“¡Nuestra vida te tiene a ti!”

 

Con ese eslogan, la poderosa transnacional suiza de alimentos pretende difundir una imagen humana y moderna relacionada a su práctica industrial. Confieso que como médico, siempre tuve una buena impresión de esta empresa, que la mayoría de la población identifica con alimentos saludables.

 

 

Sin embargo, desde hace algún tiempo observo el cuestionamiento de algunas ONGs, que colocan en discusión el beneficio real de la propaganda masiva que Nestlé realiza en los diversos medios de comunicación, influenciando el consumo de sus productos entre niños pequeños, en detrimento del incentivo del alimento materno natural, para citar un sólo ejemplo. Y en lo que me es personal, las condiciones de trabajo y sus consecuencias para algunos trabajadores y trabajadoras que padecen de Lesiones por Esfuerzo Repetitivos (LER), me obligan a cuestionar la conducta de Nestlé.

 

En abril del 2001, fui consultado por María Alice, trabajadora de la unidad de Nestlé situada en el interior de Brasil, quien manifestaba dolores en los hombros, puños y codos, los cuales venían empeorando progresivamente y estaban ocasionando una baja en la productividad de su trabajo. María Alice traía un examen de electroneuromiografia, cuyo resultado era claro: síndrome del túnel carpiano en los puños izquierdo y derecho. Además, otro examen de ultra-sonido, que mostraba tendinopatía de los extensores del puño.

 

Ella me comentó que había consultado con el médico de la empresa, y que hasta el momento no le había dado gran importancia a sus quejas, diciendo que esto era normal, recomendándole siempre que regresara a su puesto de trabajo. Después de consultar otros médicos, asistió a un encuentro promovido por su Sindicato con la participación de este técnico de la UITA, fue entonces que decidió solicitarnos una evaluación de su caso.

 

Luego de examinar su historia clínica y ocupacional –exámenes que ella misma me trajo– no tuve dudas: la hipótesis era Lesiones por Esfuerzo Repetitivos y procediendo de conformidad con la legislación, solicité su evaluación para el debido diagnóstico. Mi sorpresa, fue cuando algunos días después recibo una carta del médico de la empresa, firmada también por el responsable del sector de Recursos Humanos (lo que demuestra que hubo una discusión clínica del caso entre profesionales no médicos), discordando con mi diagnóstico y esgrimiendo un posible intento de la trabajadora de inducirme a cometer un mal diagnóstico. Según sus palabras: “...hubo inducción en el diagnóstico por parte del paciente”.

 

Confieso que quedé negativamente sorprendido con la actitud de estos dos profesionales al servicio de Nestlé. Consideré conveniente entregarle la carta a María Alice, para que ella supiera que pensaban los profesionales de la empresa sobre su caso. Al leer la carta también ella quedó sorprendida, y me dijo que cuando asistiera a una nueva consulta, me traería algunas novedades.

 

Diez días mas tarde, me informa del resultado de su consulta y trae consigo más documentos y otros casos de trabajadoras portadoras de LER en Nestlé. Dos trabajadoras de la transnacional suiza habían sido despedidas, aún padeciendo un cuadro compatible con las LER. Una de ellas, además, poseía un certificado de un médico perito de la Justicia de Trabajo, donde se establecía que padecía de LER debido a las condiciones de trabajo en Nestlé. Según el relato de María Alice, el descreimiento y la desconfianza de la empresa, es una situación humillante, que ha provocado mucha indignación entre las compañeras. ¿Qué será lo que el médico de esta unidad de Nestlé diría en estos casos?

 

 

 

Dr. Roberto Ruiz

© Rel-UITA

3 de diciembre de 2001

 

 

 

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