El pasado jueves 7 se
realizó en Managua una
marcha organizada por
plantadores de café en
protesta por la introducción
al país de la variedad
“robusta”, promovida por la
transnacional Nestlé. Para
conocer más detalles Sirel
dialogó con Marcial Cabrera,
presidente de la Federación
Unitaria de Trabajadores
Alimentación, Agroindustria,
Turismo, Servicio/Comercio y
Conexos de Nicaragua
(FUTATSCON).
-¿Cómo se desarrolló la
marcha?
-Fue bastante multitudinaria ya que movilizó a más de 5 mil
personas de las cuales unas
2 mil fueron trabajadores
asalariados rurales que, en
esta ocasión, se unieron a
sus empleadores para apoyar
la protesta ya que ven
peligrar sus empleos y sus
ingresos por esta amenaza.
En la marcha había
productores grandes,
medianos y pequeños, en una
actitud que pocos habrían
imaginado que pudiera
ocurrir algún día.
-¿Cuáles son las principales
críticas que se le hace al
cultivo de esta variedad?
-Lo primero es que se trata de un café de mala calidad, que
nunca se cultivó aquí por su
baja cotización
internacional y porque se
trata de una planta que sólo
crece a “cielo abierto”.
-¿Qué significa eso?
-Que las variedades comunes en Nicaragua se cultivan
en serranías, bajo cubierta
de árboles -en la selva-, en
régimen de semi sombra, o
sea que se respeta el monte
natural, mientras que el
robusta necesita sol pleno
y, por lo tanto, promueve la
deforestación de grandes
áreas.
Con respecto al precio, el arábigo tradicional en el país se
cotiza a 170 dólares el
quintal (ndr: 44,5
kilos), mientras que el
robusta apenas llega a 50
dólares. Ese café lo traían
ellos desde Brasil,
pero ahora Nestlé lo
quiere producir aquí, porque
fabrica un café instantáneo
de muy mala calidad, pero
que tiene mucho consumo
interno y también se exporta
a toda América Central.
Las variedades
comunes en
Nicaragua se
cultivan en
serranías, bajo
cubierta de
árboles -en la
selva-, en
régimen de semi
sombra, o sea
que se respeta
el monte
natural,
mientras que el
robusta necesita
sol pleno y, por
lo tanto,
promueve la
deforestación de
grandes áreas. |
Otro de los inconvenientes es que nadie garantiza que las
variedades no se crucen, y
según los cafetaleros, ya
hubo incidentes de ese tipo
en Colombia y
Costa Rica, con
la consiguiente pérdida de
diversidad dado que las
variedades autóctonas, o
aclimatadas, se ven
afectadas por la disminución
de calidad y productividad.
Por eso en ambos países se
prohibió el cultivo de café
robusta, ya que su
diseminación y cruzamiento
les provocó serios problemas
comerciales. Fue una debacle
económica para los
productores.
-Y seguramente también lo
sería para Nicaragua…
-El café es una actividad que ocupa el tercer lugar en la
generación de divisas del
país después del turismo y
la carne, y es el segundo
producto más exportado.
-¿Y qué pasa con los
trabajadores?
-Ese es un punto de vista que pasa desapercibido, pero
también se verían muy
afectados y por eso
participaron en la
movilización.
La Normativa del Café es un acuerdo tripartito que hacen los plantadores,
los trabajadores del café y
el Ministerio de Trabajo,
por la cual cada año se
establece cuál será el
salario para estos
trabajadores. Esa
negociación está empezando
ahora porque la zafra inicia
en diciembre y dura cuatro o
cinco meses. Los
trabajadores son remunerados
a destajo y el año pasado,
en promedio, ganaron unos 6
dólares por día que
totalizan unos 150 dólares
mensuales.
Además, por el mismo acuerdo los trabajadores reciben la
comida diaria. Si bien se
trata de salarios totalmente
insuficientes, que
representan apenas el 30 por
ciento de la Canasta Básica,
se sabe que aquellos
asalariados que están
trabajando en los cultivos
llamados “experimentales” de
robusta, están ganando
bastante menos que eso y
tienen peores condiciones de
trabajo.
-¿Cuánta gente participa en
esta actividad productiva?
-Son 36 mil familias involucradas en este cultivo entre
productores y asalariados.
Lo que da una idea del
enorme impacto que tendría
la liberación del café
robusta.
-¿Qué disposición política
hay hacia estas
reivindicaciones?
-Los productores están presentando un proyecto de ley ante el
Congreso para que se prohíba
en Nicaragua el
cultivo de café robusta,
esgrimiendo todos estos
argumentos que van desde lo
ambiental, lo comercial, lo
agrícola hasta lo social. Es
por eso que al cabo de la
marcha, una delegación de
productores se entrevistó
con varios legisladores.
Pienso que cualquier diputado del partido y la tendencia que
sea, estará de acuerdo con
aprobar una ley así, que
viene a llenar algunos
vacíos que tiene la Ley del
Café que es bastante antigua
en Nicaragua. Se
trata de un tema de interés
nacional que cala muy hondo
en la sociedad y la
economía. Los productores
están convencidos de que el
Congreso aprobará su
propuesta.
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