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República Dominicana

 Con Nereyda de la Cruz Lantigua

Nestlé es desagradecida

con el país y sus trabajadores

 

El cierre de la planta de helados de Nestlé en Santo Domingo tuvo consecuencias obvias, como la desazón y la inseguridad económica para más de 200 trabajadores y trabajadoras. Pero además causó angustia, depresión y tormento psicológico en los nuevos desocupados. Nereyda llevaba 17 años en la empresa, y hoy no puede dormir ni comer. Este es el testimonio que compartió con Sirel.

 

-¿Cómo vivió el cierre de la planta?

-Es algo totalmente desastroso. Una fábrica con más de 200 trabajadores y trabajadoras que cierra de un día para el otro, y en un país que atraviesa una situación muy difícil… Ninguno de nosotros se ha podido volver a colocar en el mercado laboral.

 

-¿Cómo se expresan esas dificultades del país?

-Es que económicamente el país anda mal, la inflación está muy alta en una crisis galopante. El poco dinerito que la gente encuentra no le da para comer. Estoy segura de que muchos de mis compañeros y compañeras ya están pasando hambre, porque con lo caro que están todas las cosas… El gobierno dice que el país está estable, pero no es así, eso no se refleja en el supermercado; un paquete de carne de baja calidad cuesta 150 pesos (4,3 dólares aproximadamente).

 

-¿Los alimentos están muy caros?

-Todos, por las nubes, y también las medicinas. Aquí enfermarse es un lujo porque lamentablemente no hay manera de cubrir los gastos básicos. Yo misma todavía no me repongo, casi no duermo, he adelgazado diez libras… No me gusta contar esto… Se hace bien difícil, para todos… -dice Nereyda, ahogada por un nudo en su garganta que le quiebra la voz.

 

…es que a uno no le gusta estar ventilado cosas, son muchos años dentro de la planta y uno ya sentía a esa empresa como parte de la familia. Ya veníamos viviendo un tiempo de amargura con la nueva gerente de Recursos Humanos, Ana Isabel, que nos fue quitando los beneficios, pero encima esto… No era el momento de tirar tanto trabajador a la calle. De algún modo, esta empresa debió mostrar un poco más de agradecimiento al país, que le hizo posible ganar tanto dinero, Y también a sus trabajadores, que con tanto esfuerzo cada día realizaron su tarea con el máximo empeño.

Fui al médico a tratar estos problemas emocionales que sufro, porque no logro tener sosiego, y allí me dijeron que no podían atenderme porque Nestlé dejó de pagar el seguro

 

-¿Qué edad tiene usted?

-Tengo 41 años, pero tengo compañeros de 53 y más años que difícilmente encontrarán insertarse en el mercado laboral. Nestlé debió tener consideración con ellos. En los diarios declararon que habían reubicado al 76 por ciento de los empleados, pero es una gran mentira porque le buscaron puestos al personal administrativo y gerencial, pero no a los obreros. Ninguno de los obreros sindicalizados fue reubicado, y eso es porque nos discriminan, porque no quieren sindicatos. También dijeron que nos estaban dando seis meses de salario como compensación, pero sólo nos pagaron tres. Cuando hablaron con nosotros prometieron que dejarían el seguro médico por seis meses, pero es otra mentira. Lo sé porque hace dos semanas tuve que ir al médico a tratar estos problemas emocionales que sufro, porque no logro tener sosiego, y allí me dijeron que no podían atenderme porque Nestlé dejó de pagar el seguro. Es algo terrible.

 

-¿Cuánto tiempo trabajó en Nestlé Helados?

-Estoy en esa empresa desde cuando era Helados Polo, hace 17 años. Hace seis años y medio vendieron a Nestlé y yo seguí con ellos. Mi cargo era “control de línea”.

 

-¿Cómo eran los salarios y las condiciones de trabajo?

-Los sueldos eran más o menos, porque para el esfuerzo que uno hacía tampoco era lo adecuado. Yo ganaba 13.600 pesos (390 dólares aproximadamente) ahorita, después del último aumento.

 

-¿Usted estaba dentro del sindicato?

-Era la secretaria de Actas del sindicato. Apenas me afilié empecé a recibir mucha presión, especialmente de parte del gerente Walter Brauque que, cuando hacíamos un reclamo por algún beneficio que se la había negado a algún compañero o compañera, él al otro día no nos hablaba o nos maltrataba. Eso no es ser un buen gerente, porque no hay derecho a maltratar a los empleados bajo ninguna circunstancia. Este gerente llegó junto con Ana Isabel de Recursos Humanos, y a partir de entonces comenzaron a disminuir los beneficios. A varios despedidos se les negaron las compensaciones y tuvimos que recurrir reiteradamente a la Secretaría de Trabajo.

