Los
transgénicos llegan importados
Tres nuevas variedades de maíz y un nuevo tipo de azúcar de remolacha han
llegado al mercado. Son más fuertes y resistentes que sus congéneres pero tienen
un perfil público muy bajo.
Son organismos modificados genéticamente, llamados alimentos
transgénicos y pertenecen a las empresas
Monsanto,
Dupont
y Dow Chemical.
Ninguno de ellos será cultivado en Europa pero serán importados para su
uso en alimentos de humanos y animales.
La UE ha aprobado su comercialización e importación para su
uso en procesado, piensos y alimentación, ampliando el mercado de las cosechas
biotecnológicas frente a la oposición de muchos países miembros. "Las
autorizaciones son válidas durante los próximos 10 años y los productos que se
fabriquen utilizando como materia prima estos organismos estarán sujetos a las
estrictas reglas de etiquetado y rastreo de la UE", explicó la CE
en su escrito de aprobación.
La filial de
Dupont,
Pioneer Hi-Bred, y la división de
Dow AgroSciences,
Mycogen
han desarrollado conjuntamente dos de las especies de maíz aprobadas,
resistentes a la oruga del taladro y a ciertos pesticidas, como el glifosato,
más respetuoso con el medio ambiente. El tercer maíz, desarrollado por
Monsanto,
resiste a ciertos insectos y al glifosato. La remolacha azucarera de esta misma
empresa es resistente a los herbicidas.
Los portavoces de
Monsanto
y Dupont
destacaron su satisfacción por estas aprobaciones, cuyo proceso de autorización
está en marcha desde 2004. "Nos beneficiamos de una tecnología, que ya se ha
probado como segura en otros países, con mucho retraso", afirma Carlos
Vicente, director de biotecnología de
Monsanto
España. En este sentido, el secretario general de la Federación de
Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), Jorge Jordana, aseguró la
semana pasada que, dada el alza de los precios de las materias primas, "es un
lujo decir no a los transgénicos en alimentación, cuando en farmacia son un 90%"
Sólo una variedad
para cultivar
La Comisión Europea intenta acelerar el número de aprobaciones de
productos biotecnológicas, que está valorado en 4.144 millones, frente a la
oposición de países como Italia o Polonia. Estas últimas
aprobaciones no implican la posibilidad de cultivar en Europa estas
variedades sino sólo importarlas.
De hecho, sólo se puede cultivar una especie modificada en toda la
Unión Europea, el maíz BT. A la cabeza en dedicación de tierras a esta
variedad, se encuentra España, que concentra el 68% de los cultivos
transgénicos de la UE, según los datos de EuropaBio, la asociación
europea de empresas de biotecnología. Aunque el maíz Bt sólo supone un 1% de
todo el maíz cultivado en la UE, en España asciende al 20%.
"En unos cinco años, EE UU tendrá disponibles cultivos
tolerantes a la sequía. En un país con tanta escasez de agua como España,
los agricultores tienen que poder disfrutar de los beneficios de estas especies
al mismo tiempo que el resto de los países", valora Vicente.
Un proceso largo y
con escollos políticos
La Comisión Europea ha tenido que tomar la iniciativa en estas
aprobaciones porque los Estados miembros no han sido capaces de ponerse de
acuerdo para llegar a una decisión consensuada, ni a favor ni en contra. Y esta
parece ser política general entre los países que tampoco lograron la mayoría
necesaria para aprobar una demanda de la CE contra Austria, cuyo
gobierno ha decidido prohibir el cultivo y la importación del maíz Bt pese a que
está autorizado desde 1998.
Por su parte, el presidente francés Nicolás Sarkozy anunció
la suspensión del cultivo comercial de plantas biotecnológicas en Francia,
pese a que sus agricultores hayan incrementado el terreno dedicado a estos
cultivos en un 323%. Esta suspensión estará en vigor hasta la creación de un
órgano dedicado a evaluar la seguridad de las cosechas.
La situación en Europa es muy compleja porque la comunidad
científica está mayoritariamente a favor frente a un 80% de la opinión pública
en contra, según datos comunitarios.
Noemi Navas
Comfia
7 de noviembre
de 2007
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