-STECSA tiene una larga trayectoria de lucha. ¿Puedes
relatarla sintéticamente?
-Nuestro Sindicato de Trabajadores de la Embotelladora
Central Sociedad Anónima (STECSA) ha sufrido numerosas
embestidas provenientes de las distintas patronales que
se han hecho cargo de la Coca Cola en los últimos
30 años, particularmente en la época del estadounidense
John Trotter,
tiempos de represión y terror. Es por eso que nuestro
sindicato tiene nueve mártires, entre ellos siete
asesinados y dos desaparecidos en un secuestro masivo
perpetrado en 1980 en la sede de la Central Nacional de
Trabajadores (CNT) donde se hallaban en ese momento
nuestros compañeros.
Luego hubo un cambio en la administración de la empresa, de
la que se hicieron cargo
Roberto Méndez,
mexicano, y
Anthony Zash, puertorriqueño. En esa
época se dio una situación parecida a la que estamos
viviendo ahora: no hubo interés en defender la franja de
mercado, hubo escasez de productos, tampoco apoyo en
publicidad ni en mantenimiento de maquinaria y de
camiones de distribución, lo que provocó que los
consumidores quedaran un poco desamparados. Se intentó
justificar un cierre ilegal de la planta en los
resultados de esa política fraudulenta, voluntariamente
negativa, y Méndez y Zash se retiraron de las
instalaciones de la empresa.
Ahí se produjo la necesidad de ocupar la fábrica mientras
buscábamos una solución. Después de más de un año de
ocupación y tratativas durante la cual fuimos amenazados
y víctimas de actos de terrorismo, gracias a la
solidaridad internacional que se expresó en un boicot
mundial a la
Coca Cola organizado por la
UITA, y
también a la tenacidad de nuestra gente, finalmente se
logró la reapertura.
La franquicia de Coca
Cola fue otorgada a un grupo local con
capital autóctono encabezado por
Carlos Porras.
Con esta gente trabajamos durante 13 años sin mayores
problemas. Ellos vendieron la representación al grupo
PANAMCO,
cuya primera acción fue plantearnos que debíamos
renunciar a ocho artículos que integraban el Pacto
Colectivo de Trabajo, lo que significaba renunciar a
nuestras conquistas y logros alcanzados durante los años
de dura existencia y lucha como organización. Esto
provocó una fuerte resistencia por parte de los
trabajadores lo que permitió mantener intacto nuestro
Pacto.
Posteriormente,
PANAMCO fue absorbida por
FEMSA,
de capitales mexicanos, y con ella la planta de
Embotelladora Central SA. Con esta nueva patronal casi
enseguida llegamos a una situación de huelga inminente,
lo que fue evitado cuando ellos comprobaron que la
cantidad de afiliados que tiene nuestro sindicato no se
debe a presiones sino a tradiciones y voluntad de lucha.
El Comité Ejecutivo y el Consejo Consultivo del
sindicato siempre han estado con la mejor disposición de
negociar, pero con una perspectiva de encontrar lo justo
para las partes y no ganadores y perdedores.
-¿Cuál es la situación actual?
-Después que hemos logrado solucionar por el diálogo lo
esencial de nuestras negociaciones colectivas, ahora
estamos pasando por un problema que calificamos como
bastante grave. Nosotros hemos denunciado ante
Coca Cola Company,
la casa matriz en Estados Unidos, la invasión del
territorio de la Embotelladora Central por parte de
otras dos franquicias que tienen presencia en Guatemala,
acompañada de una guerra de precios. La administración
de la empresa, después de tantos años y a pesar de estar
integrada por personas completamente diferentes,
nuevamente incurre en el abandono del mercado retirando
los equipos de frío con que contaban los clientes. Estas
refrigeradoras son repintadas y se ponen al servicio de
la cerveza
Tecate, que no es distribuida por
Embotelladora Central.
-¿Cuál piensas que es la intención de la empresa?
-Creemos que existe la intención de preparar las condiciones
para decir, en un día no muy lejano, que esta empresa no
es rentable y tal vez propongan una reducción de
personal o que en virtud de estar sus cuentas en rojo,
no podemos negociar el nuevo Pacto de Trabajo que
debería comenzar en septiembre. Esto podría afectar a
más de 8 mil personas que dependen de esta planta, si
contamos a las familias de los 1.350 empleados, de los
cuales 1.142 están afiliados al sindicato.
-¿Quieren quebrar al sindicato?
-Esta patronal conoce nuestra historia, y quizás viene
dispuesta a enfrentarnos para demostrar que es capaz de
destruir cualquier sindicato, tal vez quiere usarnos
como escarmiento ante los demás sindicatos. Esto es lo
que surge de las actitudes que han tenido, ya que no
exhiben una intención de armonizar, de echarle para
adelante, sino todo lo contrario.
-¿Qué actitud tomarán ustedes?
-La primera acción que tomamos, entonces, es poner en
conocimiento de la situación a todas las organizaciones
sindicales, estudiantiles y populares hermanas, y
pedirles que denuncien estos hechos ante la
Coca Cola Company
y la directiva de
FEMSA para que reflexionen acerca de qué tanto nos
conviene a las partes entrar en un conflicto como éste,
porque nosotros como trabajadores y sindicato estamos
dispuestos a defender con todos nuestros medios los
puestos de trabajo y la vigencia de nuestra organización
que tanta sangre y lucha ha costado. También queremos
que por intermedio de la
UITA,
las organizaciones amigas en el mundo sepan de esta
situación y estén preparadas para apoyarnos, no sólo
enviando notas sino también de cualquier otra forma que
la lucha requiera.
Carlos Amorín
©
Rel-UITA
27
de junio de 2006 |
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