México
Con Roberto Mendoza,
despedido de Coca Cola FEMSA
Me
echaron por ser homosexual
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“Seis años y siete meses después de haber entrado a
la empresa, entendí que mi carrera allí había tenido
un techo invisible”. Así define Roberto el momento
en el cual comprendió que estaba siendo discriminado
profesionalmente por su preferencia sexual, poco
antes de ser despedido. Su caso adquirió notoriedad
en México, y a nivel judicial puede sentar un
importante precedente.
-¿Cuándo se inició tu relación con FEMSA?
-En marzo de 1998, luego de dos años durante los cuales ellos
venían ofreciéndome empleo. Mi cargo inicial fue de
gerente de Empacotecnia, esto es todo lo relacionado
con la etiqueta, la botella, el empaque. El
resultado de mi gestión en ese cargo le implicó a la
empresa un ahorro de unos 3,5 millones de dólares
anuales. En 2000 me pidieron que ocupara la posición
de gerente general de Abastecimientos, o sea
“compras”, ofrecimiento que acepté con mucho gusto.
Me aboqué a modernizar ese departamento y a atraer
hacia él mayores responsabilidades, lo que llevó a
un proceso de creciente centralización de las
compras de la empresa en mi departamento. Luego de
dos años y medio de trabajo en esa posición, la
empresa decidió crear el cargo de director de
Abastecimientos.
-¿Cuáles son las diferencias entre un director y un gerente?
-No sólo hay una diferencia de sueldo sino también ciertas
prestaciones económicas que influyen en la capacidad
de ahorro del funcionario, y también diferencia de
jerarquía dentro de la empresa ya que los directores
participan en varios niveles internos de decisión.
Lógicamente, yo aspiraba a ese puesto y hasta se me
había dicho que no sólo estaba entre los candidatos
sino que, de hecho, mi nombramiento ya estaba
decidido y sólo faltaba la aprobación del
responsable de área de Recursos Humanos. Sin
embargo, de un día para el otro se me comunicó que
debía resolver algunos problemas que la empresa
tenía en el área Logística. Quien ocupó el cargo al
que yo aspiraba provenía del área de Ventas y no
tenía ninguna experiencia en compras. Esto me
molestó, claro, pero creí que se debía a que la
empresa no quería que siguiese con el proyecto que
había concebido. Mediando 2002, pues, me incorporé a
Logística. Cuando FEMSA compró PANAMCO
me pidieron que integrara el equipo que haría el
diagnóstico y toma de control de esa empresa, tarea
que desempeñé entre enero y mayo de 2003 cuando
regresé a Logística. En julio de ese año me
propusieron que tomara la responsabilidad de Compras
para la recién creada Dirección Latincentro, que
gestiona las plantas de Coca Cola FEMSA en
Venezuela, Colombia, Panamá, Nicaragua y Guatemala.
Textualmente se me dijo: “Es el puesto de Carlos
Cerdano –la persona que ocupó la dirección de
Compras en México- pero en Costa Rica”.
Preguntas
sin
respuestas
Otra
cosa que me he cuestionado mucho en
estos meses es la doble moral de las
empresas. Coca Cola FEMSA dice
que no discrimina, y para demostrarlo
contrata discapacitados, pero
independientemente de la capacidad
intelectual o la formación que tengan,
los asigna al centro de atención de
llamadas como si esa fuese la única
tarea que puede desempeñar alguien que
padeció polio, o fue amputado o
cualquier otra cosa.
También me pregunto con base en qué
criterios éticos la Fundación Bill
Gates es propietaria de un 6% de las
acciones de Coca Cola FEMSA,
cuando Microsoft tiene un índice
100 –el máximo– en el Corporate
Equality Index que mide el
comportamiento ético de las
corporaciones. ¿Quiere decir que la
Fundación Bill Gates tiene
diferentes varas para diferentes
empresas? Me pregunto estas cosas, pero
todavía no tengo respuestas.
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-¿Aceptaste ese puesto?
-Sí, y nos mudamos allá junto a mi pareja con quien
llevábamos en aquel momento cuatro años de relación,
pero cuando llegué me enteré de que el puesto no
sería de director sino de gerente de
Abastecimientos. Mis contrapartes en México y en el
MERCOSUR sí eran directores. Aquí las cosas
comenzaron a ponerse un poco más complicadas porque
se empezó a cuestionar lo que yo hacía, no se me
apoyaba correctamente. Ya a fin de 2003, sin dar
demasiadas explicaciones, presenté a mi pareja a mis
compañeros de trabajo más allegados. Habíamos
decidido no quedarnos encerrados en nosotros mismos
sino relacionarnos con el grupo de la empresa. El
fue muy bien aceptado por todo el mundo y hasta
logramos tener un grupo de amigas y amigos que
visitábamos y nos visitaban.
-¿A qué se dedica tu pareja?
-El es chef. Tiene una maestría en alimentos y bebidas. En
Costa Rica hizo varios trabajos de consultoría para
diversas empresas.
-¿Qué ocurrió después?