Hasta los juguetes que se les entregaba a los niños en el Día de Reyes según el acuerdo del Convenio Colectivo,  bajaron tanto de calidad que ya era una vergüenza

 

Las vacantes comenzaron a ser manejadas según los intereses de estas personas, por lo que casi no hubo promociones entre el personal antiguo de la planta. Ellos traían a sus parientes, mucho menos calificados que nosotros. Desde que llegaron ellos todo empezó a marchar mal; hasta los juguetes que se les entregaba a los niños en el Día de Reyes según el acuerdo del Convenio Colectivo,  bajaron tanto de calidad que ya era una vergüenza. Toda la actitud de esta señora Isabel fue desastrosa. Incluso, un poco antes del cierre tuvimos el caso de que ella le negó el aumento que le correspondía en julio al compañero Eudalí Jiménez, porque dijo que ganaba demasiado. Y este año no se habían cumplido casi ninguno de los beneficios del Convenio Colectivo, ni siquiera para los escolares.

 

-¿Había persecución sindical?

-Muchísima. A una gran cantidad de compañeros y compañeras les ofrecían préstamos y promociones si salían del sindicato, y a los que no estaban los amenazaban con el despido si se afiliaban. Tuvimos incluso el caso de una compañera que renunció a nuestro sindicato, pero la carta de renuncia estaba hecha en una hoja membretada de la empresa. Es indescriptible la amargura que hemos pasado allí. Nosotros luchábamos, pero era como pelear con un monstruo enorme y siempre tuvieron más fuerza que nosotros, por eso no logramos erradicar esas prácticas.

 

-¿Cómo se siente usted ahora?

-No puedo describirlo. Esto habría que vivirlo para saber lo que es. Todos mis compañeros se sienten muy mal. No sólo porque cerraron la empresa, sino también por el maltrato que nos dieron el día del cierre. No nos  dejaron entrar, había seguridad por donde quisiera, ni siquiera nos dejaron pasar a los baños. No tuvieron la delicadeza de poner una persona capacitada para darnos la noticia, nada de eso. Simplemente alguien nos dijo: “A partir de hoy la empresa es difunta, ya no existe ni va a existir aquí o en ninguna parte”. Pero, ¿cómo se entiende que una empresa que va a cerrar haga que durante varios meses antes el personal trabaje diez y doce horas y acumule producción? Ellos siguen vendiendo la mercadería.

Esto habría que vivirlo para saber lo que es. Todos mis compañeros se sienten muy mal. No sólo porque cerraron la empresa, sino también por el maltrato que nos dieron el día del cierre

 

-¿Qué problemas de salud está teniendo usted?

-No logro dormir, no estoy comiendo prácticamente nada y además me siento muy deprimida; a cada momento lloro (nuevamente se le quiebra la voz)… Me siento terrible, porque no eran dos días los que yo tenía en ese puesto de trabajo. Por eso fui al médico, para que me dieran algunas pastillas, pero ya ve que apenas dos meses después del cierre la empresa no está pagando el seguro.

 

-¿Tiene hijos?

-No. Verá usted que, justamente, yo estuve embarazada hace algunos años, pero resbalé en el trabajo y lo perdí, y desde entonces nunca más quedé embarazada nuevamente.

 

-¿Y no hizo una denuncia por su caída en horario de trabajo?

-No, fíjese que quizás fruto de la ignorancia, y del miedo de uno a perder ese trabajo, no dije nada. Porque allá se trabaja con grasa que termina por toda la fábrica, y el piso está resbaloso.

 

-¿Está buscando empleo?

-Cada día, pero cuando voy a las entrevistas, aunque no me lo dicen, me doy cuenta de que piensan que soy demasiado mayor para las vacantes, porque en este país si tienes más de 35 años nadie te contrata. Se me hace muy difícil esta situación.

 

-¿Qué le diría usted a los trabajadores de Nestlé en el mundo?

-Que se mantengan con los ojos bien abiertos y unidos, que luchen y no confíen porque Nestlé pinta muchos pajaritos bonitos en el aire, que somos una gran familia, pero en la práctica demuestran lo contrario. Que es muy importante estar unidos, porque si aquí las tres plantas de Nestlé lo hubiésemos estado, quizás ellos no habrían hecho esto. Pero como nos vieron tan débiles, entonces se animaron. Le diría que luchen y sobre todo que no confíen en Nestlé porque ellos prometen, pero el trato con los trabajadores es pésimo.

En Montevideo Carlos Amorín

Rel-UITA

18 de agosto de 2008

 

 

 

 

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