Esa actitud se originó el jueves pasado, cuando crecieron los rumores sobre una eventual oferta hostil de Pepsico sobre Danone, empresa estrella de alimentos francesa.

Pese a que aún no ha habido ningún contacto oficial entre las dos sociedades, como explicó en varias ocasiones el presidente de Danone, Franck Riboud, la cotización de la acción en la Bolsa de París se disparó revalorizando la empresa por unos 4.500 millones de dólares en los últimos días.

La noticia del coqueteo entre Pepsico y Danone proviene del diario británico 'Financial Times', que reveló el miércoles que los estadounidenses habían instruido a los bancos Morgan Stanley y UBS para estudiar una eventual compra a través de la Bolsa de la empresa francesa

Ola de rechazos

El Primer Mandatario francés declaró que estaba "particularmente movilizado y vigilante respecto al tema", mientras que el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, afirmó que "los poderes públicos deben hacer lo posible para bloquear la compra de Danone".

Pero esta actitud del gobierno es cuestionada por la prensa de izquierda. El diario 'Libération' lo tacha de hipócrita por ser proteccionista ante la venta de sus empresas y ultraliberal cuando las mismas compran a sus competidores extranjeros.

Hace solo un par de semanas, la francesa Ricard (bebidas alcohólicas) compró a la inglesa Allied Domecq y la clase política aplaudió y se mantuvo al margen del negocio.

Con Danone, por el contrario, los ministros se sienten corredores de Bolsa. Pero en realidad son pocas las opciones que tienen para impedir la operación. Para obtener el control, Pepsico necesita 66 por ciento del capital de Danone, mientras que el gobierno podría conseguir apoyo de los bancos nacionales para adquirir un 35 por ciento.

Otra solución sería buscar un comprador ‘aceptable’. Las miradas están puestas en el gigante suizo Nestlé, que le ayudaría a los franceses a suavizar el mal trago y evitar que Danone caiga en manos del Tío Sam.

María Camila Morales

EL TIEMPO

25 de julio de 2005