-En mayo de 2004 comenzaron a decir que habría una
reestructura corporativa en Latincentro y que mi
puesto ya estaba bastante consolidado y que
probablemente debería regresar a México, ya que mi
especialidad era llevar el know how de
Coca Cola FEMSA a los nuevos territorios de
PANAMCO. Entretando, hubo varios episodios que
no vale la pena mencionar ahora, hasta que en agosto
de 2004 supe que el presidente de Coca Cola FEMSA,
Carlos Salazar, había dicho que estaba vacante el
puesto de director de Desarrollo de Tecnología que
englobaba Empacotecnia, Refrigeración y Transporte,
y que correspondía dármelo a mí. Pero en lo concreto
se me comunicó por intermedio de Oscar Fajardo que
el cargo que se me daría sería el de gerente de
Empacotecnia. Le respondí que había un error, porque
ese era el puesto con el que se me había contratado
cuando entré a la empresa hacía seis años y siete
meses. Me replicó no me molestara en reclamar,
porque tenía órdenes de impedir que progresara en la
compañía porque yo era gay.
-¿Qué hiciste entonces?
-Pensé que esa era la manera de Fajardo de sacarse el
problema de encima, y vine a México donde me
entrevisté con quien ocupaba entonces la gerencia de
Desarrollo Organizacional y le expuse la situación:
quieren que sustituya a la persona a la cual le dejé
el puesto hace más de cuatro años, y quieren
rebajarme el sueldo. Ella me relató que había
discutido mi caso con el director de Recursos
Humanos, Eulalio Cerda, en el transcurso de una
reunión a la que asistieron otras cuatro personas.
Dijo que ella defendió mi candidatura hasta que
Cerda golpeó la mesa diciendo: “Mientras yo sea
director de Recursos Humanos, Coca Cola FEMSA
no tendrá ningún puto como director”. A partir de
ese momento ella percibió que si continuaba
insistiendo comprometía su propia posición en la
empresa.
En ese instante entendí la razón por la cual no había sido
director de Abastecimientos en México y tampoco en
la División Latincentro, y por qué se me negaba el
puesto que Carlos Salazar había sugerido para mí. Se
trataba de un comportamiento homofóbico del señor
Eulalio Cerda. Era agosto de 2004. Tuve que seguir
negociando mi regreso a México, y finalmente acepté
ese puesto en Empacotecnia y parte del recorte de
salario, con la idea de que es más fácil “buscar
trabajo con trabajo”. Sin embargo, el hostigamiento
fue in crescendo, continuaron cortándome las
prestaciones a las que tenía derecho y llegaron a
cuestionar todas mis decisiones. Es obvio que a
pesar de no tener el cargo de director, sí había
hecho trabajo de directivo, como firmar contratos
por decenas de millones de dólares a nombre de la
empresa. No era lógico que me aplicaran una
supervisión tan estrecha. El 12 de octubre,
finalmente, Alejandro Duncan, director de
Tecnología, y Carlos Parodi, director de Proyectos,
me citaron a una junta en la cual me advirtieron que
si no renunciaba a todos los reclamos que mantenía
con la empresa desde mi cambio de Costa Rica a
México –en realidad, minucias-, no tenía cabida en
la empresa. La conversación llegó a que se
cuestionara mi capacidad profesional, pero sin
ningún argumento lógico o sustentado en hechos. Lo
que querían era que renunciara, pero no lo hice y
ellos se vieron obligados a despedirme.
Después de perder algo de dinero con el primer abogado que
tuve y que no hizo nada, finalmente conseguí otro
que me dio mucha confianza. En mayo de 2005 presenté
una denuncia formal por discriminación por
preferencia sexual ante el Consejo Nacional para
Prevenir la Discriminación (CONAPRED). Este órgano
fue creado por una ley específica, cuyo ámbito de
acción no se refiere al Penal ni al Civil, sino más
bien al ético. Coca Cola FEMSA pretendió
evadir su responsabilidad diciendo que yo no fui su
empleado, pero es obvio que sí lo fui de varias de
sus subsidiarias aunque mi nómina no haya provenido
nunca directamente de Coca Cola FEMSA. Pero
estas son meras argucias, ya que todas mis tarjetas
de presentación y las cartas que firmaba decían
Coca Cola FEMSA, así como mi credencial de la
empresa.
La CROC
expresó su apoyo
José del Valle,
secretario general de la Federación
Nacional Refresquera y secretario de
Relaciones Internacionales de la
Confederación Revolucionaria de Obreros
y Campesinos (CROC) remitió
una nota recientemente al ingeniero José
Antonio Fernández Carvajal, director
general de FEMSA en la cual expresa su
"enérgica condena a la actuación del
licenciado Eulalio Cerda Delgadillo,
director corporativo de Recursos
Humanos, por la actitud homofóbica en
contra del señor Roberto Mendoza.
