Sirel conversó con Carlos Ernesto Lucas Cedeño, integrante del Comité de Empresa de Trabajadores de Nestlé Ecuador sobre las condiciones de trabajo en la transnacional, la nueva situación para los trabajadores de ese país y el flamante sindicato de Nestlé en la Fábrica Surindu.

-¿Cómo es la representación sindical en tu país?

-Según el Código de Trabajo de Ecuador, la máxima representación de los trabajadores es el Comité de Empresa, el cual requiere contar con la aprobación de la mitad más uno de los trabajadores y trabajadoras.

-Se ha creado un nuevo sindicato de Nestlé Ecuador…

-En Ecuador hay tres plantas de Nestlé: Fábrica Sur, Fábrica de Cayambe y Fábrica Surindu. Por supuesto que la labor no es sencilla, y no es fácil contar desde el primer momento con la mitad más uno de los trabajadores para formar un Comité de Empresa. El sindicato, según la ley ecuatoriana, se inicia con 35 trabajadores. Ahí comienza el trabajo sindical para luego formar un Comité de Empresa. Sin embargo, en el caso de Fábrica Surindu, que tiene 320 trabajadores, a los cuatro días ya se habían afiliado 180 personas y se logró iniciar el proceso de aprobación del Comité de Empresa. Ayer hablé con los compañeros del lugar y este proceso ya está en marcha.

-¿Cómo se explica esta rápida reacción de los trabajadores y la afiliación de 180 personas?

-Sin menospreciar el arduo trabajo sindical, también hay un factor que es la gran explotación y el maltrato a los compañeros y compañeras. Por ejemplo: alguien tiene malos turnos de trabajo y necesita hacer un cambio, si el jefe está de buen humor le cambia el turno, de lo contrario, el compañero tiene que tomarse el día a su costo, sin cobrar su salario. Es una especie de esclavitud, una explotación desmedida.

-¿Hay mucha diferencia entre las plantas locales de Nestlé?

-Hay diferencia en lo que se fabrica y en las condiciones de trabajo.  En nuestra planta son productos primarios, manteca y semielaborados, licor de cacao y cacao en polvo para exportación. Surindu es fábrica de galletas. La de Cayambe, que tuvo organización sindical y se disolvió, se dedica a productos lácteos. Esta es la planta que se fusionó con Fonterra. 

-Y es la de la triste historia donde despidieron a todos los trabajadores y los volvieron a contratar…

-Sí, hace seis o siete años, luego de la fusión entre Nestlé y Fonterra, el sindicato se disolvió porque la empresa despidió a todos y luego los volvió a contratar, pero sin derechos ni sindicato. 

-¿Cuáles son los desafíos más importantes?

-Hubo compañeros despedidos, ahora que se resolvió esa situación comenzaremos las negociaciones. Ya presentamos el vigésimo primer contrato colectivo, que se empezará a negociar a comienzos o mediados de octubre. Es difícil en nuestro país, las empresas se valen de todas las ventajas para otorgar sólo el mínimo. Pero en este momento tenemos un gobierno que está cuidando a todos los trabajadores y ésa es una ventaja. La tercerización, que a nivel mundial es un problema, en nuestro país ya no existe, se eliminó por ley, y es algo muy positivo para los trabajadores. Ya no se pueden contratar eventuales más allá de seis meses.

-¿Entonces en Nestlé Ecuador la solución a las tercerizaciones vino por el cambio político?

-Claro. Y con la nueva Asamblea Constituyente y la nueva Constitución pensamos que después de 179 años se darán cambios fundamentales para la clase trabajadora. En este momento los trabajadores son afiliados individualmente, pero el proyecto contiene cambios en previsión social y otros beneficios; contempla que los compañeros que trabajen por seis meses o un año puedan hacer una aportación, y se va aplicar también un seguro de desempleo.

-Tu mensaje final…

-Que necesitamos un cambio político, pero también que la familia de trabajadores y trabajadoras de Nestlé en América Latina esté unida. Hay que mantenerse unidos y para eso tenemos la Federación Latinoamericana de Trabajadores de Nestlé de la UITA.