Los
regalitos de Calvo en San Valentín
Calvo gana más,
pero reduce las prestaciones
Las
transnacionales desembarcan en nuestras playas. Son los nuevos dioses. Un empleo
en esas empresas hay que considerarlo un regalo divino, algo para agradecer por
siempre y de rodillas, aunque seas tratado como el diablo.
En San
Valentín, día de los enamorados,
Calvo
daba tradicionalmente un bono de 150 dólares. Lo hizo desde 2005 a cada
trabajadora que hubiera cumplido un año de trabajo y que no tuviera más de diez
faltas injustificadas. Cada San Valentín, según consta en los recibos, la
transnacional atunera desembolsaba el “Bono
por el día del empleado de Calvo”.
Para las
trabajadoras este ingreso es de suma importancia, ya que el período escolar
empieza a finales de enero, y con el bono solían amortiguar los gastos escolares
de sus hijos.
Pero en 2010
Calvo
dio una contraorden, sin previo aviso: como Dios hace las cosas, ¡que joder!
A solo días
de haber anunciado un incremento en sus ganancias globales, el 15 de febrero la
empresa comunicó a los trabajadores salvadoreños que debido a “los resultados
del año anterior y la proyección de éste, que manifiestan problemas económicos
motivados por la crisis internacional, la empresa estaría en la disposición de
otorgar una bonificación de carácter extraordinario consistente en una dotación
de productos básicos a los trabajadores…1”
Dios Calvo hace las cosas a lo bestia,
¿y qué?
La famosa
dotación no superaba los 25 dólares, junto a otros 25 que daría en efectivo. En
otras palabras: 100
dólares menos.
“¿Díos, por
qué me castigas?”, se preguntaron las trabajadoras. Fue tanto el disgusto que
pararon labores ese día y se inició un procedimiento que culminó con la
intervención del Ministerio de Trabajo, quien dictaminó la infracción a lo que
se denomina “costumbre de empresa”.
También
estableció que para subsanar dicha infracción debía pagar los 100 dólares
restantes, lo que Calvo de mala gana y chillando como marrano atado tuvo
que hacer unas semanas después.
El 13 de
enero de este año, la empresa volvió a la carga. Anunció que daría un bono de
75,14 dólares, y dejó en claro que los 150 dólares eran historia. En términos
prácticos, las mujeres tendrían solo la mitad del anterior bono en sus
bolsillos.
Como las mujeres
salvadoreñas son muy ingratas, especialmente las de la ciudad de La Unión, la
lucha no se acaba aquí y los justos reclamos continúan. Aunque Dios Calvo
se sienta compungido y pueda pensar que es mejor dejar esas playas en manos del
mero demonio.