Aunque dicha persona -continúa la nota-,
por ser un ex ejecutivo de FEMSA no sea
miembro de esta Federación, los actos
contrarios a los derechos humanos que
asumió el director de Recursos Humanos
sí afectan a los trabajadores, que a
través de sus sindicatos forman parte de
la misma y, por tanto, expresamos ante
usted nuestra protesta”.
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Ese mismo mes también presenté una demanda en la justicia
civil por daño moral por discriminación por
preferencia sexual. Mi fundamento es que se impidió
artificialmente el desarrollo de mi carrera cuando
estaba en los años más productivos de la vida.
-¿Qué edad tienes?
-Ahora tengo 39 años, pero cuando ocurrió esto acababa de
cumplir 38. O sea que desde mis 32 años tuve un
“techo invisible” que ignoraba y que me impidió
crecer profesionalmente provocándome un daño
entonces, ahora y a futuro. Yo me cambié de
Pepsico a Coca Cola FEMSA, y mi
intención, mi deseo, era hacer carrera en esta
última y jubilarme en ella, pero nunca pensé
quedarme estancado.
-¿Qué otra acción tomaste?
-En los primeros días de octubre de 2005, poco antes de que
prescribiera el hecho, presenté una denuncia penal
por violación del artículo 206 del Código Penal del
Distrito Federal que tipifica la discriminación por
preferencia sexual como un delito. En esta ocasión
la demanda está dirigida contra Eulalio Cerda,
Alejandro Duncan, Oscar Fajardo y Carlos Parodi.
-¿Cuál ha sido la reacción del entorno?
-Coca Cola FEMSA ha actuado con la política del
avestruz, fingiendo que aquí no pasó nada, y por
todos los medios posibles ha tratado de hostigar y
amedrentar a quienes me han ayudado, incluyendo al
CONAPRED, cuyos integrantes recibieron la amenaza de
que se estaban extralimitando de lo que la ley les
permite, ya que el CONAPRED organizó una conferencia
de prensa en la cual denunciamos mi caso
públicamente. Mi casero fue amenazado con ser
demandado por difamación si no me obligaba a retirar
un cartel que yo había colocado en una ventana de mi
apartamento diciendo: “Coca Cola discrimina”.
También han sido amedrentados algunos de los
testigos que tenía a mi favor en este caso.
Mis colegas en la empresa no hablan del tema. Algunos me
apoyan, pero los demás no me mencionan. He recibido
muchas llamadas de apoyo y otra gente me ha dado la
espalda.
-¿Cuáles serán las instancias inmediatas?
-En lo civil el juicio se debería abrir a pruebas en una
semana, pero seguramente llevará tiempo.
-¿Cómo te sientes a nivel personal después de esta vivencia?
-En los últimos dos meses, luego de los inconvenientes con
los testigos y de que Coca Cola amenazara
demandarme por difamación, he pasado por una fuerte
depresión que terminó siendo clínica, y
afortunadamente hay medicamentos que balancean estas
situaciones porque de lo contrario estaría encerrado
en mi casa sin poder salir. Siento una tremenda
frustración y una gran impotencia por recibir un
tratamiento que no tiene ninguna justificación, ya
que la preferencia sexual no tiene vinculación con
las capacidades profesionales de las personas.
-¿Conseguiste otro empleo?
-En el sector de la bebida nadie contrata a quien haya estado
antes en FEMSA, así que hace dos meses
comencé a trabajar nuevamente aceptando empezar en
una industria para mí nueva, con una pérdida
importante de ingresos, o sea retroceder diez años
con el afán de trabajar. Parecería que retroceder es
la única manera de salir adelante, lo que de cierta
forma implica que, en la vida concreta, Coca Cola
va ganando la partida.
-¿Esto ha afectado tu pareja?
-Por supuesto. El me ha dicho desde un principio que me apoya
en todo y está de acuerdo con las denuncias y las
demandas, pero nuestro estilo de vida ha cambiado
mucho. Hemos tenido momentos muy difíciles, de mucha
angustia. En la actualidad mi economía es muy débil
y debo pensar cada movimiento que hago. Es muy
desgastante.
-¿Por qué decidiste hacer público tu caso?
-Ya era tiempo de que alguien lo hiciera en el ámbito
gerencial y empresarial mexicano, sin ínfulas de
salvador ni redentor. Tal vez si alguien lo hubiese
hecho antes yo no habría sido discriminado. Otros se
verán beneficiados por esta acción, y probablemente
nunca sepan quién fue Roberto Mendoza, pero gracias
a este antecedente no padecerán lo mismo que yo. La
homosexualidad se vive en México de manera cada vez
más abierta, pero no así en el ámbito empresarial
donde los homosexuales se ocultan, no asumen su
preferencia para no ser discriminados, hasta que
salen del trabajo y acuden a centros de reunión gay.
Personalmente no quiero demostrar nada, sino
simplemente ser como soy, sin esconderme, y si
quiero poner en mi escritorio una foto de mi pareja
poder hacerlo sin temor.
Entrevista de Carlos Amorín
©
Rel-UITA
11
de enero de 2006
Por contacto con
Roberto Mendoza:
ccdiscrimina@aol.com