulgaria, Canadá,
Túnez, Nigeria, Chile, Iraq, Egipto, Grecia, Siria, Corea,
Rumania, Japón, Malasia, Indonesia, Paquistán y la región
del Medio Oriente.
La firma
adquirida, Azucarera Corona, está basada en Guariba y
era propietaria de las Usinas Bonfim en Guariba y Tamoio en
Araraquara.
Tras esta
operación, cabe preguntarse si todo el esfuerzo diplomático
que desplegó Brasil en la Organización Mundial de Comercio y
que condujo a su festejada victoria en relación a los
subsidios al azúcar en Europa, benefició efectivamente al
país o a las empresas multinacionales. De la misma forma,
las prometidas exportaciones de alcohol hacia Japón, China y
otros países, ¿favorecerán realmente a Brasil en cuanto a
nación?
Además de
Cargill-Crystalsev-Fluxo, otros grupos extranjeros
ocupan una posición de poder en el sector del azúcar y del
alcohol de Brasil, que recibió, y aún recibe, voluminosos
recursos públicos. Mientras tanto continúan viéndose
postergadas las inversiones sociales en educación, salud,
reforma agraria, vivienda y alimentación.
Por otra
parte, por más ausente que esté el país de las instancias de
decisión a nivel mundial, no puede permanecer sin reaccionar
ante hechos como éstos.